Tributo al Santo Patrono del pan y el trabajo. Evocación de los inicios del centro comunitario que lleva su nombre, en el barrio Don Domingo. Pedidos y agradecimientos que se renuevan.
Hoy
creemos oportuno evocar los inicios del emprendimiento religioso en un predio
donado por el convecino Domingo Lepera, con la adhesión de la parroquia San
Anselmo, sacerdotes y creyentes.
En
los primeros tiempos, funcionó como oratorio y la comunidad identificada con el
protector del pan y el trabajo, llevó a cabo una perseverante tarea, con
positiva adhesión de la población, como así también de las autoridades de turno
que en la medida de sus posibilidades contribuyeron con la obra de San
Cayetano.
En
los inicios, el Reverendo Padre José Miguel Keegan conducía los destinos de la
parroquia San Anselmo y brindó su ferviente apoyo a la creación de este centro
de fe y recogimiento en el barrio Don Domingo, bajo la advocación de San
Cayetano, priorizando el interés exteriorizado por numerosos pehuajenses y las
características de humildad y laboriosidad de los habitantes del citado barrio.
También
incentivó el quehacer del centro comunitario San Cayetano, el recordado Padre
Carlos Mateos, la cristífera Elena "Chucha" Garré, junto a
integrantes de la comisión de apoyo y colaboradores. Paulatinamente, el lugar
creció y mejoró en todos los aspectos, con la adhesión de los devotos de San
Cayetano y el respaldo de distintos sacerdotes que ejercieron como párrocos de la
ciudad.
Entre
otros convecinos que trabajaron por el afianzamiento del centro comunitario,
surge la mención de Pedro Roldán, Araceli Aspiroz de Mangas, Chichita Aspiroz,
Nelly Inveninato, Elena Fermanelli, Alicia Pascua, Pilar de Vázquez y Elsa
Lepera de Añón, quien actualmente coordina las actividades.
Este
7 de agosto, con las limitaciones protocolares determinadas por el aislamiento
social, los creyentes se acercan al barrio Don Domingo para rendir tributo a
San Cayetano, actitud que se manifiesta en forma permanente, ya sea para pedir
o agradecer al venerado Santo del pan y el trabajo.
Un
camino de fe que se transita todo el año y adquiere mayor trascendencia los
días 7 de cada mes y de manera especial cada 7 de agosto, festividad de San
Cayetano. Desde nuestro modesto rincón de fe y esperanza adherimos y sumamos
nuestra plegaria, implorando su intersección ante Dios, para que no falte el
pan en cada hogar, que reflorezca el trabajo y se supere cuanto antes y con las
menores secuelas, la incertidumbre sembrada durante el largo tiempo de
pandemia.