Fue “revelación” en el Teatro del Lago

Felix Peyre
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Muy joven, en Pehuajó, fue “revelación” del Festival de Folklore Sureño. Más tarde se destacó en España. Su canto testimonial recorrió toda América Latina. Después de muchos años se reencontró con el pago hernandiano.


El pasado 23 de diciembre, en Lanús donde residía, se apagó la vida de Rafael Amor, cantor popular que sentía un particular afecto por Pehuajó. En 2014, estuvo por última vez en el festival del parque San Martín, en el mismo escenario “General Manuel Belgrano” donde fue “revelación” en el año 1971, pleno esplendor del Festival Nacional del Folclore Sureño.

Fue un referente del canto popular, con firmes convicciones en defensa de los derechos humanitarios. Su poesía refleja esa condición, sin desmerecer las numerosas creaciones dedicadas al amor. En España, donde residió muchos años, solían calificarlo como juglar que revindicaba la problemática social con un estilo interpretativo de espontánea adhesión popular.

«El espectáculo mío es la palabra, el humor, la poesía y la comunicación con la gente”, sostenía al sintetizar su producción creativa. Cuando retornó a Pehuajó, 28 años después de haber conquistado el público del pago hernandiano.

“Para mi es muy especial estar en este Festival -dijo la noche del retorno- porque yo fui revelación aquí en 1971, cuando tenía más o menos 20 años. Después de tanto tiempo, en esta noche, vuelvo a cantar en esta ciudad que me trae gratos recuerdos."

Tenía 71 años y su obra refleja el claro testimonio de un trovador testimonial. Su padre, Francisco Amor, había sido cantor de la orquesta de Francisco Canaro. Muchos de sus temas fueron grabados por José Larralde, Facundo Cabral, Mercedes Sosa, Los Cuatro de Córdoba, Cantoral y Alberto Cortés. Con este último desarrolló exitosa actividad en España.

Se destacó en todos los ámbitos de difusión de música popular. Incansable viajero de la geografía española y latinoamericana. Así como reflejó las problemáticas y contradicciones sociales, el canto al amor con notables expresiones. Sin duda su obra perdurará en el tiempo y en las voces de los cantores populares.

A modo de homenaje, reproducimos la letra de dos de sus creaciones. “No me llames extranjero” y “Canción para una lágrima”:


No me llames extranjero

No me llames extranjero porque haya nacido lejos,
o porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo.
No me llames extranjero porque fue distinto el seno
o porque acunó mi infancia otro idioma de los cuentos.
No me llames extranjero si en el amor de una madre
tuvimos la misma luz en el canto y en el beso
con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.

No me llames extranjero, ni pienses de dónde vengo,
mejor saber dónde vamos, adónde nos lleva el tiempo.
No me llames extranjero porque tu pan y tu fuego
calmen mi hambre y mi frío, y me cobije tu techo.
No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo,
tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego,
y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.

Y me llamas extranjero porque me trajo un camino,
porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares,
y un día zarpé de otro puerto,
si siempre quedan iguales en el adiós los pañuelos
y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos,
y los amigos que nos nombran y son iguales los rezos
y el amor de la que sueña con el día del regreso.

No, no me llames extranjero, traemos el mismo grito,
el mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras,
antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
los que roban, los que mienten, los que venden nuestros sueños,
ellos son, ellos son los que inventaron esta palabra: extranjero.

No me llames extranjero, que es una palabra triste,
que es una palabra helada, huele a olvido y a destierro.
No me llames extranjero, mira tu niño y el mío
cómo corren de la mano hasta el final del sendero,
no los llames extranjeros, ellos no saben de idiomas,
de límites, ni banderas, míralos, se van al cielo
por una risa paloma que los reúne en el vuelo.

No me llames extranjero, piensa en tu hermano y el mío,
el cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo,
ellos no eran extranjeros, se conocían de siempre
por la libertad eterna e igual de libres murieron.
No me llames extranjero, mírame bien a los ojos,
mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo,
y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.


Canción para una lágrima

Era de nácar y luz,
esmeralda matinal;
era un trino canto miel
en el pico de un gorrión,
tímido temblor, azul.
Era un suspiro de sol
sobre un pétalo de flor;
era un sueño musical
en el ala tornasol
de una mariposa de cristal.

Así era la lágrima sentida,
la primera que en la vida
nos llora el corazón,
cuando la inocencia nos habita
y en el pecho nos palpita
cristalina una ilusión.

Hoy encuentro en tu mirar
esa lágrima de amor,
quisiera ser un gorrión
para poderte robar
en un beso el corazón.

Quiero emborracharme con tu boca
las mariposas locas
del poeta que hay en mí.
Déjame una lágrima siquiera
para prendérmela al alma
cuando ya no estés aquí.

Cielo claro, tarde clara
y tus ojos, ¡ah tus ojos!,
dos círculos concéntricos
en el charco azul de tu mirada.
Cielo claro, tarde clara
y tu boca y tus besos una pena
que se me astilló en el alma.

Noche clara, claro cielo,
juntos soñamos atrapar
en aquel charco el lucero,
porque amando,
hasta en un charco cabe el cielo.

Tarde triste, triste cielo,
ya te has ido.
Buscar el olvido es hallar el recuerdo.
Noche oscura, no hay lucero,
pero te quiero, tanto, tanto
que en una sola lágrima
de mi llanto cabe el cielo.
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