Cecilia Podestá: “El dibujo me permite crear lo imposible”

Felix Peyre
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Ilustra y sueña con ser poeta visual. Se crió en Pehuajó y actualmente vive en Buenos Aires. Recibe un texto, lo estudia, lo analiza y comienza su “juego”, eso que la hace sentir ilustradora. “Hacer y hacer, así aparece la ilustración, no busco algo particular, encuentro”.

Foto: Juan Sito.

Cecilia Podestá nació en Buenos Aires y creció en Pehuajó. Tenía sólo cinco meses cuando su familia decidió mudarse al noroeste bonaerense. Vivió en tierras pehuajenses hasta su adolescencia, y actualmente, a los cuarenta y dos años de edad, reside en Congreso, Capital Federal.

Es ilustradora y siempre mantuvo especial relación con el distrito que la vio crecer. Hoy, a través del Círculo de Escritores de Pehuajó, dándole imágenes a los trabajos realizados por autores locales que luego son publicados en el suplemento El Pregón Literario del Diario Noticias.

Dibuja desde pequeña y todavía están en su memoria aquellos instantes donde recorría los rincones del estudio de arquitectura de su padre para poder usar los lápices de colores y darle vida a las hojas blancas que dormían en el escritorio. A medida que pasaron los años, Cecilia comenzó a indagar en la actividad y empezó a realizar una búsqueda personal que hoy se transformó en su pasión.

A lo largo de su trayectoria como ilustradora, y después de adquirir conocimientos artísticos en el ámbito de la escultura, el dibujo, teatro y escenografía, Cecilia participó durante años en talleres con destacados ilustradores como Mónica Weiss, Daniel Roldán, Rebeca Luciani, Irene Singer y Cecilia Alfonso Estebes.

EL ARTE DE ILUSTRAR TEXTOS




Sus trabajos siempre parten de la palabra escrita y el primer contacto con el texto es primordial. De allí nacen las emociones y las expresiones que se verán reflejadas en sus trabajos. Según explica la artista, su primer encuentro con un texto “es fundamentalmente desde lo subjetivo”.

“Lo leo oyendo lo que me atraviesa, me conmueve, me angustia, me alegra, me preocupa. Así aparece la primera imagen, la segunda, la tercera… Después tomo palabras o frases eligiendo cosas que me llaman la atención o que me gustan dibujar. Vuelvo a leer, y aparecen más las imágenes. El texto siempre me da la clave del material y la técnica que voy a usar, están ahí, pegada a lo que dice o lo que no dice él. Por eso me interesa el aspecto plástico con el mismo peso que el narrativo en mi obra”.

Una vez leído, y releído, Podestá determina el material a utilizar y allí comienza la acción. Una acción que generalmente realiza durante la noche, entrando en la madrugada, cuando sus niños y esposo duermen. Allí, en su taller artístico, nacen sus criaturas ilustradas.

“Cuando sé que material usaré, me meto en el juego, en lo que me hace sentir que soy ilustradora, en el hacer y hacer, así aparece la ilustración, no busco algo particular, encuentro”.

Después llega el momento de enfocarse en las temáticas que aborda el texto, el tiempo cronológico y quiénes son los personajes y su espacio de acción. Y en ese proceso, hay algo que Cecilia no deja pasar: la documentación sobre el tema a ilustrar siempre está.

EL CONTACTO CON EL ESCRITOR

Cuando el dibujo está proceso, es momento de presentárselo al autor del texto. Momento crucial para todo ilustrador. “Cuando le muestro al autor del texto cómo va el desarrollo y éste siente que mis ilustraciones son las imágenes que había contenidas en su relato, ahí el trabajo está cumplido”.

Con el dibujo terminado y aprobado, y si el trabajo se realiza bajo supervisión de una editorial, la tarea del ilustrador llega a su fin. Los editorialistas lo imprimen y se encargan de la circulación del libro.

“Pero si nace de una idea mía o un proyecto en conjunto con otro ilustrador o escritor, pero es autogestivo, la cosa es diferente, no me preocupo por la viabilidad en el mercado, me gusta hacer y que circule, me encargo del diseño, la producción y la distribución. De esta forma casi no tengo límites en la creación, cualquier diseño, formato es posible”.

SUEÑOS Y PROYECTOS

Si hay algo que apasiona a Cecilia es la poesía visual, y su meta es esa: “lograr se un poeta visual”. “La poesía entendida como ¨decir lo indecible¨, el dibujo me permite crear lo imposible. Ilustrar lo indecible es uno de mis sueños”.

Pero no todo termina en la presentación de un dibujo en una revista o un libro. La actividad le permite avanzar y conocer nuevos horizontes. Y por ello irá en el futuro. “Me gusta tener a la ilustración como mi herramienta para abordar otros espacios artísticos, como el teatro, el cine, la música”, explica la artista.

En la actualidad, “trabajo en un proyecto que me va a permitir esto exactamente. Con Bibiana Aflalo, directora de arte, y Silvia Dabul, pianista, estamos en pleno proceso creativo, donde el producto final, todavía puede ser un corto animado, una película, un concierto o un libro…”.

Además también trabaja en el armado de una editorial que tendrá libros de libre acceso publicados on line. “Surgió como una necesidad de terminar proyectos familiares, mi esposo es fotógrafo, mi hijo dibuja sin parar y mi hija escribe sin parar, tenemos muchas obras en las que nos mezclamos trabajando y tener un lugar donde estén estos encuentros para que sean vistos fue fundamental para armar ¨Ediciones Liberadas¨. En una segunda etapa habrá invitados para publicar sus proyectos”, indica.

SU RELACIÓN CON PEHUAJÓ
A pesar de haberse alejado hace más de dos décadas, Cecilia mantiene en su memoria sus primeros contactos con el mundo artístico, en este caso en el ámbito musical participando en el Coro Municipal y tomando clases de flauta con Gustavo Hernández, “gran músico Pehuajense, con el que actualmente nos seguimos encontrando y haciendo algunas cosas juntos”.

“Pehuajó es mi infancia, mi reservorio de recuerdos. Las historias en el campo, los paseos a caballo, el olor a manzanilla, los veranos de pileta y vuelos en avión, las casitas en los árboles, mi primer novio…”.

Cecilia mantiene un lindo vínculo con la ciudad, su gente y los recuerdos, y según afirma, “todo esto aparece siempre que empiezo un trabajo, son algunas de mis guías al momento de elegir, inconscientemente, los puntos que me sorprenden del relato”, haciendo mención al trabajo que realiza para el Diario Noticias.

“Trabajar con los poemas que me proponen desde el Círculo de Escritores de Pehuajó tiene el placer de conocer autores locales y el gusto de siempre estar ¨ahí¨”.


PING PONG
¿Un deseo?: Hacer poesía ilustrando.
¿Una frustración?: -
¿Una esperanza?: Encontrar un color que jamás haya visto.
¿Una alegría?: Dos alegrías, mis hijos.
¿Un dolor?: -
¿Un rencor?: -
¿Un amor?: Juan.
¿Un hobby?: Comer chocolate.
¿Un libro?: “Los papeles Salvajes¨ de Marosa de Giorgio.
¿Un artista?: Ayer, Max Cachimba.
¿Un ilustrador?: Hoy, Leo Flores.
¿Pehuajó?: Siempre vuelvo.
¿Cecilia Podestá?: -


“Cecilia ama lo que hace”
No podía faltar su testimonio. Una de las personas que la vio crecer y hacer sus primeros garabatos en su propio estudio de arquitectura. A partir de sus lápices de colores, ella encontró su pasión y su vocación artística.

Alberto se sumó al reconocimiento para su hija, y expresó: “Cecilia Podestá ama lo que hace; y cuando un artista ama lo que hace, tiene condiciones, estudia y le pone garra a su tarea el resultado es la excelencia de la obra resultante. Si yo dijera que es una excelente ilustradora me arriesgaría a que ustedes piensen; “Claro, qué va a decir éste, si es el padre.” Así que no lo voy a decir, pero sí les digo: A mí me gusta lo que hace, por eso la elegí para que ilustrase dos de mis libros y otros textos editados bajo mi dirección. Finalmente quiero recomendarles que busquen y vean la obra de Cecilia, la van a disfrutar. Y a ella le digo: ¡Felicitaciones Ceci, y que sigan los éxitos!”.

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