Entre la belleza y la dulzura

Felix Peyre
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María Victoria Branda (33) es pehuajense, y desde hace 14 años, está radicada en México. Se destacó como modelo en nuestro país y en el exterior, siendo Miss Argentina y Miss Sudamérica. Un día decidió estudiar de chef, y ya recibida, fue elegida para conducir un programa por Televisa. “La cocina de Victoria” lleva más de 1.200 emisiones. Un éxito en el país azteca y en una amplísima región que cubre la red televisiva. Estuvo fugazmente en Pehuajó por el cumpleaños de su madre e hizo un lugarcito para Mirá.



Encuentro en el acogedor ambiente de “Il Cioccolato”, por gentileza de Paola López. Victoria, con inevitables tonalidades de acento mexicano, pero con la misma sencillez y humildad de siempre, evocó los tiempos de la niñez y adolescencia. Desde el jardín hasta la secundaria, concurrió a la Escuela Normal. Sólo hermosos recuerdos florecen de sus labios.

En el 2000 se radicó en Buenos Aires para estudiar diseño, y al mismo tiempo, comenzó a modelar con una agencia capitalina. Allí realizó sus primeras experiencias de forma profesional, ya que anteriormente había participado en desfiles coordinados por Sergio Polite. Entre estudio y trabajo, Victoria comenzó a dedicarle más tiempo al modelaje, hasta que un día “me salió un casting que significaba irme a México por tres meses y ya hace 14 años que estoy allá”.

Sus condiciones y su belleza, fueron elementos dominantes. “En aquel momento no lo dudé, tenía 19 años y ganas de viajar, de experimentar. En principio el empujoncito fue lo de Miss Argentina en el 2001 y de ahí me fui expandiendo por todos lados. Después vino Bolivia donde fui electa Miss Sudamérica”, logros muy significativos que incidieron de manera notoria.

“Me fui a México por tres meses, probamos. Fui con una agencia que por ahí no estaba bien ubicada, estaba experimentando. Era de Claudia Neumann, la mamá de Nicole Neumann, no funcionó pero yo me seguí quedando ahí”. Sin duda, un designio del destino presumía un promisorio futuro.

La elección como Miss Argentina fue importante y le abrió muchas puertas. “Pude manejarme, pagar mis estudios, mis viajes. En México modelé como 10 años. Hace 4 años quedé embarazada y dejé de lado todo eso. Pero ya me había recibido de chef, entonces por unas cosas u otras de la vida, dejé de lado el modelaje”.

GRACIAS A LA COCINA DE LA ABUELA
Hay situaciones que inciden y gravitan al momento de tomar decisiones. Al respecto, dice Vicky: “Tuve un novio. Un mexicano muy celoso. No quería que modele. Dije entonces ‘¿qué hago?’. Entonces me decido a estudiar algo, algo que me apasione, que me guste: la cocina”.

¿Y por qué esa inclinación por el arte culinario? “Con mi abuela se me pegó”, señala y recuerda: “Ella cocinaba, mi mamá se iba a trabajar. Yo iba a la escuela por la tarde. Y con mi abuelita, tipo 10 de la mañana, empezábamos a ver qué cocinar. Entre las dos hacíamos todo. Me acuerdo que me subía a una silla y veía cómo cocinaba la abuela. Tengo esa imagen tan linda…”

LA COCINA DE VICTORIA
Piensa, rememora, y sus bellos ojos irradian un brillo mayor. Es que sus afectos son muy fuertes en la vida y el cariño por la cocina estimulado por la abuela siempre estuvo latente. “Era como algo pendiente. Estaba estudiando y hacía algo de modelaje. Me recibo de chef internacional, soltera yo, y me llaman a un casting de Televisa, que es la televisora más grande de América. Y quedé, estaban buscando una imagen nueva y empecé ‘La Cocina de Victoria’. Al día de hoy llevó más de 1.200 programas. Son tres años de programa, sale tres veces a la semana con repeticiones los fines de semana. Están como cansados de verme”, comenta Victoria, entre risas.

El programa es un éxito. Su permanencia así lo corrobora. La pehuajense es reconocida, y todo lo hace con responsabilidad, conocimiento y muy buenas ondas. El ciclo se ve en varios países. “En Argentina –acota- se ve en época que no hay espectáculos de toros en México. En este momento, por ser época de toros, no lo pasan”. A propósito de esto, manifiesta: “Lo más divertido, lo que me da satisfacción, es que acá en Pehuajó, en la tierra donde nací y donde siempre regreso para ver mis afectos, pasen el programa. Para mi es algo muy importante”.

Ahondando en detalles, señala: “El programa dura media hora. Estoy sola. Me encargo de hacer pastelería, repostería, todo lo dulce. Es un monólogo, no tengo invitados. Presento una o dos recetas. Hacemos el procedimiento de la receta de manera sencilla, es muy simple el programa enfocado a las amas de casa. Con recetas fáciles, sencillas, con componentes que se puedan conseguir”.

“La producción es como mi familia. Uno va recontento a trabajar. Ha sido un éxito, a nivel profesional he aprendido mucho. Tener tanta gente que te apoya, que te quiere, que en este medio es muy difícil. Hay que tener una escudería de hierro”. Y en tal sentido, es consciente de eventualidades en ese mundo tan particular. “Es un país muy grande, pero yo estoy muy reservada, muy enfocada en lo mío”, acota.

“COCINAR ES UN ARTE”
Además de ‘La cocina de Victoria’, realiza el programa ‘Dulces netas con Victoria’, que se fusiona una vez por semana con otro programa denominado ‘Netas divinas’. “Son 5 mujeres –dice Vicky- completamente diferentes: una canta, otra es abogada…. Se quiso fusionar una vez a la semana, entonces yo cocino con cada una de ellas. Fusionamos la chispa de ellas, la energía, con un poquito de lo dulce. Me siento muy cómoda, gracias a Dios”.

El tema culinario le fascina, lo vive, lo siente. “Siempre digo que cocinar es un arte, tener facilidad con las manos, y me sucedió que me gustaban mucho las manualidades y fui muy habilidosa con las manos. Entonces, al cocinar hay que estar en los detalles, la precisión. En repostería, no podés cambiarle mucho al gramaje de los ingredientes. Es muy preciso, pero igual permite darle rienda suelta a la creatividad, porque si no se puede cambiar la receta, sí se puede cambiar la decoración. Y ahí pones los toquecitos”.

Tiene objetivos claros y convicciones firmes. “Hoy en día estoy muy contenta. Me siento realizada pero obviamente voy por más. Uno siempre quiere seguir creciendo. Ya tengo mi empresa, ahora la voy a retomar. Acá le dicen catering. Es todo dulce. Estoy reordenando mi casa, con lugarcito para esta actividad. Para que mi niña tenga donde poder jugar, y yo mi lugar de trabajo.

Final del encuentro, a plena emoción y abundante nostalgia. En horas retorna a México. Amplia y sincera sonrisa, y al decirnos gracias y adiós, concluye: “Estoy feliz, contenta. Siempre regresando a Argentina. No he pensado en un regreso definitivo. Estoy como muy instalada allá”.

PING PONG
¿Un deseo?: “Paz”.
¿Un recuerdo?: “Pehuajó”.
¿Un rencor?: “No tengo”.
¿Una esperanza?: “Felicidad”.
¿Una gratitud?: “Mi familia”.
¿Una ingratitud?: “Hoy en día no. Estoy en paz”.
¿Un ídolo?: “La Madre Teresa de Calcuta”.
¿Una modelo: “Cindy Crawford”.
¿Un libro?: “Amarse con los ojos abiertos”.
¿Pehuajó?: “Recuerdos, alegrías, amistades, familia”.
¿La Escuela Normal?: “Felicidad”.
¿México?: “Aprendizaje”.
¿Concursos de belleza?: “Recuerdos felices”.
¿Un amor?: “huyyy, pausa”.
¿Sergio Polite?: “Mi corazón, mi amigo y hermano del alma”.
¿Victoria Branda?: “Alguien que sigue teniendo humildad y sencillez, que deseo nunca se me vaya. Recordar todo lo lindo que me enseñaron y nunca perder los valores. Seguir con mis valores pasándolos de generación en generación”.
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