¡Hasta siempre, Tito!

Felix Peyre
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“Mirá, ahora es la nueva camada la que tiene que seguir por el camino abierto”, nos decía Tito en vísperas del cincuentenario de Maderera La de Gajos, cumplido el pasado 12 de octubre.

Observaba el movimiento en silencio. “Ahí están, de ellos depende el futuro. Son otros tiempos pero el desafío es el mismo”, reflexionaba y como buen cultor filosófico, añadía: “porque el hombre es producto de las circunstancias que le toca vivir...”.

Comenzó el 2015 y el deterioro de su salud se hizo sentir. El organismo pasó las facturas todas juntas. Él lo sabía, quizás le restaba importancia. Y se produjo el retorno a la casa del Padre. Congoja generalizada en los Arive, los amigos y la comunidad.

No era para menos. El “azul y basta” de ese domingo no fue festivo. Dios quiso que partiera en domingo, sinónimo de encuentro, familia, descanso, reflexión. Pero al mismo tiempo día con sabor a fútbol, que amó tanto como a la familia y el trabajo.

Tito, el carpintero que hace 50 años junto a su hermano Tomás, realizaba trabajos domiciliarios, con una caja de herramientas y en bicicleta. Tito, el alumno salesiano que aprendió y practicó las lecciones de buen cristiano y mejor ciudadano. Tito, el número 4 de “Depo”, el que jugaba y enseñaba, pensante, prolijo. Tito, el que “hizo el bien”, como lo remarcó en la despedida Carlitos, hermano sacerdote.

Un “gajo” se ha desprendido del mundo terrenal, pero desde la dimensión celestial se multiplica y se expande con la certeza de tu nombre: Tito (“seguro, a salvo”) Heraclio (“gloria de los héroes”).

Duele la ausencia pero reconforta la vigencia de los valores que con perfil bajo y pura humildad inculcó a sus semejantes.


Descansá en paz.
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