Saludable opción de vida

Felix Peyre
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Con el propósito de resaltar una actividad que crece, recogimos impresiones de dos cultores del pedestrismo pehuajense. Jorge Fernando Calvo y Juan Sangre, cada uno en su mundo, comparten un hábito que los hace sentir bien y sostiene una calidad de vida muy saludable.

La actividad pedestre, como lo venimos reflejando en ediciones anteriores, se ha incrementado de manera notoria en nuestra ciudad. Se suman jóvenes y adultos de ambos sexos, en algunos casos por iniciativa propia y en otros por estímulo de amigos o allegados, sin descartar adhesiones por problemas de salud o deseos de una mejor calidad de vida.

Jorge Fernando Calvo, curarense radicado hace años en Pehuajó, analista de sistemas, es otro de los entusiastas protagonistas del deporte aventura. Al referirse a su incursión en el pedestrismo señala: “Comienzo esta actividad en el año 2015 después de dejar la práctica activa de fútbol a los 46 años. Decidí participar en maratones porque me pareció una actividad deportiva importante que depende de uno, no es grupal. Acá no hay que echarle la culpa a nadie, dependemos de nosotros solamente y uno se va superando día a día y ve los resultados”.

Al ser individual es muy sacrificada. “Necesita de esfuerzos y tener compromiso. Para mí lo sacrificado, lo que más cuesta, es la parte social que uno tiene que dejar de lado”, afirma Jorge y agrega:

“Lo hago con gusto. Llego de trabajar, 8 y media de la noche, a las nueve salgo a entrenar y a veces son las 11 de la noche y estamos entrenando con frío con agua. Lo único que me detiene es cuando hay tormenta eléctrica. Siempre digo que en lugar de ir al psicólogo salgo a entrenar”.

ESFUERZO Y COMPRENSIÓN
Obviamente requiere de un esfuerzo y comprensión familiar. “Mi familia dentro de las posibilidades cuando puede me acompaña. A veces reniegan un poco, por el tema de los horarios de entrenamientos, que se hace tarde. Por ahí hay que dejar cosas sociales un poco de lado, más cuando se toma en serio la actividad. Pero bueno, están conformes y aprovechan a viajar conmigo”.
Llegar a la meta es el objetivo fundamental de todo competidor. A propósito Calvo nos dice:

“Es algo que me emociona mucho, no importa el resultado. Digo que es un desafío a uno mismo superarse carrera a carrera. Todas tienen distintos obstáculos, por los menos la que yo hago que son de aventura, y lograr el objetivo produce una alegría inmensa. Y ver el arco cuando faltan 200 o 300 metros parece que no llegas más pero cuando lo cruzas se te caen las lágrimas, pensás en muchas cosas. Es una alegría enorme y si llegás a meter un podio ni que pensar, si bien cuando uno cruza la meta no sabe la posición, se entera después”.

TIEMPO Y CONSTANCIA
Calvo coincide en destacar la importancia del grupo de corredores que hay en Pehuajó. “A lo mejor entrenamos por separado por distintos motivos y horarios, pero cuando nos encontramos en las carreras el grupo de lo ve unido. Cuando se entrena uno lo hace por un lado y otro por otro, pero por horarios no se puede coordinar. Es un deporte individual y cada uno sabe su condición física y por ahí tenemos distintos planes de entrenamiento. Sería bueno, como hacen en otros lugares, tener un grupo unido para entrenar pero no es fácil”.

A modo de sugerencia, expresa: “Si alguien desea iniciarse, le digo que es una actividad muy linda. Cuando se entra en esto la mayoría no salimos más, cada vez queremos más y más. Es una disciplina de mucha constancia y con el tiempo se van viendo los resultados, cómo uno se va superando. Si somos impacientes y queremos hacer todo en un mes o dos, les digo que no se metan, porque es una actividad de mucho tiempo para lograr resultados. Aparte no solo para competir sino para la salud. Se hace un hábito diario muy bueno”.

Calvo imagina el futuro haciendo lo mismo. “Que el cuerpo lo resista hasta los 70 u 80 años, hasta que me de el físico. Esto se puede hacer hasta una avanzada edad siempre y cuando se respeten los tiempos de descanso. Haciendo un buen trabajo hay mucha gente que pasa los 70 años y está corriendo, pero hay que tener hábitos que sean saludables para lograrlo”.
“Se lo recomiendo a cualquier persona, no para competir sino para que vea que cambio va a tener en su vida. Cada uno a su ritmo, rápido, lento, caminando, como sea, es una buena opción de vida que sirve para un montón de cosas”, concluye.

Un deporte que hace bien
Juan Sangre (42) es oriundo de la ciudad de América (partido de Rivadavia) pero hace una década se radicó en Pehuajó y al poco tiempo se sintió atraído por el pedestrismo. “Me decidí a practicar este deporte porque cuando vine a Pehuajó lo conocí Martín Canelo y siempre me jodía para que corriera”.

La insistencia del “Negro” Canelo, experimentado en estas lides deportivas, dio sus frutos. Juan se incorporó a la comunidad atlética local y asumió el desafío de esfuerzos y sacrificios. “Estoy convencido que se puede, porque si bien con el trabajo se complica, siempre se hace un tiempito para salir a entrenar”.

A la hora de evaluar su quehacer, Juan con suma humildad afirma que “llegar a la meta en una competencia para mí es un triunfo”, al tiempo que destaca la importancia la actitud del entorno familiar. “Es muy bueno, siempre me apoyan, en todo momento”.

El atleta con apellido de origen indio, que aspira a seguir corriendo en el futuro, se muestra complacido con el crecimiento de esta actividad. “Está muy bueno -afirma- que siempre se sume más gente a este deporte”. Y convencido de los beneficios que su práctica implica exhorta a quienes deseen iniciarse: “Que se animen porque hace bien y es muy lindo”.

Al final del encuentro, Sangre hace público muy agradecimiento “a todos con quienes he compartido una carrera o un entrenamiento”

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