Bombero se nace, no se hace

Felix Peyre
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Sumamos un nuevo aporte a esta sección que pretende honrar en forma permanente el accionar de los servidores públicos. Testimonio de un joven de 29 años que desde adolescente sintió el llamado vocacional y se incorporó a cuerpo bomberil.
Es empleado de la construcción y desde hace poco más de diez años integra el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pehuajó. Matías Nicolás Romero (29), con expresiones simples y contundentes se refiere a su condición de servidor público.

“Cuando tomé la decisión de ser bombero tenía apenas 18 años y me interesaba ayudar a otras personas en diversas situaciones”, rememora y enseguida remarca que “particularmente fue fácil tomar la decisión de ser bombero voluntario porque era algo que me gustaba”.

Como muchos componentes de la entidad bomberil pehuajense, experimentó una sensación muy especial cuando se produjo el ingreso. “La primera vez que lucí el uniforme sentí un grato orgullo por la institución que representaría de ahora en más. Además otro desafío alcanzado”, sostiene con firmeza y complacido del camino recorrido.

Enfrentar a situaciones de ribetes dramáticos, que no se dimensionan hasta tanto no llegar al lugar, han sido también asumidas con responsabilidad por Matías Romero. “Son situaciones de desesperación, angustia y dolor para la víctima. Personalmente me enfoco en salvar la vida, ¡principalmente actuando con profesionalidad!”, sostiene al referirse a episodios de esas características.

VIVENCIAS QUE MARCAN
Al recordar momentos vividos, resalta entre otros: “De regreso de vacaciones, este año, a pocos kilómetros de llegar a Pehuajó, me encuentro con un vuelco al costado de la ruta, donde solo se encontraba una camioneta con las balizas en la banquina, y a pocos metros un auto volcado, donde dentro del mismo se encontraba una persona atrapada y al costado su familia. Ahí realicé mi labor bomberil tranquilizando a la familia mientras liberaba al conductor atrapado”.

Al mencionar actividades, el joven bombero también destaca como “una linda experiencia”, la concurrencia, con una dotación de Pehuajó, para sofocar un incendio a las sierras de Balcarce, movimiento ese como otros que ponen de manifiesto los esfuerzos que deben realizarse para acudir en ayuda como para realizar capacitaciones.

Por ello, Matías remarca la importancia del apoyo de la familia cuando se optó por ser bombero voluntario. “Es medio complicado ya que le dedico mucho tiempo y algún que otro fin de semana me voy a capacitarme”, pero su entorno familiar lo banca y lo comprende.

Siempre predispuesto a dar respuestas a los llamados del Cuerpo, Matías sigue su rutina de vida junto a sus seres queridos. Siempre alerta. “Al momento de sonar la sirena es algo inexplicable, solo el bombero por vocación podría comprenderme”, acota y al pedirle una sugerencia con destino a quienes deseen ser bomberos voluntarios, afirma: “Considero que principalmente se necesita vocación de servicio. Es una vocación innata. Bombero se nace no se hace”.

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