Fue policía en Pehuajó y ahora es sacerdote

Felix Peyre
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Durante tres años ejerció la función policial. Conjugó los verbos proteger y servir. Un buen día definió su verdadera vocación. El Obispo Diocesano lo consagrará sacerdote en la iglesia de su Henderson natal.Recuerdos, experiencias y el firme deseo de servir a Dios y sus semejantes.

En el campo de las vocaciones, no siempre es fácil ubicar y definir un camino, pero el momento llega. José Alberto Pedraza (32) oriundo de Henderson, llegó a Pehuajó para realizar el profesorado de geografía, pero no prosperó y un día decidió incorporarse a la policía bonaerense. Se capacitó en la escuela Vucetich y los destinaron al grupo GAD en Pehuajó. Aquí se vislumbró y acentuó la vocación de “servir”, que finalmente se afianzó y decide realizar la carrera sacerdotal.

A horas de su ordenación como sacerdote, a realizarse en la Iglesia Santa Teresita de su Henderson natal, José dialogó con “mirá”. Proliferaron los recuerdos de la niñez, su juventud y la expectativa y claros objetivos del momento actual que vive.

El actual Diácono cursó “Economía y gestión de las organizaciones” en la Escuela de Enseñanza Medía n ° 1 de Henderson, Tecnicatura en seguridad pública (Policía); Experticia en Filosofía y Experticia en Teología.

TRABAJO, ESFUERZOS Y DESEOS DE SERVIR
En la niñez fue canillita, repartidor de facturas de luz, asistente a talleres de oficio en cocina en la Escuela Profesional de Henderson, policía en el Grupo de Apoyo Departamental de Pehuajó y playero en la estación de servicio YPF, ubicada en Mitre y Zanni de Pehuajó.

En los años adolescentes ya se manifiestan sus deseos de servir. Fue miembro y dirigente del Grupo Scout Santa Teresita del Niño Jesús; integró el grupo de jóvenes de la Parroquia y se desempeñó como Catequista de Confirmación.

Al evocar la niñez,José manifiesta: “Verdaderamente he tenido una infancia hermosa, llena de juegos, sonrisas, amigos y mucho de aprendizaje. Siempre en familia, jugando con algunos de mis hermanos y con mis viejos. También el Jardín, que me costó muchas lagrimas el quedarme, pero que con el tiempo se fue disfrutando y encontrando un lugar de confianza donde pude aprender mucho.

Así mismo lo que me marcó mucho fue el Grupo Scout, donde aprendí el trabajo en equipo, la solidaridad, la alegría en el servicio, el amor por la naturaleza y el encontrar a Jesús en mi camino. También fue muy importante la catequesis y el poder servir en el altar como monaguillo ya desde los 10 años. Pienso que el Señor ya tenía preparado en mí un lugar en el altar.

Agradezco a tantas personas que estuvieron en mi infancia y me enseñaron con su testimonio y palabras ¡lo lindo que es vivir!.


LOS AÑOS EN LA POLICÍA
Ejerció la función policial en Pehuajó. La pregunta es ineludible: ¿Cómo surgió el ingreso a la Policía?

“Al terminar la secundaria quería estudiar chef, ya que me encanta la cocina, pero se tornaba muy difícil por la situación económica de casa. Fue así que empecé a estudiar en Pehuajó profesorado de geografía, que también era algo que daba vuelta en mí, pero tampoco se pudo dar.
Entonces que decido entrar a la policía, primero por necesidad, luego por vocación, porque realmente me gustó mucho la fuerza y aprendí mucho en ella. Estudié en la escuela de Policía Juan Vucetich, de la Ciudad de La Plata, y al terminar me llega como destino el GAD de Pehuajó”.

-¿Cómo fueron tus años en Pehuajó? Quedan recuerdos que merecen destacarse? :
-”En un primer momento no sabía ni lo que era el GAD, pero al estar ya incorporado y vivirlo en experiencia propia, realmente me sentí muy a gusto. Fueron tres años excelentes dentro del Grupo, donde pude aprender lo que es el compromiso, la responsabilidad, el trabajo en la calle y conocer tantas amistades que hoy siguen siendo baluartes para mi vida. Siempre digo que Policía es parte de mi historia de salvación que el Buen Dios me ha regalado”.

Nos preguntamos y le preguntamos a José: ¿Hay similitud entre policía y sacerdote?. Y al referirse a su experiencia dentro de la fuerza policial, por momentos elogiada, por momentos fustigada, expresa:

“Creo que toda institución de una u otra forma siempre es elogiada por momentos y golpeada por otros. Pasa tanto en la policía, como en la Iglesia, y hasta en los mismos políticos. De eso no se escapa nadie. Muchas veces son con justa causa, en la cual no hemos sido buenos policías, o no hemos dado buen ejemplo como sacerdotes y es así que se lastiman a las personas.

Pero muchas veces no hay justa razón para ensuciar a la policía o a cualquier institución de algo que tal vez nunca estuvo involucrada. O lo que se vive también es que por culpa de uno meten todos en la misma bolsa.

Pero frente a todo esto uno trata siempre de ser buena persona. De dar buen ejemplo con su accionar, de dar testimonio de que queremos ser cada día mejores personas, de que mediante nuestras palabras y acciones podamos servir a todas las personas por igual y que nos conozcan desde el corazón”.

EL LLAMADO DE DIOS
Hay un momento en que se manifiesta y reafirma la verdadera vocación. “El llamado lo siento a los 16 años, -dice José- luego de una misa en la parroquia de Henderson. Realmente no es fácil contar lo que es “el llamado”, ya que se ve desde una mirada de fe. Pero ese día sentí que el Jesús me llamaba para pertenecer a su pueblo de una forma diferente, como pastor, como sacerdote. En un primer momento no supe que hacer, y fue así que me tomé un tiempo en mi corazón para poder responder con fidelidad.

Pasaron los años y fue así que a finales del 2010 me invitan a un retiro que se llama Proyecto de Vida en la cual pude discernir que Jesús tenía preparado algo para mí que me iba a ser pleno, cien por ciento feliz, y que era la vocación sacerdotal. Fue así que el 10/10/10 frente al Santísimo Sacramento, es decir, frente a Jesús Eucaristía le respondí gustosamente que iba a ir detrás de Él para ser instrumento de su amor y misericordia en el sacerdocio”.

Claro, contundente, emociona escucharlo. Luego vinieron los años en Seminario. “Los ocho años fueron el poder vivir una experiencia llena de Dios. Fue una vivencia en la cual uno se sintió como en casa, en la cual uno se fue conociendo a uno mismo, con sus dones y con sus flaquezas. Así mismo el poder conocerse en la comunidad, ya que somos varios los que vivimos en el seminario y crecer en la generosidad, en la paciencia y en la compasión.

Además se pudo profundizar mucho en el conocimiento de Dios, vivir en carne propia lo que Dios hace por cada uno de nosotros. Realmente fueron años de gozo en el seminario, con muchos rostros que se quedan impregnados en el corazón, sea de otros compañeros seminaristas o de las diferentes personas que se visitaron en las ciudades donde uno hacia la pastoral el fin de semana. En una palabra, puede decir que lo viví FELIZMENTE”, enfatiza.

“SER PESCADOR DE HOMBRES”
Y cuando faltan pocas horas para la ordenación sacerdotal en el hermoso templo Santa Teresita de su Henderson natal, lo invanden sensaciones muy especiales. “Se vive con muchas ansias, emocionado, con mucha cosa que pasa por el corazón. Feliz de la vida ya que llegó este momento tan esperado, tanto para mí como para los que me quieren. Pasa por mi cabeza tantas personas, momentos, palabras, encuentros que han sido gratificantes y me han ayudado en mi camino”.

Y a partir del sábado 28 de septiembre, comenzará a recorrer el camino de la misión sacerdotal. En tal sentido, sostiene: “La verdad es que estoy muy abierto a lo que el Señor me quiera regalar cada día. El ser sacerdote diocesano uno tiene la posibilidad de trabajar con todos los carismas y con todas las edades. Es una franja muy grande la que el Señor me está regalando, y para eso mi objetivo general es serle fiel, generoso y alegre en todo lo que me toque. Quiero, como lo dice mi lema de ordenación sacerdotal: “ser pescador de hombres”.

Nos asociamos al grato acontecimiento que vivirá la comunidad católica de Henderson y la región, implorando a Dios por quien recorrió como efectivo policial Pehuajó y aledaños, rescatando vivencias que ayudaron a definir su verdadera vocación.

Los mejores deseos Padre José ó Padre Pedraza, Dios está con nosotros.


PING PONG 

-¿Un deseo?: “La felicidad en las personas”.
-¿Un recuerdo?: “Muchos…”
-¿Una esperanza?: “La vida eterna”.
-¿Un amor?: “Cristo”.
-¿Una gratitud?: “A toda mi familia”.
-¿Una ingratitud?: “Ninguna”.
-¿Un ídolo?: “No se si la palabra es ídolo, pero estimo mucho a la Madre Teresa de Calcuta”.
-¿Un reproche?: “Ninguno”.
-¿Una frustración?: “Ninguna”.
-¿Una alegría?: “Ver la familia unida”.
-¿Una tristeza?: “Dolor por la muerte de un ser querido”.
-¿Un error?: “Creo que varios, pero de ellos he aprendido mucho…”
-¿Un libro?: “Ven, se mi luz”.
-¿Un amigo?: “Varios, que siempre han estado al lado mío…”
-¿Un rencor?: “Todo pasa…”
-¿Dios?: “Creo en un Dios que se la juega por nosotros y nos ama hasta el extremo”.
-¿Henderson?: “Vida”.
-¿Pehuajó?: “Encuentro “.
-¿José Pedraza?: “Positivo, servicial y alegre”.

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