"El libro no desaparecerá jamás"

Felix Peyre
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Héctor Sancho, junto a sus hermanas Rita y Amelia, fueron los continuadores del emprendimiento de su padre Carlos. Cuando la librería cumplió 85 años, Héctor reseñaba la trayectoria, con estas palabras:

“Se inició el 9 de marzo de 1921, en Mitre 495, donde casualmente ahora está la Librería Miré. Estuvo allí un año más o menos. De ahí fue a Mitre 457, frente a lo Bolognesi. Ahí nací yo en 1926 y ahí estuvo hasta el año 1932 en que se trasladó a Mitre 325, que fue el lugar más conocido y que la gente de Pehuajó lo recuerda. Y aquí (por Yrigoyen 740) estamos desde 1976”.

Héctor, en el año 1952 comenzó a disfrutar de esta actividad, cuando se alejó del Banco Nación y decidió colaborar con su padre. Primero fue librería y artículos escolares y desde 1960 es exclusivamente papel impreso, diarios, revistas y libros.
Al rememorar los tiempos idos y los menesteres cotidianos, sus ojos se iluminan: «Yo me siento contento, feliz... Mis hijos me dicen «es bueno que te dejes de embromar», pero... ¿y qué hago yo?... esto me mantiene activo. Esto es mi vida”.

En aquel enero de 2006, entre otros conceptos, decía: “Recuerdo generaciones de clientes. Vienen, por ejemplo, chicos que han vendido diarios, porque antes teníamos canillitas... Tenemos la satisfacción que todos los chicos que pasaron por acá, ya hombres grandes, mayores que yo algunos, vienen a visitarnos y a recordar cosas de otros tiempos. Eso reconforta, como cuando viene un cliente y dice «muy bueno el libro que nos recomendaste» o «me hiciste quedar bien con fulano»... ¿cómo sabías que le gustaba eso?... y uno tiene algo de psicólogo con la clientela. Sé el que lee el diario profundamente, el que lee libros “libros” y hasta el profesional que leía Dartagñan y El Tony nada más, no por desvirtuarlos pero era su habito, hasta a algunos me he permitido cargarlos...»

Con respecto a las características del negocio, acotó: «Hay muchos que han iniciado Librerías, pero no lograron permanecer, porque no es muy redituable la venta de libros, nosotros nos defendimos muy bien hasta hace poco con las revistas y los diarios, que representaban el 80% del volumen de nuestras ventas».

Héctor sostiene que el libro de “desaparecerá jamás” y ejemplifica: «El libro siempre está vigente y creo que no va a desaparecer, a pesar de internet. Ponte en internet mirando durante 5 horas en la pantalla y te queda el «mate» lleno, en cambio el libro lo llevás a la cocina, al patio, lo tenés en la mesa de luz, no es lo mismo. En internet hay que estar atento, se corre, en cambio en el libro se puede retener”.

Al señalarle que “la juventud no lee”, Héctor considera: “No es la culpa de la casa, aunque muchos dicen que en la casa no leen. Hay casos, donde hay bibliotecas fantásticas, padres lectores, pero los chicos no leen. Porque en la escuela por más campañas que hacen, no leen, no les enseñan a leer. Falta que el profesor lo entusiasme y los conduzca progresivamente en el hábito de la lectura”.

Decíamos en el año 2006, que el futuro de Librería Sancho quizás esté signado para ser parte fundamental de la historia cultural de Pehuajó, al no vislumbrarse herencia familiar. Y en tal sentido, Héctor manifestó: “Lamentablemente parece que no, mis tres hijos son profesionales de otro rubro. Mi hija menor es lectora y entusiasta, pero tiene otra actividad. Quedará seguramente la marca...”
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