Tu repentina partida conmueve. Cuesta comprender y mucho más decirte adiós. Se apagó la vida de Daniel Ticeira, conocido por su actividad comercial, pero especialmente por su trayectoria como folklorista, que comenzó hace 42 años junto a su hermano del alma Roberto Hernando, dando vida a “Los Cantores del Lago”.
La
temprana partida deja un vacío muy difícil de llenar. Vamos a extrañar a Los
Cantores del Lago y vamos a extrañar al querido Daniel. La vida en definitiva es
apenas un suspiro, un tránsito cuyo final es impredecible. Claro que sorprende,
conmueve, cuando se produce de manera repentina.
Hoy
nos dejó Daniel Ticeira. No es momento de reproches ni consideraciones. Muchas
veces, es común en los seres humanos desoír consejos o sugerencias sobre la
salud. Cada uno es dueño de sus actos y procederes. Un trance duro lo afectó y
no fue posible superarlo.
Esta
madrugada se apagó su sonrisa, su culto por la amistad, sus buenas ondas, su
pasión por las cosas nuestras, su pasión por el trabajo, sus deseos de
superación permanente, su amor por sus semejantes.
Al
trascender la infausta noticia las redes sociales desbordaron. Cada uno a su
manera, sumido en el dolor que causa toda ausencia, dejó su mensaje, su
recuerdo, su vivencia con el conocido cultor del canto popular. Su vida se
apagó y el cantor calló.
Sirva
su obra de tantos años como ejemplo de fe, confianza y perseverancia. Ahora, es
tiempo de honrar y exaltar los valores que supo cultivar, junto a su familia,
sus amigos y con todos aquellos que, en innumerables noches de peñas, canto y
guitarra, adentraron en el corazón de Daniel.
Te
vamos a extrañar amigo. Dios te ampare. Te conceda el descanso eterno y nos fortalezca
con la resignación a quienes nos da la chance de seguir como peregrinos por el
camino de la vida terrenal.
Hasta
siempre Daniel. Que suene en el cielo, más fuerte que nunca, “la zamba del
negro alegre” que tantas veces me regalaste junto a tu hermano Roberto.
Bienvenidos
los recuerdos queridos que vuelven a mi soledad, como una paloma queriendo
volar...
¡Te
vamos a extrañar amigo!
Félix
P. Peyrelongue
Chicofeo52@hotmail.com