“A naides tengas envidia”

Felix Peyre
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Al transitar el año del sesquicentenario del Martín Fierro, damos continuidad a la huella reabierta el año pasado para recordar refranes y estimular reflexiones. Una manera de ayudar a comprender actitudes y procederes de la vida cotidiana. Que beneficioso sería cultivar la sabiduría martinfierrezca.


Hace años, José Marcón editó con suma claridad los alcances y connotaciones de los distintos refranes que contempla el Martín Fierro, remarcando debilidades humanas que lamentablemente subsisten. Por ejemplo:

A naides tengas envidia,
Es muy triste el envidiar.
Cuando veas a otro ganar
A estorbarlo no te metas.
CADA LECHON EN SU TETA
ES LA FORMA DE MAMAR”

"Hernández se vale del Viejo Viscacha para darnos en pocos versos una lección de justicia social, de las que no se empardan. El hijo de Martín Fierro sabrá que la envidia es el origen de muchos de los males que torturan la sociedad", expresó Marcón.

Triste es el envidiar, y “cuando veas a otro ganar, / a no estorbarlo”, porque CADA LECHÓN EN SU TETA, ES LA FORMA DE MAMAR.

 

Pero vamos a la encantadora imagen que guarda la sabiduría del refrán: ¿Quién no ha visto alguna vez el cuadro de la chancha, con sus hijos prendidos de las tetas? Y cada uno en la suya, aquella que le dio su madre según el orden del nacimiento. Y cuidado… a no estorbarse.

En cada lechón estamos simbolizando todos los seres humanos.

La medida de lo justo –que es la forma de mamar- cada uno en su teta. Si bien solemos decir “el que no llora no mama”, entiéndase por llorar, trabajar, respetar, sacrificarse. Pero si lloramos, solo porque otros ganan mas, ya es envidia pura.

Al envidioso, no le alcanza la teta que le corresponde, y por ambición quiere mamar la teta ajena, pisoteando los derechos de los demás. El envidioso siempre esta parado en la injusticia, porque siempre vive deseando aquello que no le pertenece.

El mundo es algo así como una chancha: cada cristiano, tiene derecho a su teta. Quien injustamente priva de ella a un hermano, perturba todo el orden social.

Las pruebas están a la luz del día y el refrán sigue en pie con su filosofía popular. Lastima grande que no todos la llevan a la práctica. ¡Cuantas leyes para ordenar la vida y bienes de los hombres, cuanta sabiduría olvidada!


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