
Al rememorar el inicio, cuando estaba por entrar el invierno, recuerdan que ese 20 de junio “Abrimos 7:20 de la mañana, con muchas expectativas, ya que nosotros no habíamos tenido ningún comercio antes”.
Y esa jornada inaugural fue larga. Estuvieron todo el día, se fueron a las diez de la noche, pero pese a la incertidumbre del comienzo, íntimamente ambos percibían que el esfuerzo era alentador. Si bien el kiosco abarca numerosos rubros, se ha destacado y priorizado la venta de golosinas, diarios, revistas y carga virtual de teléfonos.
Una esmerada atención al cliente y muy buenas ondas caracterizan el lugar. “Muchos de los clientes nos siguen acompañando desde el primer día”, coincide en señalar el matrimonio, dado que corrobora esa particularidad.
Diversas anécdotas iluminan los ojos de Sandra y Nelson. Entre otras, rememoran: “Un primero de año teníamos cerrado y fuimos a la tarde, solo para ver cómo estaba el maxi kiosco. Abrimos para sacar una cosas y se nos llenó de gente”.

Aquel gesto de los viajantes Claudio y Eduardo, dio sus frutos. Hoy siguen proveyendo al kiosco y además los une una recíproca amistad.

Qué capa, Lucía... Yo siempre pensé que Lucía era la chica que atiende, jajaja... Felicidades!
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