Luis 'Chivo' Civelli: "Estudiantes es gran parte de mi vida"

Felix Peyre
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Un relator lo bautizó El Eterno. Al final de su carrera, fue goleador de la Liga Pehuajense. Logró tres títulos liguistas con Estudiantes Unidos y brilló en la recordada selección local de la década de los setenta. Es y será uno de los mejores delanteros del fútbol doméstico.



Hablar de Estudiantes es hablar de los Civelli. El apellido es un ícono en la vida albinegra. El amor por los colores pasó de generación en generación y sus nombres quedarán por siempre en la historia del club. Luis Ángel es uno de ellos. Creció rodeado entre banderas estudiantiles y disfrutó cada uno de los festejos en la época dorada del básquet pehuajense.

El Chivo, como lo conocen amigos y allegados, todavía tiene en sus retinas esos momentos de felicidad y jolgorio en la casa de su tía Beba, celebrando los logros del Huevo Alessi, el Tucano Ramos y tantos otros que como él, supieron hacer grande a una de las emblemáticas instituciones del distrito y la región.

Luis Ángel Civelli (63) jugó su primer torneo de baby fútbol en San Martín, representando a la marmolería Sánchez y Martínez. En su equipo, campeón invicto con cien por ciento de efectividad, se destacaron también Juan Carlos Kilduff, Monito Garré, Toro Alonso y Rodo Torres, entre otros, bajo la dirección técnica de Chacarita Martínez. Con apenas diez años, los pibes fueron furor en la región.

“Teníamos un equipazo. Salimos campeones invictos, ganamos todos los partidos. Kilduff, que jugaba conmigo adelante, a los diez años pateaba tan fuerte como en los últimos años en Calaveras”, recuerda, y agrega que después de campeonar en San Martín, “fuimos a jugar una final con el campeón de un baby de Casares. Jugamos en una canchita de tierra y les ganamos 4 o 5 a 1”.



Tras su triunfal paso por el baby, Chivo inició su rica trayectoria en el club de sus amores: Estudiantes Unidos de Pehuajó. Toda su carrera como futbolista fue allí. Tuvo ofertas de otros equipos pero nunca pudo alejarse. Creció en el club, como deportista y como persona. “Jugué toda la vida en Estudiantes. Vivía en la cancha porque mi viejo era el técnico de primera y mi hermano jugaba, y los primos, también. Así que estaba todo el día ahí. Papá jugó, fue campeón y goleador. Él jugó un año en Vélez y después se vino por tema de laburo y se quedó con la Cochería. Fue técnico de Estudiantes, de la selección de Pehuajó y me dirigió a mí”.

Luis debutó en primera a los 16 años. Fue campeón de la Liga Pehuajense en tres oportunidades: 1976, 1986 y 1988. Se retiró de la actividad a principios de los noventa siendo goleador del torneo. Y este no es un dato menor, ya que su padre y su hermano Carlos, cada uno en su época, también fueron máximos artilleros de la primera de Estudiantes. Mientras que su hijo Luis alcanzó ese récord en las inferiores del club. Una familia goleadora.

“Cuando salí campeón por primera vez, papá hacía unos meses que había muerto. Él me hizo debutar en primera”, rememora Civelli. Ese equipo, llamado El Expreso, era dirigido por “Cochengo” Mel. “Fue denominado así porque íbamos despacito y fuimos ganando. Era un equipo humilde, traíamos dos o tres de afuera y después éramos todos de acá. Fue el año de la selección, el año de la gran campaña de Pehuajó. Y San Martín con Sabofi hizo un equipazo que llevó siete u ocho jugadores a la selección. En Deportivo estaban todos los pibes, Atlético Mones Cazón tenía otros cuatro o cinco de la selección, y bueno a mí me vino a buscar Sabofi para jugar en San Martín pero obviamente me quedé en Estudiantes. Teníamos un equipo guerrero. Traíamos al “Botella” Iglesias de Tejedor, que había estado jugando en las inferiores de River ,y teníamos a José Fidalgo de Asturias. Después todos jugadores nuestros”.

De wing, siempre pegado a la línea lateral, el Chivo logró cautivar a los hinchas albinegros que disfrutaban de sus diabluras dentro del campo de juego. A pesar de ser campeón en otras oportunidades con su Estudiantes Unidos, para Luis el campeonato del 76 siempre fue y será especial. “Es el campeonato que más tengo presente porque hacía poquito había muerto mi viejo y eso me pegó mucho. Había sido técnico mío desde chico. Yo por suerte comparto el grupo de la selección, y él no lo ve. Sólo vio los partidos amistosos. La semejante campaña de la selección y el campeonato con Estudiantes fue lo más emotivo, sin dudas”, asegura.

EL ETERNO CIVELLI



Así lo bautizó el destacado relator pehuajense Fernando “Baby” Bethouart. Es que Luis tenía cuarenta años y seguía en actividad. Pero no por portación de apellido. Jugaba porque rendía, y mucho. Al terminar su rica trayectoria, el Eterno Civelli fue protagonista de una recordada final del liguista con Atlético Calaveras, siendo uno de los goleadores del certamen. Un privilegiado.

“El día que no sentí la satisfacción de ir a jugar o de entrenar dije ‘ya está’. El último año salí goleador y subcampeón. Calaveras nos ganó la final. Estaba bien físicamente, me entrenaba más que los chicos y eso me ayudaba. No estuve lesionado, me cuidaba, y el último año jugaba parado, los pibes corrían para mí obviamente. En los últimos años me tiraba al medio porque ya no corría tanto. Pero jugaba con Pablito Castillo y Guinea, ellos jugaban por las puntas y
yo jugaba en el medio”.

EL FÚTBOL PEHUAJENSE, AYER Y HOY
Para Civelli, es el fútbol de Pehuajó ahora es distinto. “Imaginate que jugué toda mi vida en Estudiantes, y como yo había muchos jugadores que por ahí cambiaban un año o dos pero generalmente jugaban en el mismo club. Había jugadores que jugaban cinco o seis años juntos en el mismo club, después iban un año afuera: era más plata o los tentaba algún club. Los Lamanna eran de Calaveras. Borghi, el Negro Alanís, el Flaco Bartolomé eran de Defensores. Los Civelli eran de Estudiantes, y como eso infinidad de jugadores que eran referentes del club. Y esas cosas creo que tienen que ver con el cambio en el fútbol actual. Jugábamos por el amor a la camiseta. Siempre se pagó, pero el amor a la camiseta y al club a la hora de jugar se nota”.

Además, Luis Ángel considera que “el otro tema” que motivó el cambio en el deporte doméstico “es que los jugadores que venían de afuera eran mucho mejores a los jugadores de Pehuajó, porque antes había el Torneo de la A, el de la B y nada más. Entonces los jugadores que no podían jugar en esos campeonatos salían al interior y venían acá pero eran jugadores que casi podían jugar en Buenos Aires”.

“Hoy -sostiene el exfutbolista- está el Argentino C, el B, y todos juegan en esos torneos, y los que no pueden jugar ahí son los que vienen a jugar acá. Entonces son muy pocos los jugadores distintos que vienen de afuera. Yo jugaba al lado de jugadores que eran unos fenómenos y uno aprendía, hoy no creo que haya mucho para aprender. Sacando uno o dos que ves que son distintos, como el caso de Collado de Deportivo que viene siendo el mejor de la Liga desde hace cuatro o cinco años, cuántos Collado hay en Pehuajó. Es el único, los demás son como los de acá. Vos armás una selección de Pehuajó hoy y te diría que el 90% son jugadores de Pehuajó. Antes no, los que venían eran señores jugadores entonces el nivel era mejor”.

LA HERENCIA ALBINEGRA

Luis heredó apodo y amor por la camiseta. Le dicen Chivo por su padre. A Don Civelli “muchos le decían Chivelli por ser italiano”, y de ahí “le quedó Chivo y lo heredé yo. Y mi hijo, también”. Pero no sólo se traspasan los apodos en su familia. La pasión por los colores también.

“Estoy muy feliz de haber estado en Estudiantes. Me tocó vivir el básquet glorioso del club, y alcancé a ser suplente del “Huevo” Alessi, del “Tucano” Ramos y yo era chico pero alcancé a ser suplente. Mi tía Beba Pérez Issa era mi madrina y además era madrina del club, así que festejábamos los campeonatos de básquet en la casa de la tía Beba. Entonces imagínate cómo estamos ligados los Civelli, los Pérez Issa a Estudiantes. Es gran parte de mi vida, al día de hoy es un sentimiento superior a cualquier otro de esta índole”.

PING PONG
- ¿Un deseo?: "Felicidad en mi familia".
- ¿Un recuerdo?: "Lios campeonatos logrados con Estudiantes".
- ¿Una esperanza?: "Que algún nieto juegue en Estudiantes".
- ¿Un amor?: "La albinegra".
- ¿Un rencor?: "No tengo".
- ¿Un amigo?: "Mi viejo".
- ¿Un futbolista?: "El flaco Bartolomé".
- ¿Estudiantes Unidos?: "Gran parte de mi vida".

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