Hay diversas
maneras de transmitir conocimientos, con la sincera intención de saber quiénes
somos y de donde venimos. Ante el nuevo cumpleaños de Pehuajó se incentivó la
siembra. Plausible idea y el cumplimiento de un sueño muy especial.
La convecina y
colaboradora de mirá, Jorgelina Recarte, el pasado viernes 1º concurrió a la
Escuela Normal y expuso ante 150 alumnos ¿por qué nos sentimos Pago
Hernandiano". Una acertada adhesión a la conmemoración de un nuevo
aniversario de Pehuajó, que contó con el apoyo de la Profesora Patricia
Spilimbergo.
Jorja destacó
su complacencia por la iniciativa y más aún por el interés demostrado por los
alumnos, varios de los cuales sabían el porqué de Pago Hernandiano y
profundizaron conocimientos al preguntar sobre aspectos relativos a los orígenes.
Además del
relato y respuestas a interrogantes, se exhibieron documentos y elementos
referidos a usos y costumbres de tiempos idos.
Celebramos la
idea y compartimos el placer exteriorizado por Jorgelina Recarte, quien al
referirse a la experiencia, afirmó:
"Entrar a
la Escuela Normal es hacer un viaje en el tiempo. El día acompaño con ese
romanticismo que lucen las nubes con frio cuando el sol se queda haciendo fiaca
aunque la siesta lo reclame en julio. Uno se siente abrigado por tanta historia
tras los muros altos y tanto mármol helado al tacto.
La bitácora de
viaje que tenía pensada para acercarles un poquito de Pago Hernandiano a
algunos alumnos, aro su propio surco entre las miradas chispeantes de los
chicos. Dejo de ser una guía escrita en mi mente para convertirse en una
semilla de inquietudes.
Y aquella
inicial libreta de viaje fue un viaje en sí, la Historia se plantó, como las
copas de los árboles en verano; se dejó ver simple, despojada, en una pluma, un
tintero, un cencerro, un candado; fue la luz en ese candelabro forjado a golpes
y fuego.
Lejos de
aquellos encuentros en la confitería de Trozzi y Tabitta, en donde soñaron con
los primeros pasos del Pago Hernandiano, Osvaldo Guglielmino, mi abuelo Tata
(Tomás Anibal Recarte), entre otros vecinos, la alegría de escuchar las
historias fundacionales de la Colonia "Las Mellizas", acorto las
distancias.
En septiembre
de 1957 se crea el Instituto Hernandiano de Pehuajó. Desde allí en más tuvimos
el honor de que se cediera, para la creación del Museo Regional, una fracción
del campo El Tata, que perteneciera a los Hernández. Sitio por demás emblemático
ya que en esta propiedad permanecieron los manuscritos del Martin Fierro hasta
1920. Un 10 de noviembre de 1967, en el anfiteatro "Manuel Belgrano",
en el Parque General San Martin, se realiza el primer Festival Nacional de
Folclore Pampeano, que a partir de 1969 se llamó "Festival de Folclore
Sureño".
Seguía arando
el entusiasmo hasta que un 10 de noviembre de 1972 se inaugura en la Plaza
Dardo Rocha, el primer Monumento Nacional al Gaucho Martin Fierro, realizado
por el escultor Gustavo "Chacho" Waks. Para ese entonces, la Secretaría
de Educación y Difusión municipal editaba la publicación "Difusión",
en la cual han quedado sembrados todos estos recuerdos hernandianos.
Hoy, pude
esparcir otro puñado de semillas del Pago Hernandiano y cumplir un sueño que
tuvimos Tata y yo en 2009, el de ir contando sobre aquel Pehuajó de 1883 que
fue hijo de un arado, de un decreto y de un libro para que alguien más ame el
suelo sobre el cual pisa".