Antiguamente se denominaba Biógrafo (Cine y bar). Era el entretenimiento favorito. Los espectadores se movilizaban en sulkys y charretes. Tuvo un final muy triste, fue consumido por un incendio.
El primer biógrafo de Pehuajó
De acuerdo a la información obtenida en su momento a través de antiguos pobladores, estaba ubicado en la esquina conformada por las calles Dr. Adolfo Alsina y José Hernández, donde actualmente funcionan oficinas y comercios.
Matías Escaris era su propietario y trabajaba de mozo,
siendo muy joven, Emilio Marty y Muntaner, el traductor del Martín Fierro al
idioma catalán, al decir de José Amarillo "se destacaba por su educación y
finos modales con la clientela, que lo distinguía con su aprecio".
Al aportar precisiones, Amarillo sostiene: "El
biógrafo -lo denomino así de acuerdo a las costumbres de la época- estaba
compuesto de cine y bar, expendiéndose artículos de confitería y el clásico
café de la amistad. Los concurrentes disfrutaban de las películas mudas con
acompañamiento de orquesta o actuación de un solista. Los espectadores del
campo, los de más cerca al menos se trasladaban en sulkys y charretes. Los
automóviles no habían revolucionado aún el ambiente".
El recordado periodista acota que "el biógrafo
constituía el entretenimiento favorito de los pehuajenses. En ese tiempo había
pocas fiestas, salvo las romerías de la Sociedad Española que se aguardaban con
interés y tenían resonancia en Pehuajó y la zona".
Finalmente, señala que el biógrafo tuvo un destino
aciago. “Terminó consumido por un incendio que en vano procuraron apagar sus
vecinos con baldes de agua y otros elementos, igual que en otros siniestros
hasta que se fundó el abnegado cuerpo de bomberos voluntarios que cuenta con
las simpatías y la adhesión del pueblo", concluye José María Amarillo.