“Bombero se nace”

Felix Peyre
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Siguió el camino de su papá. Comenzó como aspirante en 2005, y un año después, se incorporó al cuerpo activo de Mones Cazón. “Ser bombero es desafiar muchas veces al peligro para ayudar a alguien que lo necesita sin importarte nada a cambio “, afirma Gastón Romero. Tiene 28 años y es hijo de Ricardo, un experimentado efectivo del partido.


Dos de la tarde de un enero agobiante. Un incendio de rastrojo de trigo acaparaba la atención de un grupo de bomberos. El calor era insoportable y las llamas azotaban unas quince hectáreas. Entre los efectivos estaba Gastón que vivía su primera prestación de servicio en Mones Cazón. Los voluntarios habían llegado al lugar en un Ford 600, el histórico móvil del cuartel. El fuego no cesaba y las horas de trabajo bajo un sol penetrante, hacían más meritorio el trabajo bomberil. Gastón seguía ahí. Era su bautismo y lo disfrutaba. Era feliz ayudando.

Gastón Romero se incorporó al cuerpo activo en mayo de 2006 y desde aquel momento, comenzó una trayectoria ascendente que lo ubica hoy como SubOficial Principal, aunque ya no en actividad porque debido a cuestiones laborales emigró de su pueblo, llevándose imborrables recuerdos de su actividad.

“La primera vez que presté servicio creo que no me lo voy a olvidar nunca. Fue un incendio que duro muchas horas y en ese momento el cuartel contaba con un solo camión, un Ford 600 el popular Móvil 1, que tiene una manguera muy pesada. Ese día se quemaban aproximadamente unas 15 hectáreas o más. El calor era agobiante y en ese momento pensé “¡estoy y estamos re locos de ser bomberos!” Las sensaciones que se sienten al estar luchando contra el fuego o al sentir la adrenalina que corre por tu cuerpo no se puede explicar. Es una sensación inexplicable, solo otro bombero sabe de lo que hablo”.

Romero es hijo de Ricardo, un experimentado bombero voluntario de Mones Cazón. Gastón se crió dentro de un cuartel de bomberos y lloraba cuando no podía acompañar a su padre en el camión a un siniestro. Sus recuerdos de niño, se entremezclan con sus primeros pasos como bombero voluntario. “Mi papá desde chico me llevaba al cuartel y casi se podría decir que mis primeros pasos fueron allí dentro. La verdad que son momentos imborrables de mi vida. Mis primeros pasos como bombero creo que fueron grabados a fuego como se dice en esta gran familia. Esos primeros pasos son fundamentales, la primer salida, la primera vez de manejar el autobomba son cosas que te llenan de adrenalina y te incita a seguir y a tratar de ayudar al prójimo sin importar nada de los que estás haciendo, a dejar tu trabajo, tu familia, todo, al momento que suena la sirena no te importa más nada que ese sonido y llegar al cuartel para saber qué es lo que pone el destino en tu camino”.

Gastón entró al cuartel como aspirante en 2005. Se capacitó, rindió el examen y logró ingresar como activo el 12 de mayo de 2006. Las formaciones profesionales continuaron y dos años después, Romero hijo ascendió a SubOficial Ayudante. Y un año más tarde, alcanzó el cargo de SubOficial Principal.

“Como siempre digo, bombero se nace, no se hace. Ser bombero es desafiar muchas veces al peligro para ayudar a alguien que lo necesita sin importarte nada a cambio. Es difícil explicar que es ser bombero, yo creo que lo sentís muy adentro y no tienen explicación solo otro bombero entiende lo que te pasa”, afirma Gastón, que a los 28 años, disfruta de su mujer y su hija.

Un servicio puede llevar horas de trabajo. Dos, cinco, diez… Los efectivos no conocen el horario de retorno. Su familia, tampoco. “Siempre tuve el apoyo de mi mujer y mi hija: desde ir un 2 de junio, con tremendas heladas, a ver el izamiento de la bandera, hasta bancarme que salga a las 11 de la mañana a un servicio y vuelva a 9 de la noche. Creo que eso más que bancárselo es un apoyo, porque dejamos y nos perdemos cosas muy importantes en esta profesión. En esta carrera hay que estar siempre capacitado y para eso hay que viajar a kilómetros de Mones y nunca jamás tuve una mala cara o un malestar de parte de mi familia”, destaca el oriundo de Pehuajó.

“La arrastre hacia mí y la abracé fuerte”
Mones Cazón había disfrutado de un festival de doma. La gente se retiraba del predio, ante la mirada de los bomberos voluntarios que realizan el operativo. Gastón estaba allí junto a Walter Gómez, actual jefe del cuerpo. Nunca imaginaron lo que iba a pasar.

“Mientras todos se iban, por motivos que no sabría explicarte se arma un revuelo entre la gente y al acercarnos vimos que una camioneta estaba por pisar a una nena de corta edad, en ese momento no nos importó nada y corrimos hacia donde estaba ocurriendo. Al llegar abrimos a la gente y llegué a la nena. Estaba entre las dos ruedas de un carro con caballos que trasportaba la camioneta. En ese momento sabía que si se movía un centímetro ese carro, la nena iba a resultar herida, más de lo que podía tener. En ese momento la tranquilicé y le dije a Walter que muevan al carro a mano hacia atrás, y en un segundo, la arrastre hacia mí, la abracé fuerte y corrí hacia el móvil para trasladarla al hospital. Esa historia no me la voy a olvidar jamás”.

Las palabras de Gastón estremecen. Un bombero debe estar preparado siempre; en cualquier lugar, en todo momento, sin saber qué puede suceder. “Se viven momentos duros y dolorosos a veces, desde la pérdida de una persona a lo material. Y la verdad muchas veces pensás dos veces si estás en el lugar correcto, pero por lo general para este tipo de cosas se hacen cursos que por ahí ayudan mucho a cómo tomar una tragedia y para pasar ese mal trago, por llamarlo de alguna manera”.

Romero hijo abandonó Mones Cazón, obligado por cuestiones de trabajo, y debió renunciar a su actividad voluntaria. Ricardo, su padre, continúa su labor como reserva de bombero, con las mismas ganas que cuando comenzó, hace ya 36 años. A kilómetros de su Mones querido, Gastón extraña su cuartel y su gente. “La comunidad de Mones Cazón valora muchísimo el trabajo ya que hoy el cuerpo de bomberos cuenta con cuatro camiones, dos camionetas y un salón de usos múltiples hermoso y todo eso se logro gracias al apoyo de la gente. Si la gente no valorara el trabajo que hacemos no hubiera ayudado a que hoy bomberos sea lo que es. La comunidad nunca dijo que no a nada y eso es de destacar”.

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