Una travesura plena de amor y felicidad

Felix Peyre
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Madre e hija vivieron la misma experiencia. No es común. La magia de un payaso lo hizo posible. Después de 2 años volvió Santiago con sus hermosas travesuras.

 

Hace 21 años compartió y llenó de alegría y felicidad el corazón de su mamá, Florencia, que cumplía 3 años. Ahora, revivió aquel momento y colmó de dicha y placer a la hija de aquella mamá, Mía, justo el día que cumplía 3 años.

Fue espontáneo y placentero. Después de mucho tiempo el Payaso Santiago volvió a lucir su colorido traje y la roja nariz. La sorpresa de madre e hijo fue hermosa y el placer del payaso lo exhibe su rostro.


El paso del tiempo es inevitable pero la magia de Santiago sigue intacta: sembrar alegrías y enriquecer el corazón de los niños.

Rubricamos el hermoso gesto con una oración de gratitud, que seguramente late en el corazón de Santiago:

“Nunca permitas que yo me olvide del don de ser Payaso, el deber de animar, de hacer reír, de dar felicidad y amor a la gente. Quiero ser un instrumento de tu amor y cariño. Señor, te consagro mi profesión de Payaso para ser un instrumento de tu alegría”.



 

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