Recientemente nos dejó el convecino Huver Irigaray, calificado cultor de costumbres y tradiciones. Nuestro sencillo tributo:
"Jinetear y domar no es lo mismo. A veces un hombre que no es jinete, doma bien", sostenía. Compartió innumerables fiestas criollas y montó en jineteadas de Gargiulo ante 80 mil espectadores.
Cada caballo de su tropilla tenia nombre y muchos jinetes se lucieron con sus pingos: entre otros, Elpidio Martínez, Coty Segovia, el negro Miguel García, Osmar Rosas, el Negro Devigo.
Durante su trayectoria cosechó premios y halagos, como jinete, tropillero y por sus colecciones criollas. Honró costumbres, tradiciones y a su amada Patria,
junto a su esposa Soledad Monzón que siempre estuvo a su lado cosechando amistades por doquier.
Huver Irigaray, bien nuestro, bien auténtico. Ahora, en el amplio cielo celeste y blanco, se multiplican corcovos y el cencerro sigue sonando.
Gracias por todo paisano y que Dios lo ampare.