“Estamos contentos y felices de la vida”

Felix Peyre
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Los sorprendimos al atardecer en su casa de calle Artigas. Ella charlando con vecinas, en la vereda, luego de regresar de visitar una amiga. Él llegó más tarde luego de una de sus cotidianas bicicleateadas. Revivimos una historia de amor, que ya superó los 60 años.



Nelly Scardamaglia
(77) y Pedro Bernoldi (83) se conocieron hace 61 años y están unidos en matrimonio hace 57 años. Ella nació en Pehuajó y se recibió de maestra en la Escuela Normal. Él es oriundo de Franciso Madero pero se crió en Curarú. Vivió en Temperley pero después del servicio militar se radicó en Pehuajó. Trabajó en la empresa de Enrique Giussani, más adelante por cuenta propia y, en la faceta deportiva, fue figura del Defensores del Este quíntuple campeón de la década del 50.

Y en su mocedad, nació el amor por Nelly. ¿Dónde? En un taller de arreglo de calzados. A propósito, Pedro recuerda sonriente: “El hermano de Nelly tenía un taller de arreglo de zapatos, y nosotros teníamos un club de barrio. Unión se llamaba. La zapatería era la sede. Empecé a frecuentar ahí. Ahí la ví, nos conocimos y llegamos al noviazgo… y después al casamiento”. Y ella, acota con amplia sonrisa y afectuosa ironía: “La zapatería fue mi perdición”.

Así fue. Por la existencia de la zapatería de Scardamaglia y por los muchachos del club Unión que allí se reunían, nació el romance que en enero último cumplió 61 años. “Llevamos 57 años de matrimonio. Los cumplimos el 9 de enero. Ya vamos camino a los 58”, puntualiza Pedro.

CUANDO SE APRENDE A CONVIVIR
Un exquisito y fresco jugo con masitas dulces, matizan la charla en un anochecer del agobiante febrero 2016. Así, con sencillez y mucha ternura, anticipamos la celebración de “San Valentín”. Y parafraseando un tango... ¡Qué le vamos a hablar de amor a Nelly y Pedro, si ellos saben un montón!.

Ella, siempre con una sonrisa a flor de labios, rememora: “Anduvimos 4 años de novios. Yo tenía 16 años cuando empezamos a salir. Todavía estaba estudiando y mis viejos no querían. Después me recibí, trabajé un año con Giussani, Pedro ya trabajaba ahí. Y a los 20 años me casé”.

Nadie les quita lo bailado. Ellos han sabido conjugar el verbo “convivir”. ¿Y el secreto para estar tantos años juntos? “El secreto, llevarse bien. No tener peleas”, afirma Pedro, y enseguida acota Nelly: “siempre le digo que tenemos más años juntos que separados. Cuando nos conocimos yo tenía 16 y él 22”. Y se entrecruzan sonrisas y miradas, al revivir aquellos años juveniles. “Viste entré y no salí más”, exclama Pedro.

SUPERAR DESENCUENTROS



Ambos coinciden en señalar, en forma reiterada, que el respeto y la tolerancia en una pareja son elementales. “Es necesario tener tolerancia los dos”, afirma Nelly. “No voy a decir que fuimos un matrimonio perfecto, que nunca nos peleamos. Pero una pelea, requiere conversar y entrar en razonamiento. Porque si uno tira para un lado y el otro para otro lado, vienen los problemas”, añade. Y Pedro agrega lo suyo: “Y por ahí nos hemos enojado, peleado. Hemos estado un día sin hablar, pero todo se arreglaba, se superaba y seguíamos siempre juntos”, subraya.

El trabajo y el manejo de los recursos han sido también aliados en la relación. En tal sentido, dice Nelly: “Los dos trabajábamos. Él después de estar con Giussani empezó por cuenta propia. Hubo épocas buenas y malas, pero yo tenía mi sueldo y cubría. Ah, pero todo en una sola caja. Nada de que vos tenés tu sueldo y yo el mío. Todo lo juntábamos. Compartir es la manera de seguir adelante. Ah, y nada de protestar, que si vos gastás mucho. Ahí estaba la plata, nos consultamos para ver qué se podía hacer o comprar. Y gracias a Dios nos hicimos la casita, criamos el hijo, y aquí estamos, todo bien”.

Qué más se puede pedir. La felicidad se complementa con su único hijo Gustavo, su esposa Ivonne y los nietos Salvador y Valentino, que si bien viven en Lobos, están presente en todo momento en el hogar de Pedro y Nelly.

CONSEJOS PARA CONVIVIR
Pedro dice que no es de dar consejos, pero es simple: “Que traten de llevarse bien. Otra cosa no, hoy aconsejar una pareja, es una mano medio fea. Las relaciones no son como antes, se terminó el tiempo nuestro”.

Y Nelly, ahonda sentimientos: “Tolerancia entre los dos. La tolerancia es todo. Ahora, cuando uno se casa, tiene que pensar que “está casada”, que ya no es soltera para andar de un lado para otro. No digo que no puedan salir con amigos. Yo lo he hecho, como Pedro también con sus amigos. Pero una cosa, es salir de cada tanto, y otra cosa es salir seguido. Eso no”.

A propósito, añade: “Hoy aún nos juntamos con las compañeras del Jardín, con las chicas que estamos jubiladas. Nos encontramos a cenar, nos reunimos para el día del maestro o el día del amigo”. Y agrega Pedro: “Yo tengo mi grupo. A los amigos, amigo, los tengo seleccionados. Entre otros Vitángeli, el flaco Debortoli, Julio Núbile, el petiso Pallero. De vez en cuando salimos, nos encontramos. Y ahí recordamos, pero eso sí el único tema que hablamos es de fútbol. Y es muy lindo recordar”.

SE VOLVERÍAN A CASAR
Y el tiempo de la charla, acotado al espacio disponible para transmitirlo en estas páginas, se agotó. Temas quedaron abundantes, tanto de las vivencias de Nelly en el campo de la educación, como las laborales y deportivas de Pedro, que son muchas y hacen a la hermosa historia del fútbol lugareño.

El objetivo periodístico está cumplido. A través de Nelly y Pedro rendimos homenaje, en ocasión del día de los enamorados, a tantos matrimonios que han superado medio siglo de convivencia y que seguramente comparten su manera de ser y de sentir.

Nos despedimos del feliz matrimonio. Dos frases sintetizan una hermosa historia de amor: “Si tuviera que nacer de nuevo y me tuviera que casar, me casaría otra vez con el mismo marido, porque gracias a Dios fuimos y somos felices”. Y Pedro, un crack como en los tiempos del Defe campeón: “Estamos contentos, felices de la vida. Seguiremos hasta que Dios nos diga ¡Vengan!”.

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