“La satisfacción de ayudar es muy grande”

Felix Peyre
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Además de bombero voluntario, es especialista en gastronomía y alta cocina. Un día vio el accionar de los bomberos y decidió sumarse. Experiencias y sensaciones muy particulares. La comprensión y apoyo del grupo familiar.

Nicolás Sciarrotta (32) es otro de los jóvenes pehuajenses que un día decidieron incorporarse al Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Sintieron íntimamente la necesidad de servir a los demás y abrazaron una vocación que enaltece. “Hace unos cuando se le quemó la casa a una amiga, ví trabajar a los bomberos y a partir de ese momento me intereso lo que hacia esta gente”, afirma al recordar la decisión.
Como todos los aspirantes la primera etapa fue de capacitación, esencial para definir el ingreso a la institución. A propósito, sostiene: “En bomberos capacitarse es muy importante, siempre hay cosas para aprender y mejorar. A esa etapa la viví bien, encontré amigos, aprendí mucho y lo mas importante es la primera prueba para saber si es vocación”.

NERVIOS Y ANSIEDAD
Y la prueba fue superada por Nico y llegó entonces el día de la incorporación al Cuerpo Activo, que siempre como el primer servicio queda grabado en las retinas. “La viví con mucha ansiedad y muchos nervios, como la primera salida que fue para sofocar un incendio de malezas”, recuerda pensativo.
Siempre en esta sección destacamos las particulares sensaciones que provoca en los voluntarios el estridente sonar de la sirena. “Cuando suena la sirena -afirma- a mi me corre una electricidad por el cuerpo y es imposible no pensar que alguien la esta pasando muy mal. Es una gran mezcla de sensaciones”.
Y lógicamente no es nada fácil afrontar el dolor de los demás en un siniestro al que se acude sin saber concretamente que encontrarán. “Es muy difícil ver como alguien pierde lo que tiene o pierde la vida. En muchos casos te da impotencia”, señala Sciarrotta, que no se siente marcado por un episodio en particular sino por esa mezcla de sensaciones que se manifiestan.

UNA LINDA FAMILIA


Al requerirle una sugerencia para quienes tengan deseos de incorporarse a la institución bomberil, sus palabras son claras y contundentes: “A toda persona que quiera entrar a esta linda familia, le digo que no tenga miedo. Si bien tiene mucho sacrificio, la satisfacción que se siente al ayudar a alguien es muy grande. Y el simple ¡gracias! o ese vaso de agua que te acerca un vecino que no te conoce, es el mejor pago que hay”.
Y detrás de todo bombero voluntario hay una familia, que también vive y siente el accionar de quien abandona el hogar a cualquier hora. “Mi familia, dice Nico, lo vive con los miedos de cada salida, pero me apoya en todo. Se le saca mucho tiempo a la familia pero lo entienden y me apoyan”.
Como en cada encuentro con un bombero voluntario, el saldo espiritual es muy fuerte. Permite comprobar la trascendente misión de servir a nuestros semejante. Lejos quedó aquel incendio en la casa de la amiga de Nicolás Sciarrotta que despertó su vocación. Hoy está pendiente de la sirena y siempre dispuesto a extender su mano solidaria.

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