EN EL CIELO RETUMBA UN CENCERRO

Felix Peyre
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Recientemente nos dejó el convecino  Huver Irigaray, calificado cultor de costumbres y tradiciones. Nuestro sencillo tributo:


Jinete, tropillero y amante de las tradiciones. Desarrolló tareas rurales en varias estancias como Cecilia Centro, Cecilia Sur, La Madrugada, La Oración. De los 23 a los 37 años jineteo y luego fue tropillero, llegando a tener un centenar de pingos para doma. Conocía al detalle todos los aspectos y secretos de los caballos con su tropilla "El Cencerro". 

"Jinetear y domar no es lo mismo. A veces un hombre que no es jinete, doma bien", sostenía. Compartió innumerables fiestas criollas y montó en jineteadas de Gargiulo ante 80 mil espectadores. 

Cada caballo de su tropilla tenia nombre y muchos jinetes se lucieron con sus pingos: entre otros, Elpidio Martínez, Coty Segovia, el negro Miguel García, Osmar Rosas, el Negro Devigo. 

Durante su trayectoria cosechó premios y halagos, como jinete, tropillero y por sus colecciones criollas. Honró costumbres, tradiciones y a su amada Patria, 

junto a su esposa Soledad Monzón que siempre estuvo a su lado cosechando amistades por doquier.

Huver Irigaray, bien nuestro, bien auténtico. Ahora, en el amplio cielo celeste y blanco, se multiplican corcovos y el cencerro sigue sonando. 

Gracias por todo paisano y que Dios lo ampare. 



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