“La peluquería es un arte”

Felix Peyre
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Día del Peluquero - Hace más de una década, empezó a realizar trabajos de peluquería. Hizo trabajos a domicilio, recibió clientes en su casa y compartió locales con otros peluqueros. Soñó, perseveró y logró uno de sus sueños. Hoy, el estilista Gustavo Báez (41) disfruta de su propio salón de belleza y estética. En celebración del Día del Peluquero, le contó a Mirá su historia, sus proyectos y la actualidad de la profesión en Pehuajó.

Gustavo Báez comenzó a incursionar el mundo de la peluquería a 18 años, cuando era ayudante de su tía, Ema Agostinelli. “El disparador para estudiar peluquería fue trabajar con mi tía que fue quien me enseñó el oficio. A través de ella, lo empecé a querer y a descubrir”, expresa Gustavo, nostálgico y feliz.

Tras realizar sus estudios en la Academía Formación Profesional, prestó servicios en el mismo centro educativo y luego compartió lugares de trabajo con colegas. Gustavo Báez comenta que también creció “cortando a domicilio, recibiendo gente en casa, yendo a los geriátricos, o sea, visitando distintos lugares como para ponerte en training”.

Así, transitó más de ocho años de trabajo, hasta que en 2010, cumplió uno de sus sueños. Rodeado de amigos y con el apoyo incondicional de su familia, Gustavo inauguró GA Pelu-Kero, su centro de belleza y estética en Echeverría y Gutiérrez, donde actualmente desarrolla su actividad.

“Hay muchas peluquerías en Pehuajó y cada una tiene su gente. Lo que hay que saber a la hora de abrir una, es saber adónde apuntar o cuál es el objetivo a lograr. Hay que remarla mucho. No sólo salir de una Academia y llenarse de plata. En mi caso, pude poner mi negocio diez años después. Costó pero lo logré”, expresa Báez.

“VOS, CREÁ…”
Gustavo considera al peluquero como un artista. “La peluquería es un arte. Tiene esa cosa de vocación artística, de poder crear un estilo, dependiendo del cliente, de la contextura de su cara, su personalidad. No todas pueden llevar un rojo, y no todas, un rubio”, explica.

En la actualidad, tiene un amplio staff de trabajo donde logra aplicar los conocimientos adquiridos y también, como no podía ser de otra manera, convertirse en un artista de la peluquería. “Gracias a Dios cuento con un grupo de chicos y chicas que siempre están disponibles para poder hacer las novedades que aprendo en los cursos que realizó en Buenos Aires”, dice Gustavo Báez.

Y agrega: “otras personas vienen porque me vieron y se animan a buscar un cambio, algo diferente. Que un cliente venga y te diga que “creá”, es un logro al que he llegado en estos dos años”.

ROMPER LAS BARRERAS DE LA PELUQUERÍA
La actividad del peluquero no se limita al sillón y la tijera. Hoy, la profesión ofrece la posibilidad de realizar diversos eventos sociales –desfiles y trabajos en vivo–, que no sólo sirven para atraer clientes, sino también para difundir expresiones artísticas compatibles con la peluquería.

Al respecto, Báez indicó: “disfruto mucho de poder armar un evento de peluquería y poder mostrar aquello que no se ve normalmente. Además de los cortes, hay que generar vestuarios, coreografías, preparar pruebas de color, de flequillos y de todas las cosas que se van a mostrar. Los eventos generan la adrenalina que tengo por el arte. Tiene mucho que ver con el teatro, con pintura”.

Gustavo también explica que su proximidad con los sectores artísticos de la ciudad, lo llevó a tener una clientela personalizada. “Tengo gente muy bohemia de clientes. Llegan al negocio, la mujer que pinta, la fotógrafa, la que le gusta diseñar ropa. Vienen chicos de la Escuela de Arte, gente que hace teatro. También tengo un estilo de clientela muy personalizada, con su propia vocación y su propia historia. Y en el sillón siempre se charla y cuando detectó a alguien que tiene condiciones o facetas para hacer una producción de fotos siempre se lo propongo”, indica.

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