Dejó Pehuajó en 1953 cuando tenía sólo quince años. Se alejaba de su tierra, su escuela, su barrio. Ricardo había pertenecido al Instituto Senador Antonio Azcona de calle Goyena al 600 y cursado el primer año en el Colegio Industrial. En aquel diciembre, a seis días de comenzado el mes, pagó el boleto de cuarenta pesos con treinta centavos y se subió a un tren del ferrocarril Sarmiento que lo dejaría en su nuevo destino: Buenos Aires.
En la gran ciudad lo esperaba un nuevo hogar, una nueva vida. Se alojó en casa una tía, hermana de su madre, y al tiempo comenzó a trabajar en una imprenta como encuadernador. Los meses se convirtieron en años, y a los veintiuno, le tocó la conscripción cumpliendo el servicio militar en Organismos Internacionales de la Dirección Nacional de Aviación Civil. “Después de dieciséis largos meses de servicio, retorno a la vida civil y es en marzo de 1960 que contraigo matrimonio, renunció a la imprenta y comienzo a trabajar en 1961, en los Laboratorios OCEFA y fijando residencia definitiva, en la ciudad de Ituzaingó, en donde puedo edificar mi casa y hacer que allí sea definitivamente mi lugar en el mundo”, relata el pehuajense.
Otros títulos de la entrevista:
- EL CAMINO LITERARIO
- DISTINCIONES Y PREMIOS
- PING PONG
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