El histórico buzón de Guanaco: ahora nostálgico recuerdo

Felix Peyre
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Ícono de un tiempo que pasó. Entre los que quedan en el país como patrimonio histórico está el de Guanaco. Ahora simplemente un recuerdo porque manos anónimas lo llevaron. Datos históricos y características de un servicio elemental cuando no existían redes sociales.


Los buzones postales son parte de la historia. Quedan pocos en el país y la mayoría han sido declarados patrimonio histórico y cultural. Uno de ellos estaba en el partido de Pehuajó. Concretamente en la localidad de Guanaco, pero hace poco tiempo desapareció. Manos anónimas se lo llevaron y otro ícono lugareño es ahora apenas un doloroso recuerdo.

Durante muchos años el viejo buzón, ubicado frente a la Delegación Municipal y a metros del Destacamento policial, cumplió su importante función, de manera muy especial para los vecinos que vivían en las zonas rurales. Fueron mojones y hitos de la historia. Además de la imponderable función postal, aportaron sentido de identidad y pertenencia en diversos barrios porteños, y en ciudades y pueblos del interior. 

 

A través de los años se conservaron formas y materiales, pero el color rojo original fue cambiando. En 1972, cuando se creó la Empresa Nacional de Correos y Telégrafos (ENcotel), se pintaron de negro y amarillo como los taxis porteños. Al retornar la democracia se transformaron en verde claro, que duró poco, para recuperar cuatro años más tarde el clásico rojo. En 1997, cuando se privatiza ENcotel, se convirtieron en azul y amarillo, pero un año después recuperaron el color tradicional.

Si bien hubo construcciones alternativas de madera, los originales de fundición no perdieron vigencia. Los buzones cilíndricos, como se conocen, llegaron a Argentina en 1874, procedentes de Inglaterra. Se instalaron alrededor de 2300. Un relevamiento realizado hace 5 años, reveló la existencia de 1400 diseminados en distintos lugares del país, entre ellos Guanaco.


Muchos fueron objeto de vandalismos, por maldad o absurdos procederes callejeros, cuando no con fines comerciales. Quizás el viejo buzón de Guanaco, desaparecido entre sombras y medianoche, haya tenido un destino similar, desvirtuando el decir popular “te vendieron un buzón”, en alusión a los vivos o piolas que abusan de la confianza o la ignorancia de un inocente interlocutor.

El histórico buzón de Guanaco es ahora un recuerdo. Recuerdo de un servicio de otros tiempos, cuando no existían redes sociales. Recuerdo de lugar donde se alimentaba la ansiedad al esperar una carta. Recuerdo de un punto de encuentro, de amigos, de desconocidos y hasta de un romance adolescente.

Añorados tiempos aquellos cuando se aguardaba en el buzón la llegada de la carta esperada, con estampillas estampadas que pasaban a colección y en algunas ocasiones con sobres perfumados como expresión de amor y admiración.

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