El amor que se siente por el “pago chico”

Felix Peyre
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El placer de poder cultivar lo que apasiona y la expectativa por lo que vendrá. Vivencias infantiles y juveniles. Los recuerdos fotográficos pehuajenses “del tiempo e ñaupa”. Aprendizaje y apego a la música ciudadana para poder definir que tango hay que cantar.


Guillermo Mario Landsiedel (64), fue alumno del Jardín de Infantes N° 1 Paula Albarracín de Sarmiento, de la Escuela Normal  Rómulo S. Naón, donde cursó la primaria; del Colegio Nacional Pehuajó y finalmente se recibió de Ingeniero en Telecomunicaciones, en la  Universidad Nacional de La Plata.

Ha cumplido intensa labor en el campo de las telecomunicaciones y al mismo tiempo ostenta el placer de haber cultivado y cultivas pasiones que enaltecen la vida. A propósito de sus actividades, luego de acotar que “De chico ayudaba a mi viejo, y en vacaciones alguna actividad temporal con algún tío o amigo, paleando cereal, repartiendo mercadería en almacenes, pintando casas”, sintetiza:

“Mientras estudiaba en La Plata trabajé hasta que me recibí en Mantenimiento en el Instituto Nacional de Seguridad Social para Jubilados y Pensionados (INSSJP). Una vez recibido trabajé 2 años en el Departamento Técnico de Canal 3 de Santa Rosa, La Pampa. En 1986 me fui a la Provincia de Río Negro donde fui Director de Telecomunicaciones hasta el año 1992, cuando me pianté para Buenos Aires. Trabajé en el área comercial (Marketing y Ventas) de Pecom-Nec (sociedad entre Perez Companc y NEC Corp de Japón), que luego fue NEC Argentina. Esto entre 1993 y 1999. Ese año pasé a una empresa canadiense, Newbridge, también en Ventas. En 2001 pasé a Alcatel Techint, que luego fue Alcatel de Argentina y más tarde Alcatel-Lucent de Argentina, siempre en el área comercial. Hasta que en 2018 pasé a Nokia Argentina.
Actualmente soy Director Comercial en Nokia, teniendo bajo mi responsabilidad cuentas en Argentina, Paraguay y Uruguay. Con esto de la pandemia desarrollo mi actividad desde mi casa en Pehuajó, con viajes a Buenos Aires, y eventualmente a Paraguay y Uruguay”.

Hablemos de vuestra infancia y adolescencia. ¿Cómo fue, cómo la recordás?: “Tuve una infancia inmensamente feliz. Disfruté mucho de los juegos de aquellas épocas: la “bolita”, los barriletes, el “fobal” en el campito. Y en todos ellos los pibes del barrio. En la adolescencia uno ya encaraba “las luces”, aparecieron otros amigos, con muchos de los que hoy seguimos muy cerca y reuniéndonos tantas veces como podemos. También en mi adolescencia fui muy feliz.


No puedo dejar de mencionar mi educación. En mis épocas la educación era pública, y de excelencia. Tengo grandes recuerdos de mis maestras del Jardín y la primaria, que fueron todas mujeres. Y creo que por una cuestión de cercanía en el tiempo, guardo muchos más recuerdos de mis profesores del Secundario. Grandes profesores: el Cholo Negreira, Jorge Calvo, Yoli Calveira, Petra Ayala, la Gallega Gallo, Luis Irastorza, Carmen Potenza, Don Mario Rossi, el Pato Dominguez, Guido Vitángeli, el Manca Vicente… y quien me marcó el camino a seguir, Alberto Torrallardona. Entre otros, que fueron tantos y tan buenos.
Toda mi infancia y adolescencia fue sin lujos ni carencias… y si hubo algo de esto último, la verdad que ni cuenta me dí”.

UNA HERMOSA EXPERIENCIA


 

Hace unos años, Guillermo generó en redes sociales los sitios "Fotos del tiempo e ñaupa" y "Recuerdos pehuajenses". A propósito de esa afición por los hechos relacionados con el pasado lugareño, manifiesta:

“Yo me fui a La Plata a estudiar con 18 años. A partir de ahí mis estadías en Pehuajó fueron como de visita. Después anduve yirando por La Pampa, Río Negro, y finalmente Buenos Aires. No sé cómo explicarlo pero nunca encontré “mi lugar” en estos lugares, siempre me consideré Pehuajense, y así me presentaba adonde iba.
Y las fotos forman una parte muy importante de mi infancia. El olor ácido de las cubetas donde se produce la “magia”, las “chinescas” con las que los “magos” le dan luces y sombras a la imagen que va a aparecer, las penumbras del cuarto oscuro… son vivencias que llevo conmigo siempre. Foto Bizzio fue como mi segundo hogar, en cierta manera.
Debe ser esta conjunción, sumada a las posibilidades tecnológicas para encontrarte virtualmente con “paisanos” (a través de la página “Pehuajenses por el Mundo”), lo que hizo aparecer las Fotos del tiempo e’Ñaupa y Recuerdos Pehuajenses. Y ha sido una manera de expresar el amor que uno siente por su Pago Chico, seguramente”.

“Fue una cosa espontánea en la que se prendieron muchísimas personas. Que dedicaban parte de su tiempo a buscar fotos y mandármelas. Una experiencia hermosa que me permitió estar en contacto con muchos conocidos que ni sabía donde estaban. Muy lindo. Y la repercusión fue (y creo que es) muy grande. Hasta el día de hoy cuando en algún lugar digo mi nombre, siempre hay alguien que me pregunta: “Vos sos el de las fotos?”, y eso es una caricia al corazón… realmente. Como anécdota, aún cuando vivía en Olivos, me llamaron de Radio Provincia y me hicieron una nota por el tema de las fotos… yo no lo podía creer. También el Diario Noticias hizo una nota por esto”.

 

                          CULTIVO DE SATISFACCIONES


Al hablar de las actividades desarrolladas hasta el momento, Landsiedel afirma: “Mi trabajo me ha dado muchas satisfacciones. Disfruto lo que hago, me gusta. Y a pesar de tantos años en el tema, siempre hay cosas que aprender. Cuando estoy metido en el “laburo”, casi que no existo para otra cosa. Hay que estar muy afilado para no perder el tren. Y estoy conforme en cómo lo llevo. Aunque siempre, siempre, hay espacio para mejorar.
Lo otro, uno de los “pasatiempos”, también ocupa una parte importante. Y a pesar de ser un pasatiempo, cuando me pongo a hacerlo lo hago con la seriedad que merece. Le dedico el tiempo a full. La verdad es que no puedo decir cuál me atrapó más… en ambos casos me entrego entero”.

Como siempre acontece, hay hechos o sucesos que se recuerdan de una manera especial. En tal sentido, Guillermo considera que “En lo laboral, un suceso que me dejó muchas enseñanzas y muchas sensaciones, es el 2001. Tiempos bravos en los que había que sacarle jugo a las piedras para sobrevivir. Tiempos en los que uno tuvo que aplicar todo lo supuestamente aprendido para salir adelante. Y acá estamos…”

La tecnología, que crece y se transforma en forma constante, siempre estuvo ligada a su quehacer. “Por mi profesión y actividad -sostiene- siempre estoy ligado a los avances tecnológicos. Mi tarea consiste en “vender” cosas que todavía no existen en nuestra realidad… cosas que van a venir, que están en el laboratorio… Así que los cambios de este tipo no me toman muy de sorpresa. Aunque debo reconocer que más de una vez tengo que hacer esfuerzos para “entender” lo que se viene…”

PASIONES, MENSAJES Y DESEOS


Hoy, junto a la “rubia tanguera” Adriana Ongaro, sus días han cambiado, si bien sigue apegado a las tareas que abrazó siempre. “Será que uno es un apasionado, por eso es que aparecen otras pasiones. Hoy paso buena parte de mi tiempo aprendiendo (mejor dicho, tratando de aprender) el tango. Sus letras, sus compases, sus autores, sus intérpretes. De vez en cuando intentando canturrear algo, estudiando, escuchando. Y en los ratos libres… me dedico al laburo… jajaja.
Esa es mi pasión hoy, el tango. Y tengo a mi compañera como referencia y referente. Nos pasamos horas investigando ese universo impresionante de nuestra música. Lo disfrutamos juntos”.

Sobre el final del encuentro y teniendo en cuenta el camino recorrido, preguntamos: ¿Si tuvieras que darle un  consejo a las nuevas generaciones que incursionan o desean incursionar en determinadas actividades, qué le dirías?.  Y la respuesta, no se hace esperar: “Ahhh, qué difícil es esto. Uno puede hablar por uno, por lo que ha vivido y está viviendo. Como dice Don José Larralde en una de sus obras: “Porque uno no sabe nada, pero de algo sí que sabe…”.
Humildemente, les diría que hay que seguir lo que uno ama. Lo que trae felicidad. Esto no implica que sea fácil, hay que esforzarse y mucho. Hay que aprender, siempre aprender. Hay que tener la cabeza abierta, hay que escuchar, saber escuchar. Hay que estar dispuesto a la evolución, siempre. Hay que tener convicciones y objetivos claros. Hay que ser un “hacedor”. Y no conformarse. Buscar siempre algo más.
Hace un tiempo escribí una frase que creo pinta mi forma de ser: “En el momento en que haber conseguido un objetivo no me dispare unos cuantos nuevos desafíos, ese día estaré muerto.” Esto les diría...

Tarea periodística cumplida. A modo de corolario y haciendo balance, nos dice: “Como dije antes, conforme, no. Sí, estoy satisfecho en cómo me va, en lo que he podido hacer, y tengo muchas expectativas en lo que viene, que siempre es lo mejor”.

Por último, luego de agradecer esta posibilidad para expresarse, añade: “Algo de lo que no hablé, pero que para mí es fundamental, son mis amigos. Que por suerte tengo muchos y son los mejores”.

Allí queda Guillermo amalgamando recuerdos y analizando experiencias y junto a su compañera, tratando de aprender y poner en práctica compases del dos por cuadro, y dos por tres “canturrear” algo  con verdadero placer.


PING PONG


-¿Un deseo?: “Seguir siendo feliz”.
-¿Un recuerdo?: “El día que tomé el tren para irme de Pehuajó. Imborrable”.
-¿Una gratitud?: “A mis viejos por todo lo que me siguen dando”.
-¿Una ingratitud?: “No hay”.
-¿Un rencor?: “De Charlo y Amadori, cantado por Julio Sosa… no, no hay rencores”.
-¿Un amor?: “Varios. La Flaca, mis Hijas, mi Nieta Jacinta, mi familia toda”.
-¿Una frustración?: “No haber estudiado música”.
-¿Una esperanza?: “Un país mejor”.
-¿Un reproche?: “Haber estado lejos de Pehuajó varios años”.
-¿Una ilusión?: “Cantar como el Polaco… jajaja”.
-¿Un ídolo?: “El Diego”.
-¿Un libro?: “Martín Fierro”.
-¿Un amigo?: “Luis”.
-¿Dios?: “Lo respeto, sólo a él”.
-¿Pehuajó?: “Mi lugar”.
-¿Guillermo Landsiedel?: “Sencillito y de alpargatas…”

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