Una galera, varias postas y un lugar de encuentro y diversión

Felix Peyre
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Hace más de 100 años un servicio de galera movilizaba y unía a criollos de Pehuajó y Daireaux. 
 en el límite distrital, un lugar de encuentros para los domingos y feriados.


La galera "La Atlántida" a principios del siglo anterior unía Pehuajó con el entonces partido de Daireaux. Manuel Delgado era su dueño y se desconoce el motivo por el cual le puso ese nombre. "Quizás se haya inspirado en alguna lectura de la isla legendaria sumida por el océano", sostuvo el historiador José María Amarillo, en una publicación realizada durante el año del centenario de Pehuajó.

El galerista Delgado, en 1909, retornó a España y "La Atlántida" y la concesión del servicio fue vendido a Pantaleón Pérez, oriundo de Pergamino, radicado en Pehuajó. La galera cumplió su recorrido de manera efectiva hasta el año 1915. "Llevaba pasajeros, cargas livianas y correspondencia. "El mayoral oficiaba de mandadero y le encargaban artículos diversos, remedios, diligencias bancarias, pago de impuestos, etc.", señaló Amarillo, quien destacó que "en el techo de la galera iban mensuales de estancias, boyeros y peones en general, que descendían en el camino a medida que arribaban a los establecimientos rurales".

José M. Amarillo, periodista e investigador histórico

Luego el recordado periodista aporta datos sobre las paradas de la galera. "Al salir de nuestra ciudad, se detenía en lo Pianca Hermanos, en Nueva Plata, una gran casa de ramos generales, donde había de todo. Los Pianca eran nativos de Chivilcoy y llenaron toda una época en la vida de Pehuajó, gozando por su espíritu servicial de la estima general".

"La segunda posta se hallaba en el campo del Sr. Pedro Gazotti y la tercera por la zona de Asturias en el comercio "El descanso", de José Balverde, donde los viajeros rendían culto al nombre de la casa y procedían a mojar el pico en el despacho de bebidas".

La galera hacía noche en el negocio denominado "La Isabel", propiedad de Benito Besga, aledaña al Ferrocarril Midland, en los límites de los partidos de Pehuajó y Daireaux y cerca de la estación Enrique Lavalle.

LUGAR DE ENCUENTRO Y DIVERSIÓN

"La Isabel" -acota Amarillo- fue uno de los más importantes almacenes de ramos generales de la zona, con anexo de despacho de bebidas, hospedaje y banco improvisado donde la gente depositaba y retiraba el dinero a su comodidad, por la confianza que inspiraba el dueño".

Tiempos aquellos cuando se respetaba la "palabra" y la "confianza" era moneda corriente. Este verdadero emporio comercial de esa época llevaba el mismo nombre que el establecimiento rural de Benito Besga, lugar de preferencia e la zona donde se congregaban hacendados, productores, mayordomos, capataces, mensuales y reseros.

Los domingos y feriados nacionales se realizaban carreras de lonja y jugadas de taba. Una particularidad: un alambrado de varios hilos separaba con exactitud los distritos de Pehuajó y Daireaux. El negocio quedaba en la zona perteneciente a Pehuajó y la pista de carreras y canchas de bocha sobre Daireaux. "No podía haber algo más salomónico en un medio extremadamente rural", indicó Amarillo.

"La Isabel" cerró sus puertas en 1919. "La Atlántida" dejó de circular un año después. Otras similares lograron subsistir hasta 1925, dando paso al auge de los automóviles.
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