Construcciones en Pehuajó: “Los ladrillos son siempre seguros”

Felix Peyre
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Hace tres años cuando Mirá vio la luz, hicimos hincapié en el auge de la construcción de bienes inmuebles para renta en nuestra ciudad. Se reflejaba entonces un criterio justificativo de ese tipo de inversiones y una demanda evidente de locaciones. Transcurridos tres calendarios nos propusimos reflejar el presente.



A modo de cotejo y atento a la realidad actual, el martillero público Roberto Mandrino aportó precisiones al respecto. “Las decisiones económicas de tipo particular, cualesquiera sean, suelen responder a satisfacer una necesidad, aprovechar una conveniencia o prevenirse de algún temor, ya sea infundado o legítimo”, indicó.

“Los escenarios, por otra parte, se muestran siempre muy cambiantes. En economía nadie ‘se baña dos veces en el mismo río’, agregó, y explicó que “nosotros, quienes estamos en este rubro del mercado, sostenemos por convencimiento y también por experiencia que ‘los ladrillos’ son siempre seguros, porque no se ‘acorralan’ ni se confiscan ni se diluyen. De modo que la inversión inmobiliaria es en todo tiempo y lugar un refugio seguro, con conveniencia a veces más temprana y otras veces más tardía”.

En cuanto a las locaciones, Mandrino sostuvo que “esas mismas inversiones tienen rentas fluctuantes, dependiendo en general del poder adquisitivo promedio de quienes toman esas propiedades en alquiler”.

“Hoy sigue resultando conveniente invertir y poner a trabajar en renta esos bienes, pero extremando los cuidados en la selección de los potenciales clientes, teniendo cierta flexibilidad de criterio en algunos momentos, en cuanto a los montos pretendidos, etc.”, aseguró. Para el martillero pehuajense, “el panorama de base tiene ciertas constantes, pero en superficie hay que operar con las variables que la situación va marcando”.

En contacto con Mirá, Mandrino también se refirió a las dificultades que enfrentan quienes deben sostener arrendamientos, ya sea para uso comercial como familiar. Al respecto, afirmó que “en grandes trazos, los inquilinos son mayoritariamente provenientes de sectores con ingresos fijos (sueldos), aunque los hay también de un universo mucho más amplio. Y por lo tanto, cada vez que existen procesos con impactos de inflación, el poder adquisitivo se resiente hasta que no se corrigen en general los ingresos, y muchas veces aún quedan desfasados, y eso también afecta la rentabilidad del inversor-rentista. Hoy podríamos decir que estamos en una de esas transiciones”.

“Los bienes inmuebles para destino comercial –añadió– son los que suelen acusar más rápidamente las variables del mercado, porque su lógica no es la del ‘techo de familia’. No obstante en el sector muy minorista, como resulta ser el nuestro, es altamente sensible”.

Por último, intentando una mirada al futuro, Mandrino remarcó una apreciación personal: “Creo que superada esta transición, cuya duración no me atrevo a mensurar, pero que estimo no ha de ser tan prolongada, se irán reacomodando nuevamente las variables. En una misma realidad, los diversos actores se ven afectados de manera diferente, acorde con su capacidad de amoldarse, modificar o resistir.

Lo que yo creo es que si se da una afectación masiva, como puede ser la inflación, nadie sale indemne. Unos la deben soportar más y otros menos, pero al margen no queda nadie. Y esa es en general la dinámica de estos procesos.

Concluyendo, como imperativo de vida, y también en estos temas, veo el futuro con optimismo, pero no ingenuo, sino siempre y cuando uno sea capaz de transitar con razonabilidad y sentido común las diversas contingencias que se van suscitando”.
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