Vecinos maderenses, fieles a la tradicional conmemoración, compartieron fogatas y quema de muñecos en honor a la festividad de San Pedro y San Pablo.
La tradicional celebración pagana y religiosa, sigue vigente, de manera muy especial en barrios de ciudades y pueblos del interior. La práctica enlaza con la sacralidad, primitiva como auténtica, del ritual del fuego y manifiesta el anhelo de trascendencia, que aún insospechado, tienen todos los humanos.
Vecinos de Francisco Madero honraron la costumbre este martes 28, víspera de la festividad de San Pedro y San Pablo. Desde el punto de vista de la religiosidad popular, los elementos de la naturaleza (el agua, el árbol, las flores, el fuego), representan signos de una realidad trascendente e inefable. El fuego siempre tiene trasfondo religioso: expía el demonismo de las brujas, ahuyenta los malos espíritus y conmemora acontecimientos sagrados.
La costumbre de las fogatas incluye la quema de muñecos, con una figura humana hecha como espantapájaros. Se quema como expiación colectiva, o para rendir homenaje a mártires inocentes. Todo implica una preparación previa con la recolección de ramas, alguna cubierta en desuso y otros elementos adecuados para la fogata.
Y finalmente se suma alimentos a distribuir en forma gratuita o como aporta a alguna institución de bien público. Originalmente se consumían batatas asadas, luego de fueron agregando diversidad de alimentos.
Familias, amigos y vecinos, compartieron en Francisco Madero las fogatas con renovado entusiasmo, realizada en el campo deportivo de la localidad, coordinada por el Centro de Estudiantes de la Escuela de Educación Secundaria nº 3 "Manuel Dìaz".