Al cumplirse 215 años de la Revolución de Mayo, simple tributo para renovar la fe y la esperanza en nuestro terruño.
25 de mayo: Día de la Patria.
Los sentimientos se renuevan como en
tiempos de la niñez y la adolescencia.
Complace admirarla y reflexionar sobre
la necesidad de replantearnos y ratificar
que verdaderamente la amamos
por encima de cualidades y defectos.
Que germinen semillas de bondad,
de fortaleza y sincero amor,
obviando caídas y adversidades.
Cumplir con deberes que nos asisten
como ciudadanos y seres humanos.
No claudicar en busca del bien común,
preocuparnos por lograr del equilibrio
y rendir tributo a la hermandad.
La Patria es nuestra tierra, la raíz,
la esencia, la familia...
Es identidad, amparo, refugio.
Es sentimiento y valores compartidos.
Erradiquemos la intolerancia, los odios,
la corrupción, el desprecio, la desidia,
la indiferencia, la impunidad,
y los absurdos desencuentros.
Basta de grietas que atentan contra
el auténtico sentimiento de Patria.
Honrarla desde lo más profundo
de nuestro ser, no solo con una
escarapela en el pecho, o con una
bandera en la puerta de la casa.
Hagamos el esfuerzo de mirarnos
a nosotros mismos, convencidos de
que la vida terrenal es apenas un
suspiro y nuestra amada Nación
es la eternidad. ¡Viva la Patria!
Relatos de fe / F. Peyrelongue / 25 mayo 2025