Un laburante de sol a sombra

Felix Peyre
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Nació en Buenos Aires pero de chiquito se radicó con su familia en Pehuajó. Es diariero, reparte bidones de agua y fundó una escuela de atletismo. Martín Canelo relata sus extensas jornadas laborales, recuerda los obstáculos superados y comparte su alegría por los objetivos cumplidos: “Cuando más se te complica es cuando más tenés que laburar. Yo siempre fui por eso lado y a mí me va bárbaro. Hay que buscarle la vuelta”.

Se sube a la bici y sale. Martín arranca otra jornada. Una más. Son las cinco y media de la mañana y el canillita de Noticias está contento, pedalea y tararea una canción. Es el Negro Canelo, aquel muchacho que llegó de Buenos Aires y que desde hace tres décadas reparte diarios en Pehuajó.

Tenía siete años cuando pisó tierra pehuajense por primera vez. Es el segundo de once hermanos y a las treinta y siete primaveras, disfruta de su mujer y sus seis hijos; cuatro mujeres y dos varones. “Me siento pehuajense. Estoy muy agradecido a Pehuajó porque vine con una mano atrás y otra adelante y hoy veo todo lo que tengo, mi casa, mis dos empresas, así que más no puedo pedir”, dice Martín.

En sus inicios, y en los ratos libres, complementaba su trabajo de canillita con la venta de helados en la calle. Pero Martín nunca dejó la escuela. Culminó sus estudios primarios y secundarios, y hasta realizó la carrera terciaria de Administración de Empresas.

“Cuando vendía helados andábamos con el chifle por las calles. Después empecé a trabajar en una empresa de agua y ahora tenemos nuestra propia empresa, pero siempre con el diario, el diario es lo mío, lo que amo. En los treinta años jamás falté un día, es como que te lleva la responsabilidad de estar, porque fui joven he salido, he tomado algo pero jamás falté”.

Los diarios, la bici y una sonrisa. El Negro es feliz haciendo su trabajo. “Yo voy a repartir diario y voy cantando, y así me motivo, cantando y trabajando. Siempre hago el mismo recorrido con los diarios, por ahí a veces pasan cosas, se me pincha la bicicleta, se me sale la cadena pero siempre hago lo mismo”.

La cantidad de diarios entregados depende del día. Van desde ciento cuarenta hasta doscientos, pero hubo momentos en que repartió casi cuatrocientos. “Tengo clientes desde hace treinta años. Hay gente que cuando voy a la mañana, en el invierno, me prepara el mate, como masitas, por eso digo que voy a morir con el diario, es lo mío. A parte te sentís bien con el diario, a mí me encanta tratar con la gente. Uno llega para las fiestas, la gente te felicita, te regala cosas, la verdad estoy muy agradecido”.

Son las nueve de la mañana. Martín termina el reparto de casi doscientos diarios, desayuna y se prepara para salir otra vez. Pone en condiciones las camionetas y comienza el primer turno de reparto de bidones de agua envasada. Porque Canelo, el diariero, es también el chico del agua. Arrancó en el rubro como repartidor hasta que pudo formar su empresa. Como él dice, los pehuajenses lo acompañan: “vendo cualquier cosa, la gente me compra. Hago cualquier cosa, la gente te apoya”. El Negro es feliz, reconoce el cariño de la gente y “para agradecer a Pehuajó todo lo que me ha dado, creé una escuela de atletismo con que salimos a correr maratones por todos lados”.

Alejandra, su mujer, prepara el almuerzo. Pasadas las 13, Martín llega a su casa, comparte un momento en familia y de inmediato, sale para el otro trabajo: “hacemos un laburito de pintura, tengo unos chicos laburando con eso”. Cuando el reloj marca las cuatro de la tarde, el Negro se sube a la camioneta y empieza con el segundo turno de reparto de agua, que lo tendrá de casa en casa hasta las nueve de la noche.

En cada esquina alguien lo saluda. Les levanta la mano, les pega un grito y sigue. Se hizo de noche. La jornada laboral finalizó, pero su actividad continúa. Cuando todos retornan a sus hogares, él sale a correr. Por pasión, por vocación y para devolver a Pehuajó todo lo que le hadado: la escuelita de atletismo lo espera.

“Es todo medio precario todavía, pero bueno, tengo catorce chicos y gente grande y descubrí cuatro o cinco que andan muy bien en la punta y después los otros que hay que seguir trabajando. Con ellos entrenamos cinco días a la semana, tratamos de hacer sesenta y cinco kilómetros semanales como las carreras que estamos preparando. Preparamos carreras de cinco, ocho y diez kilómetros, son todos chicos de veinte y veintidós años”, comenta.

Pero no es todo es enseñanza. Canelo lejos de abandonar la actividad atlética continúa con sus incursiones en las competencias y asegura que cada vez está mejor: “yo sigo corriendo y ahora estoy en el nivel más fuerte que antes. Pero correr con estos chicos me ha servido, tengo a este chico de Gallardo que anda muy fuerte en la punta así que me lleva para adelante a mí también, yo tengo la experiencia y él tiene la velocidad, así que estamos ahí”.

Su día terminó y sus ganas acrecientan kilómetro a kilómetro. Es el Negro Canelo, el diariero, el aguatero, un laburante pehuajense.

ASISTENCIA PERFECTA
Treinta años de canillita, ninguna falta. Las inundaciones, los tornados, heladas, calores insoportables. Nada lo detiene. Canelo siempre está para cumplir con sus clientes. “Estar con lluvia, frío o calor para mí es normal. Por ahí se complica un poquito en el agua y salgo un poco más tarde, pero salir salgo. Nunca falte un día, y a todos le llama la atención: “¿nunca te enfermaste?”, me dicen. Y sí, he tenido un resfrío pero yo salgo reparto y después si no te sentís bien vas y te acostás pero no falto, por eso tengo la gente esa que tengo y que tengo todo gracias a la gente, yo no les fallé y la gente tampoco me ha fallado”.

“UNA BUENA MUJER”
Es Alejandra Locastro. Tiene 38 años y lo acompaña en todo. “Tengo mi casita, una empresa de agua, unos chicos corriendo, seis hijos estudiando, así que como que ya no podés pedir mucho más… Y además una buena mujer, porque la mujer que tengo me banca en todas, porque no estoy nunca y ella está con mis hijos, mis hijos me salen mejores compañeros, tengo las mejores notas, la verdad que tengo unos hijos espectaculares”.

CONSTANCIA Y RESPONSABILIDAD
Los dos valores que aconseja Martín. “A los chicos les diría que es difícil arrancar porque a veces tenemos ganas de ganar mucha plata y laburar poco, y yo cuando empecé en el diario arranqué caminando, después una bicicletita…. Hay que meterle muchas horas, ser responsable, siempre relacionarte con el deporte, a mí me sirvió mucho porque tienen otro concepto de vos, te ven como una persona de trabajo, de exigencias”.

El Negro no olvida sus inicios alternaba estudio con trabajo. “Yo era diariero pero estaba estudiando Administrador de Empresas en una carrera terciaria. Siempre hay que lucharla y te vas a encontrar con cosas. Por ahí uno a veces va a cortar pasto y se te rompe la máquina, perdiste, pero siempre tenés que ir para adelante, para adelante, porque no siempre es ganar y ganar, a veces se pierde mucho, yo siempre digo a los chicos que tienen que meterle horas, sacrificio”, afirma.

Y agrega: “hablo mucho a los chicos de la escuela y a mis hermanos pero es meterle para adelante, porque vos a veces laburás, laburás y laburás y siempre te mantenés solo es para comer y ahí donde más se te complica y donde más tenés que meterle porque muchas veces los chicos, o mucha gente, a donde le va mal ahí es donde afloja y es ahí donde no tenés que aflojar, tenés que meterle más para adelante”.

BUSCARLE LA VUELTA
“Yo hago esto y me va bárbaro, pero cuando más se te complica es cuando más tenés que laburar. Por ahí a veces nos confundimos y decimos “tenemos que cambiar, o no trabajar o buscar otra forma” y no, donde te tira más tenés que meterle. Cuando repartía a veces sacaba 10 pesos y no te alcanza ni para la cadena y tenés que meterle, meterle, y bueno, si no te alcanzan 8 horas, tenés que laburar 9, 10, 12, lo que sea. Yo siempre fui por ese lado y a mí me va bárbaro, por eso siempre trato de aconsejar que hay que buscarle la vuelta”.

PING PONG
¿Un deseo?: “Ver a mis hijos crecer”.
¿Un amigo?: “mis hijos e hermanos”.
¿Un amor?: “mi mujer”.
¿Un deporte?: “maratón y duatlón”.
¿Una alegría?: “ser papá de 6 hijos”.
¿Pehuajó?: “mi cuna que me vio crecer”.
¿Boca Juniors?: “pasión, locura y tristeza”.
¿Martín Canelo?: “un trabajador, un luchador para conseguir lo que se propone, una persona sencilla, humilde, con mucha personalidad”.
¿Algo más?: “¡Gracias Pehuajó, te dice Martín, el “NEGRO” Canelo!”
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