¡Ser bombero voluntario!

Felix Peyre
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Homenaje y adhesión a la celebración. Reflexión sobre su benemérito accionar apostando a sumar voluntades. El imperio del bien común, para cultivar la solidaridad y extender sus voluntarias manos a la comunidad en general.



Una vez más se celebra el día del bombero voluntario. Una vez más se renueva el homenaje y el reconocimiento a los servidores públicos que rinden tributo a quienes con vocación y desinterés, honran los valores humanos.

Al adherir a la conmemoración, surge de manera espontánea la necesidad de reflexionar sobre la trascendencia que reviste el oficio solidario del bombero voluntario, a la luz de recientes situaciones un tanto conflictivas o que evidencian presuntos desencuentros en la benemérita institución.

La sola mención de desencuentros o situaciones conflictivas, si bien es natural que existan distintos criterios, desentona con la esencia y características de la entidad y específicamente del bombero voluntario, más aún cuando alcanzan estado público. Como sucede en el seno de una familia, es necesario y prudente que cualquier desentendimiento se resuelva en casa o dentro de casa.

Por ello, en este día de homenaje y exaltación del rol comunitario que les asiste, bienvenido el propósito de reflexionar, anteponiendo el deseo de sumar, acercar. La unidad siempre es posible, aunque muchas veces implique desprendimientos personales, para priorizar el bien común, que no es otra cosa que extender la mano a nuestros semejantes.

Por ello, en este día, nuestra mirada apunta al entendimiento y la comprensión reciproca. Que el bien y el sentido común prevalezca en el único voluntariado de la comunidad, que sabe como nadie de esfuerzos y sacrificios, de riesgos y peligros.

El bombero voluntario siente su vocación, sabe de abnegación y entrega, sabe conjugar amor y solidaridad. El voluntariado bomberil, por encima de cargos y títulos, solo piensa en extender su mano y ayudar a la comunidad.

Ser bombero voluntario es conocer el rostro del dolor y el sabor amargo de la angustia. Ser bombero voluntario, muchas veces implica desatender su familia para asistir necesidades ajenas.

Ser bombero voluntario es acudir a emergencias y situaciones desgraciadas, sin medir jamás consecuencias. Es ayudar a todos por igual sin importar condición social alguna.

Ser bombero voluntario es “Servir” sin pedir nada a cambio, solo la íntima gratitud del deber cumplido. Es trabajar sin horarios y sin salarios, haga frío o calor, con sol sofocante o lluvia intensa.

Por eso y por mucho más, bienvenida la reflexión en este día. Aunque cueste, el entendimiento siempre triunfa, como la actitud de dar todo sin pedir nada. Dios bendiga su accionar y la ejemplar actitud de “dar sin mirar a quien”.

Un fuerte abrazo a todos los bomberos, en actividad o en situación de retiro. Y muchas gracias por servir a la comunidad.


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