CUMPLE 103 AÑOS, AMA LA FAMILIA Y AGRADECE LA VIDA

Felix Peyre
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No es frecuente superar el centenario de vida. Nuestro sitio en diversas ocasiones ha destacado acontecimientos de esa índole. Siempre respetando la actitud y postura del cumpleañero. Este 17 de mayo, rendimos tributo a una convecina que cumple 103 años de vida y que los disfruta junto a sus seres queridos, con la satisfacción que ello implica.

Es común a esa edad, salvo escasas excepciones, el bajo perfil y el sentimiento de sencillez y humildad, no haciendo lugar a encuentros y entrevistas. Generalmente se limita a su entorno familiar o puntuales amistades.

Hoy cumple 103 años de vida, la convecina Nélida Gómez, apodada cariñosamente Kika, oriunda de la localidad de Chiclana donde la conocimos en su momento. A modo de homenaje en este día y fruto de vínculos directos con sus familiares, concebimos el presente tributo.


APEGO A LA FAMILIA Y AL CAMPO

La cuna de Kika es Chiclana donde retorna los fines de semana y revive experiencias en el amado terruño. Toda una vida apegada a su familia y las vivencias de la gente de campo, a la que tanto le deben todas las generaciones.

Recuerdo de su paso por el Colegio Nacional de Pehuajó


Nélida es parte de una familia numerosa. Se crio en el campo. Eran 12 hermanos, siete mujeres y cinco varones. Ella fue la novena. Asistió a la escuela de Chiclana. Caminaba veinte cuadras de ida y veinte de vuelta. Cursó hasta cuarto grado y más tarde terminó en Pehuajó la instrucción primaria. Después cursó primer año en el Colegio Nacional, pero debió claudicar al emigrar la familia que la alojaba.


TEJER, UNA PASIÓN

Tejer fue una de sus pasiones. Aprendió mirando a su madre, hoy está jubilada como tejedora. En su adolescencia, asistía a los bailes del pueblo junto con su madre y sus hermanos, una característica de aquellos tiempos cuando las salidas de esparcimiento siempre eran en familia.

Un buen  día conoció a Anselmo Daniele, radicado en Chiclana cuando su padre compró un campo. Luego de cinco años de noviazgo contrajo matrimonio, enlace que llegó a cincuenta años de convivencia y de cuya unión nacieron dos hijas, Alicia y Adriana, ambas docentes ya retiradas de las aulas.

Nélida vivió y disfrutó la vida el campo, primero con sus padres y hermanos, luego con propia familia. Además de ocuparse de los quehaceres domésticos, ayudaba a su marido en las tareas rurales, en las tradicionales cocinas a leña, producía la alimentación para la familia y los peones, sin dejar de lado nunca su afecto por las costuras y el tejido.


JAMAS PENSÓ VIVIR TANTOS AÑOS

La familia estuvo presente en forma constante, toda su vida. Exteriorizaba placer compartir con todos y aún cultiva esos vínculos. Nunca imaginó vivir tantos años. Priorizó siempre la familia y valora los roles de la juventud, si bien la ve un tanto desapegada en los tiempos actuales, creyendo necesario generar mayor compañerismo.

A dejar atrás una centuria de vida, su rutina cotidiana es prudente y activa, pese a que cuenta con ayuda de terceros por haber sufrido, hace dos años, una fractura de brazo y de cadera. Califica como "ángeles" a las dos personas que la asisten, Estela y Verónica, junto con sus dos hijas.


RUTINA HOGAREÑA Y VISITAS AL CAMPO

No amanece temprano como en los años de plenitud física. El tejido es su aliado. Le gusta leer diarios y hasta algún libro. En la alimentación no falta un vasito de vino con soda, un relajante te digestivo y más de una vez algún exquisito chocolate. Mira televisión hasta tarde  y los fines de semana se concentra en el campo de Chiclana, sin duda su lugar en el mundo.

Los recuerdos, la simpleza de sus impresiones, se traducen en ejemplares aportes para tener en cuenta. Al mismo tiempo rescatar claves para superar los cien años y transitar por la vida de la mejor manera posible. Gracias Kika y que en buen Dios la bendiga y le permita seguir archivando almanaques.


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