¡Te vamos a extrañar!

Felix Peyre
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Tu repentina partida conmueve. Cuesta comprender y mucho más decirte adiós. Se apagó la vida de Daniel Ticeira, conocido por su actividad comercial, pero especialmente por su trayectoria como folklorista, que comenzó hace 42 años junto a su hermano del alma Roberto Hernando, dando vida a “Los Cantores del Lago”.


El dúo que siempre mantuvo su esencia basada en el auténtico folklore argentino, pisó escenarios en todo el país. Cosechó el aplauso de varias generaciones. Extendió su mano solidaria a cuanta institución lo necesitó y compartió experiencia con numerosos pehuajenses cultores de la música popular.

La temprana partida deja un vacío muy difícil de llenar. Vamos a extrañar a Los Cantores del Lago y vamos a extrañar al querido Daniel. La vida en definitiva es apenas un suspiro, un tránsito cuyo final es impredecible. Claro que sorprende, conmueve, cuando se produce de manera repentina.


Hoy nos dejó Daniel Ticeira. No es momento de reproches ni consideraciones. Muchas veces, es común en los seres humanos desoír consejos o sugerencias sobre la salud. Cada uno es dueño de sus actos y procederes. Un trance duro lo afectó y no fue posible superarlo.


Esta madrugada se apagó su sonrisa, su culto por la amistad, sus buenas ondas, su pasión por las cosas nuestras, su pasión por el trabajo, sus deseos de superación permanente, su amor por sus semejantes.


Al trascender la infausta noticia las redes sociales desbordaron. Cada uno a su manera, sumido en el dolor que causa toda ausencia, dejó su mensaje, su recuerdo, su vivencia con el conocido cultor del canto popular. Su vida se apagó y el cantor calló.





Sirva su obra de tantos años como ejemplo de fe, confianza y perseverancia. Ahora, es tiempo de honrar y exaltar los valores que supo cultivar, junto a su familia, sus amigos y con todos aquellos que, en innumerables noches de peñas, canto y guitarra, adentraron en el corazón de Daniel.


Te vamos a extrañar amigo. Dios te ampare. Te conceda el descanso eterno y nos fortalezca con la resignación a quienes nos da la chance de seguir como peregrinos por el camino de la vida terrenal.


Hasta siempre Daniel. Que suene en el cielo, más fuerte que nunca, “la zamba del negro alegre” que tantas veces me regalaste junto a tu hermano Roberto.


Bienvenidos los recuerdos queridos que vuelven a mi soledad, como una paloma queriendo volar...


¡Te vamos a extrañar amigo!




Félix P. Peyrelongue

Chicofeo52@hotmail.com

 

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