“Sos bombero voluntario hasta el último día de la vida”

Felix Peyre
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Pehuajó padecía inundaciones en los años 1986 y 1987, Carlos Tiano (60) concurría al cuartel de bomberos voluntarios de Pehuajó, donde la tarea era intensa, constante, sacrificada. Esas visitas de Carlos aumentaron su interés por participar. Le gustaba, quería ser bombero voluntario. “En ese momento, por cuestiones laborales, no podía entrar. Siempre en la ruta, en el camión. Pero me quedé con las ganas, igualmente iba al cuartel y colaboraba. Después en 1990 se abrió un curso, me anoté y ese mismo año, para el día del bombero me incorporé”.

Y tratando de indagar sobre el porqué de su decisión, responde sin titubear: “Yo creo que es algo intuitivo. Eso de querer colaborar con la gente, ayudar”. Y ahora, pronto a retirarse como integrante activo del cuerpo, a modo de reflexión, acota: “Un bombero pasa momentos muy lindos y momentos tristes. Por ahí te tocan cosas que te llenan de satisfacción y otras veces vivís cosas muy tristes”.

A propósito recuerda algo que lo marcó de sobremanera. “En el año 2003 me tocó una semana en las inundaciones de Santa Fe. En los años que tengo de bombero fue lo que me pegó más, pero mal. Me costó recuperarme, por las cosas que se vivían, la tristeza de ver la desesperación de la gente”.

Tiano es consciente que si bien muchas situaciones como la señalada provocan angustia “por otro lado te da satisfacción el hecho de poder ayudar. Ahí se justifica la vocación del bombero”. Está convencido que bomberos es una familia. “Si todos los días no te das una vuelta por el cuartel, parece que te falta algo. A veces me voy al campo y vuelvo al día siguiente, y extraño bomberos”.

La sirena bomberil que convoca tiene una motivación muy especial. “Cuando escuchás la sirena, la adrenalina es importante. No te podés quedar en tu casa. Cuando toca la sirena y estás haciendo tenés que dejar todo. Si te quedás seguro que te queda remordimiento. Cuando llaman a bomberos es porque alguien te está necesitando. Es mi forma de verlo”.

Y al evocar momentos felices, hay muchos, pero Carlos elige uno: “Un recuerdo bueno. El mejor momento, el día que me incorporé. Cuando me entregaron el casco y me dijeron que a partir de hoy estás autorizado a salir a los siniestros. Fue uno de los momentos más lindos, que siempre lo recordás”.

Es consciente de la responsabilidad que representa el ejercicio de este servicio público y rescata “la satisfacción de haber estado siempre cuando a uno lo necesitan”. Considera que por bomberos hay que dejar muchas cosas a veces. “Hasta cortar unas vacaciones. Es importante que te acompañe la familia sino no sirve, te tenés que ir. Cuando toca la sirena salís pero no sabes cuándo volvés. Por ahí te toca un siniestro que tenés que estar un día”. Y añade: “A veces te toca resignar tareas laborales, como cuando estuve una semana en Santa Fe, pero es así tenés que asumirlo y no hay lugar para arrepentirse”.

Y cuando falta poco tiempo para el retiro, Tiano sostiene: “lo imagino bien, porque no me quita seguir yendo todos los días, a colaborar, compartir un mate o estar siempre allí. Yo creo que somos bomberos hasta el último día de tu vida”.

Finalmente, al pedirle consejos o sugerencias para los jóvenes que desean incorporarse al cuerpo de bomberos, afirma: “No es difícil. Hay que tener vocación. No es entrar y al día siguiente ya subís a una autobomba. Hay que prepararse y hoy en día, precisás capacitarte continuamente porque todo cambia. Hay que tener vocación, voluntad y saber que siempre tenés que disponer de tiempo para bomberos.

Y antes de entrar hay que pensarlo muy bien. Estar seguro de que podrás cumplir. Si no estás seguro no podés. Y además tener mucho compañerismo. Un bombero no puede andar mal con otro, porque se precisa en forma continua la ayuda de uno a otro”.

Las palabras de Carlos ponen de manifiesto con claridad y con la autoridad que confiere el camino recorrido, las condiciones elementales que caracterizan a ese ser tan especial, llamado bombero voluntario, que siempre está a disposición de sus semejantes.

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