“EL TEATRO Y EL CINE ESTÁN EN MI ADN”

Felix Peyre
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Lleva el arte en la sangre. Nació para ser actor, se formó para dirigir. Las artes escénicas son su vida y todo Pehuajó lo disfruta. Un referente del teatro independiente, un cineasta que sigue creando y espera ansioso la presentación de Itatí, su último film. El TIP, su paso por Capital Federal, sus obras teatrales y sus películas. Los sueños y sus ideas. Un homenaje a un artista.

Hablar de teatro es hablar de Francisco Ananía. De Panchi. Uno de los impulsores del Teatro Independiente Pehuajó. El actor, el director. El amante de las artes escénicas que regó la ciudad con sus obras. Sus creaciones forman parte de la identidad cultural del distrito y la región. Sembró arte.

Pero su pasión por el arte no termina en el teatro. Es director de cine y sus películas hablan del amor, de las relaciones sociales, del ser humano. De nosotros. A los 56 años, sueña e imagina nuevos proyectos, y mientras tanto, edita su nuevo film: Itatí.

Para el pehuajense la pasión por el arte de representar es parte de su esencia. Adquirida de nacimiento: “nací con esta afición, cuanto más atrás voy en los recuerdos de mi vida esto ya está presente, entonces por eso digo que ya lo traje al nacer. Podemos hablar de destino, como que no hay dudas que esto es lo que yo tenía que hacer en la vida. Nunca me lo planteé, siempre estuvo presente como algo natural, ya intrínseco... justamente como esas cosas que se traen ya de nacimiento”.

A Francisco dos mujeres lo marcaron. Fueron Nelda Pértica y Susana Ayala, sus maestras de quinto y séptimo grado de la escuela primaria. Lo convocaron para actuar en la obra El botellerito de La Boca en uno de los actos escolares.

“Para mí era como tocar el cielo con las manos, estaba en mi salsa, feliz. Todavía recuerdo la canción con la que me presentaba, jamás me la olvidé y todavía la canto, y ya han pasado unos cuantos años... Como recuerdo el momento en que entraba a escena, yo entraba por entre el público en el salón de actos de la Escuela Normal, iba arrastrando una carretilla llena de botellas y vociferando. “¡Botellerooo...!” Ese momento quedó como impreso, sellado, en mi memoria y sé que me va a acompañar hasta el fin”, expresa.

No se imagina haciendo otra. “Siempre lo hice y lo seguiré haciendo, no tengo, no veo, no quiero, otra posibilidad. Por eso podemos decir que esto del teatro y el cine ya están en mi ADN. El teatro y el cine son mi vida. No tengo otra cosa, es lo único que tengo, y esto no es para nada una queja, más bien todo lo contrario. Soy un agradecido de ser como soy y haber hecho lo que hice”.

¿Teatro o cine? “No puedo elegir uno u otro, sería como preguntarle a un padre. ¿Cuál de tus hijos querés más? Ahora quiero ponerle mucha pila a lo fílmico porque teatro he hecho mucho, tengo más de 30 años de producir sin parar. Tengo muchos proyectos para el cine que quiero realizar. Pero esto no quiere decir que deje de hacer teatro, sencillamente no podría”.

El conventillo de la paloma, de Alberto Vacarezza. Año 1998.
Teatro del Patio. Dirección: Panchi Ananía. Foto: Facebook Soledad Reyero.
SU OBRA TEATRAL: PUENTES DE COMUNICACIÓN
Como no puede elegir entre teatro y cine, distinguir su mejor obra también es misión imposible. Se remonta a la década del noventa y destaca al grupo teatral Los Manuelitos: “Con ellos, hicimos Historia de un caballo, de Tolstoi. Artísticamente hablando creo que fue uno de mis mejores trabajos. Si yo fuera pintor diría que es uno de mis mejores cuadros, de los más logrados. Además tenía un grupo de pibes bárbaros, con mucho entusiasmo y pasión”. La obra contaba la historia de un caballo que había nacido “pío” -pelaje ordinario- y por este motivo, por el color de su piel, era discriminado.

Nombrar sólo una se vuelve injusto. Entonces, de inmediato, menciona a Mustafá de Discépolo: “en esta obra yo había repatriado al TIP, digamos, a Bocha Pascual y a Polo Duhalde, que entonces militaban en otro grupo, el ATI, y los había juntado otra vez con Oscar Pérez, y creo que esa unión tuvo que ver con el éxito de la obra, además de los valores de la pieza en sí. Esta obra también fue como una síntesis de valores artísticos y humanos”.

Otra de las piezas teatrales que destacó fue La farsa. Una obra que se presentó en el Teatro Español con Los Invalorables, donde además de director, Panchi trabajó como actor.

Y refiriéndose a las últimas creaciones, Francisco acentúa en ¡Plápate!. “Porque cada función era una fiesta”, asegura. También señala a Nuestra señora de las nubes, “en la que tenía una brevísima participación como actor, pero que fue un montaje extraordinario de Diego Scarpellino, una coproducción entre la Escuela de Arte y el TIP”.

En fin, son muchas… Y todas tiene un objetivo: comunicar. “No sé si busco transmitir a priori algo determinado. Tiene que ver con cada obra, muchas veces se lo encuentra ya iniciado el trabajo. En principio diría que lo que uno busca es comunicarse, tender un puente, iniciar un diálogo con los espectadores. Y muchas veces uno cree decir una cosa y los espectadores encuentran otra”.

“EN MI PUEBLO SE PRODUCE CINE”
Sí, en Pehuajó. Tenemos producción local de películas. Y no es poco. Panchi lo sabe y lo recalca. “Me gustaría que se valore un poco más el hecho de que estemos produciendo cine. No son muchos los pueblos de la provincia, y aún del país, que puedan decir: “En mi pueblo, además de trigo, vacas, caños de escape o aceitunas, se produce cine”. Por lo general, como pasó hace poco en General Villegas, bajan desde Buenos Aires, hacen la película y se van y la terminan de armar en Capital. En nuestro caso, como pasó con Itatí y con nuestras anteriores tres películas, todo el proceso se hace acá, con manos pehuajenses, es un producto 100% local. Y el cine es una industria, puede generar divisas y puestos de trabajo, además de identidad, que no es poco. Me parece que todavía no se le llega a dar el enorme valor que tiene. Pero puedo equivocarme…”.

Francisco Ananía es creador de cuatro películas: Cariños desde el África, Markarián 348, La insatisfacción levanta tempestades e Itatí. Esta última, en pleno proceso de edición y que rodada durante 2010 y 2011. Además, el director asegura que tiene varios proyectos “en carpeta”. Brindemos por eso. Pehuajó seguirá haciendo cine.

Le es complicado delimitar qué temáticas tratan sus films. Pero lo intenta y dice: “a riesgo de quedarme corto o ser demasiado general, diría que abarcan todo lo que tenga que ver con las relaciones humanas. Hablo del amor, muchas veces amores prohibidos, de las relaciones familiares, de los condicionamientos sociales, los prejuicios, la intolerancia, la amistad, el no dejarse vencer y el no dejar nunca de soñar”.

Por otro, y dentro del Programa Mujeres Creadoras, que impulsaba la Dirección de Cultura (años 2010, 2011 y 2012) en los siete pueblos del distrito de Pehuajó, el director realizó dos cortometrajes con las Mujeres Creadoras de Francisco Madero: Madera de mujer (2010, 7´) y Lorelei (2011, 12´). Con las Mujeres Creadoras de Nueva Plata, en el 2011 llevó a adelante un documental: Nueva Plata, su historia y su gente (55´).

Plápate, TIP.
EL TIP, UN ORGULLO PEHUAJENSE
1980 fue el inicio. El comienzo de un sueño que se coronó con el éxito y el acompañamiento pehuajense. Nacía el Teatro Independiente Pehuajó y Panchi estaba ahí. Como impulsor, como soñador. Junto con Bocha Pascual, Oscar Pérez, Turco Yabor, entre otros, inauguraban un nuevo espacio artístico en la ciudad.

El TIP se adueñó de sus días. En sus paredes está la energía Ananía y su amor por el teatro. “No diría que significa todo, pero sí mucho. Es una de mis creaciones (junto con otra gente, claro, el teatro es un hecho colectivo), pero le he dedicado gran parte de mi vida, he puesto muchos ladrillos para construir lo que el TIP es hoy en día. He dejado ahí adentro muchas, pero muchas horas de mi vida, y las más de las veces sin cobrar un peso. Ha sido un acto de amor y de pasión”, afirma uno de sus impulsores.

“Cuando fui niño y adolescente no había en Pehuajó un lugar para dedicarse a esto como hoy está el TIP. Es algo de lo que me puedo enorgullecer, más allá de algunos sinsabores que a veces te toca pasar. En las cuentas finales el saldo es altamente positivo. Como dije cuando festejamos los 30 años: “No me arrepiento de este amor””.

SER ACTOR, SER DIRECTOR
Fácil sería reproducir una definición de diccionario, enciclopédica. Tosca, dura, sin sentido, para definir estos dos conceptos. Pero más enriquecedor será conocer qué piensa un actor, un director que ama su profesión. Respuestas sentidas, bien subjetivas. Las que valen.

Panchi nos dice: “ser actor es un oficio muy particular. Yo digo que hay que estar un poquito loco para dedicarse a esto. Alberto Ure, un gran director argentino, dice que los actores son seres con primaria incompleta (ja, ja, risas) Esto se lo escuché decir a Cristina Banegas, que trabajó mucho con él. Son seres que lo mejor de ellos aparece cuando “son” otros, o sea, cuando interpretan. Para poder ser ellos tienen que ser, hacer, de otros, esto es lo que se llama la paradoja del actor”.

El pehuajense afirma que “el verdadero actor necesita de la escena como del aire. Y también tiene algo de santo, o de monje, en cuanto a la entrega se refiere, al despojamiento del que tienen que ser capaces. Esto, en lo esencial. Después, el sistema capitalista en el que vivimos lo transformó en otra cosa y ahí surgieron los divisimos y el “star-system” que se le llama, y esto ya no tiene que ver con el arte esencial del actor sino más bien con el ego que todos los seres humanos tenemos y que este sistema riega permanentemente. Por eso no creo que todos los que hoy se dicen actores lo sean verdaderamente, acá entran a tallar otras cuestiones”.

Hasta ahí, la visión de un actor sobre el ser actor. Ahora, la palabra del director sobre el ser director: “el director de teatro “muere” en los actores, casi te diría que depende mucho de ellos, que construye con ellos inevitablemente y, a veces (no siempre se da), gozosamente. El director de cine es más dueño de todo el producto y tiene otras posibilidades, y otros problemas, pero no depende exclusivamente de los actores”.
Para terminar, sentencia: “para poder hacer teatro sólo hace falta un actor. Para poder hacer cine lo que hace falta es una cámara”.

Formación, galardones y experiencia
Francisco Ananía tuvo un breve paso por la Ciudad de Buenos Aires. Primero como estudiante y luego como dramaturgo. “Estudié actuación con la mítica Alejandra Boero y con el genial Raúl Serrano, cuya técnica hoy estamos intentando poner en funcionamiento acá. Un gran maestro, inolvidable. También fui alumno de Ricardo Monti, un autorazo argentino. Fui a sus talleres de dramaturgia y también fue una persona clave para mí”, recuerda

En 1982, dos de sus obras fueron premiadas. Panchi recibió el premio Coca Cola en las Artes y las Ciencias y el premio Municipalidad de Córdoba. Ambas obras fueron editadas en libro y ambas estrenadas, en Buenos Aires y también en Córdoba.

Un año después, el gran autor argentino Roberto “Tito” Cossa lo invitó a participar como autor joven en Teatro Abierto. “Escribimos una obra entre cuatro autores, tres consagrados (Cossa, Jacobo Lagsner –el de Esperando la carroza- y Eugenio Griffero) y yo, que recién empezaba. La obra se llamaba: Y el viento se los llevó. Participar en Teatro Abierto fue uno de los privilegios que tuve, fue un gran movimiento y en aquel momento todos querían participar y ser parte y a mí, simplemente, se me dio un lugar”.

Otra obra suya, Don Chicho, fue producida por el Teatro San Martín y dirigida por Héctor Bidonde. Algo similar pasó con Mongorito y el lobo, que fue dirigida por un gran director como Roberto Villanueva con una actriz de los quilates de Tina Serrano. Ananía expresa que también escribió el libreto para un espectáculo con la murga Los privilegiados del Plata. El espectáculo se llamó Un guacho al truco.

“Todas fueron experiencias muy enriquecedoras. Pero el terruño me tiraba, y el TIP sobre todo, saber que yo acá tenía un grupo que simplemente estaba esperando que yo dijera: “Vamos a hacer esto”, y, en fin, otros motivos, más de índole personal, determinaron que un día decidiera volver y quedarme”, explica el pehuajense.

Y agrega: “esto terminó de suceder en 1992 cuando me encontré un grupo de adolescentes que quería participar en los recién creados Torneos Juveniles Bonaerenses. Esos fueron Los Tipitos con los cuales hicimos Urgente, necesito un vident”, obra con la que ganamos los torneos y nos fuimos a España. Ahí terminé de quedarme, porque hasta entonces yo iba y venía. Como dije antes: “No me arrepiento de este amor””.

Premios y distinciones a sus películas

“Cariños desde el África” (2003)

Mejor Actriz (Mercedes Fraile) en 1er Festival Nacional de Cine con Vecinos, Saladillo 2004.
Seleccionada y exhibida en la Sección “Vitrina Argentina” en el 19º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, 2004.

“Markarián 348” (2005)
Mejor Película y Mejor Actriz (Mabel Esnaola) en el 2º Festival Nacional de Cine con Vecinos, Saladillo 2005.
Fue seleccionada y exhibida en el 4º Festival Internacional de Cine Pobre, en Gibara, Cuba.

“La insatisfacción levanta tempestades” (2007)
Menciones Especial a Mejor Guión (Panchi Ananía)
Mejor Actriz (Mercedes Fraile)

PING PONG
¿Un deseo? Poder llegar a hacer una película cuyo libro tengo escrito desde hace años, pero es una producción que requiere mucho. Pero soy insistidor y creo que alguna vez voy a poder hacerla. Esto, en lo personal. En lo social, paz para el mundo y fundamentalmente mayor justicia. Vivimos en un mundo muy injusto.
¿Una frustración? No sé, ahora no se me ocurre ninguna. Capaz que poder cantar, o ser un buen bailarín, porque soy un pata dura bárbaro.
¿Un rencor? Creo que no tengo.
¿Un actor? ¡Muchísimos! Robert De Niro en “Buenos muchachos”. Alberto Olmedo en “No toca botón”. Los ingleses tienen muy buenos actores, Peter O´Toole, John Guielgud. Los soviéticos también tienen unos actorazos, los italianos, como no recordar a Marcello Mastroianni. La lista sería larguísima.
¿Una actriz? Lo mismo que para los actores. Te confieso algo, durante muchos años estuve muy enamorado de Elena Tasisto, una gran actriz argentina. Pero no es la única. Los argentinos tenemos muchos actores y actrices muy buenos. Pero, para darte algunos nombres: Vivien Leigh, Isabelle Huppert, Betiana Blum, etc., etc., etc.
¿Una película? Uh, también sería una lista larga. Menciono una de las últimas que vi y me encantó: “El puerto”:de Kaurismaki. La recomiendo enormemente.
¿Odias? No, soy muy pacífico y tolerante. Sí hay cosas que me indignan, pero el odio es, supongo, algo muy fuerte a lo cual me parece que no llego.
¿Sos feliz? ¡Tengo que decir que sí!, aunque pueda sonar presuntuoso.
¿Pehuajó? Mi casa.
¿Una gratitud? Por mi profesión y las cosas lindas que me ha brindado. Mi familia y mis amigos.
¿Una ingratitud? Sin comentarios.
¿Un amor? Uh, qué pregunta para un ping-pong. Sí, los he tenido y los tengo. Pero mejor lo hablamos otro día. Ja, ja.
¿Panchi Ananía? Búsquenlo en las respuestas de esta entrevista.
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1Comentarios

  1. EvaBruna2003@yahoo.com.ar14 de diciembre de 2014, 9:39 p.m.

    hola,soy actriz y mi compañero de vida de hace 30 años tambien,acabamos de ver por INCA tu peli La virgen de Itati:nos parecio maravillosa,exelente guion,direccion y actuada con verdad,nos gustaria mucho contactarnos con vos,mi nombre Eva Bruna Fernandez,,mi paguina wwwevabruna.com.ar,ademas canto tangos ,bueno te invito a que veas mi pagina,y cuando andes por Buenos Aires,al teatro a ver a mi marido Marcelo D Andrea, en Calivan el teatro de Norman Brisky,a ver "Vide,la muerte movil,de Vicente Muleiro,
    abrazo Eva

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