“Hola, Susana, estamos acá en Pehuajó que se está hundiendo”

Felix Peyre
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Muchos recordarán la exclamación, desesperada y espontánea de la vecina que en plena inundación de la ciudad, cuando las aguas de “La Salada” amenazaban invadir, hizo vibrar de emoción y sacudió el espíritu de solidaridad en todo el país. Ahora, superada la situación, motiva placer evocarla con su protagonista.



Angela Farres (74) evocó el emotivo momento. “Fue en 1987. La situación en Pehuajó era asfixiante por la lluvia y la inundación, estaba el peligro de que el agua de La Salada se venga para este plato hondo que era nuestra ciudad. Entonces con todo eso teníamos siempre la debilidad de abstraerse de esa tragedia y una miraba el programa de Susana que dentro de todo a uno le daba un poco de respiro y alegría”.

Lita siempre llamaba al programa “Hola Susana” que se emitía por Canal 7. No se podía comunicar, siempre teléfono ocupado. “Había comenzado un jueguito –recuerda- que era abrir una caja fuerte con una clave de tres números. Un día había salido el primer número, el 078, y habían ganado muchísima plata. Y yo desde el mismo momento que comenzó la segunda jugada con la cajita dije ‘es el 087 el que está’. Pasó el tiempo, y esto se estaba agravando cada vez más. La economía familiar se agravaba también terriblemente. No había plata para pagar la luz y para nada, porque el taller de mi marido estaba a media cuadra de La Salada y no podían entrar los camiones. No había trabajo y yo seguía cada vez que daban el programa. Al mediodía, al llegar el momento del juego, yo decía que era el 087 con una seguridad que me venía de adentro”.

Subsistían dos situaciones paralelas pero distintas. “Por un lado ese rato con Susana, y por el otro, los chicos haciendo sandwichs para llevarle a la gente que estaba poniendo la tierra y las bolsas en el terraplén”.

Transcurría la semana santa de 1987. “Hola Susana” se emitía igual. Lita miraba el juego y todos decían cualquier número, menos el 087. Uno de sus hijos, Fernando, que estudiaba en General Pico vino a pasar Semana Santa con su familia, dando una enorme vuelta para llegar porque la inundación había cortado rutas.

Pasó el fin de semana, y Fernando retornó a Pico. La situación se agravaba. El lunes siguiente, señala Lita, “viene mi otro hijo Julio César con su novia. Y una hermana de ella, Adriana Saavedra, que vivía a media cuadra de casa, viene y me dice: ‘¿Lita, no me dejás probar llamar a lo de Susana?’. En ese tiempo no había muchos teléfonos. Mi teléfono era el teléfono del barrio. Entonces le dije: ‘Sí, sí, dejame a mí’.

Y PERSEVERAR DA FRUTOS
“Estábamos en la mesa, una de mis hijas estaba con una fiebre y anginas terribles. Yo estaba en el comedor diario. Entonces llamo y me atienden. Mi marido que era mecánico se levantaba temprano, llegaba tarde, comía y se iba a acostar la siesta. Tenía problemas de audición y usaba audífonos. Cuando llega el momento, me atienden y me dicen que había mucha gente anotada para jugar. Le pedí por favor, le dije que la sabía y le expliqué la situación de Pehuajó. En ese momento habían cortado la Ruta 5. Le dije que ya no podíamos ni ir para Buenos Aires. Entonces me dijeron que espere. Tenía que esperar porque justo sucedió el levantamiento de La Tablada y estaban cortando continuamente el programa con flashes para informar. Preguntaron a producción y me dijeron que espere”.

La espera se prolongaba, la impaciencia también. “Mientras esperaba me trajeron una copa de manzanilla porque tenía la boca re seca de los nervios. Una chica del programa, muy atenta, me contuvo muchísimo por teléfono. Tenía miedo que se corte. Cuando llegó el momento, después de hora de esperar. Mi hija gritaba para que me saquen del teléfono porque tenía miedo que dijera cualquier cosa porque estaba tomando manzanilla. No quería papelones”, enfatiza y sonríe.

“En un momento agarró y me atendió. Y le digo: ‘Hola, Susana, estamos acá en Pehuajó que se está hundiendo’. Hablé y me salió todo del corazón porque yo vivía los trastornos y los momentos esos. Entonces, le digo: ‘Yo sé el número de la cajita porque desde el primer día que lo tengo. Y no sabés cómo necesito esa plata’. Y me dice: ‘Decilo, qué número es”. ‘¡El 087!’, le dije. Y ella en vez de sacar el sobre y enseñarlo, pegó un salto, cosa que no tendría que haber hecho. Pero de la alegría que le dio, saltó”.

El presentimiento de Lita era real. La emoción y la alegría la invadió. “Empezó a caer gente en mi casa. No solamente los vecinos, vino gente de los barrios, de todos lados. Para eso, mi marido se levanta a las tres de la tarde y ve que estaba todo lleno. Lo único que pensó fue ‘mi mujer se descompuso o se murió alguien’. Entonces le dicen: ‘No, Lita ganó el programa de Hola Susana’. No lo podía creer, no estaba enterado de nada”.

INOLVIDABLE EXPERIENCIA
Y añade enseguida: “Lo peor fue en Pico. Mi hijo estaba estudiando en grupo porque al otro día tenían un parcial. Entonces viene un muchacho y dice: ‘una vieja de Pehuajó ganó en Hola Susana. Dice que tiene siete hijos’. Y mi hijo dice: ‘¿No habrá ganado con el 087, no?’. A lo que responden: ‘Sí, el 087, ¿cómo sabés’. ‘Es mi vieja’, gritó mi hijo. Dice que lo llevaron en andas y después me llamó”.

Lita sostiene que “fue corazonada y un poco de análisis y de deducción. Compartí el premio con Adriana”. A propósito, recuerda la entrega del premio: “Cuando fui al programa, la mujer fue tan accesible, tan normal y buena persona que me hizo sentir realmente bien. Hablé como tenía que hablar y le pedí a Alfonsín que era el presidente de todos que hiciera algo por Pehuajó. En ese programa estaban Yuyiyo González que había venido de Italia con su hija y Guillermo Cóppola, estaba (Eduardo) Duhalde como intendente de Lomas de Zamora, Virginia Lagos, Rodolfo Ranni. Me dieron la plata cash”.

Hoy, a 28 años de aquella tarde, Angela Farres revivió la incomparable emoción, que compartió todo Pehuajó. “Después del programa –señala- tuvimos una larga charla con Susana, Duhalde, Ranni y todos ellos. Fue muy linda, me dieron un ramo de flores. Duhalde me dio una carta para el intendente de Pehuajó, diciéndole que le iba a mandar dos camiones con agua mineral desde Lomas de Zamora. Me ayudaron y me acompañaron hasta que subí al colectivo. Llegué a Pehuajó con la plata en efectivo y le di la mitad a Adriana. Con mi parte pagué las deudas y me compré un coche. Quedé liberada”.

Concluyendo, Lita remarca: “Es una anécdota hermosa que tengo, positiva totalmente. Una experiencia de vida muy linda”, con mensajes y recuerdos. Por un lado el “persevera y triunfarás”, “la alegría de compartir”, y por el otro “una de las etapas más tristes de Pehuajó” cuando la naturaleza acechó y como pocas veces la solidaridad de un pueblo fue gesto dominante.

ECOS
“Al poco tiempo vino Duhalde a presentar un libro al Salón Blanco. Estaba en época de campaña con (Carlos) Menem. Le pidió al intendente (Julio) Rodríguez que quería verme. Se acordaba de mí del programa de Susana. Vino el chofer de la municipalidad Chichiarelli y me dijo: ‘Lita, vestite que Duhalde quiere verte’. Me chanté lo primero que encontré y fui. Duhalde andaba a los besos conmigo, me preguntaba cómo había llegado”.

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