“Mis días son un agradecimiento a la vida por disfrutarla y vivirla”

Felix Peyre
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Héctor Llanos, el cantor, el decidor, el cuentista, el poeta. Desde la niñez apegado a la música y el folclore. Vivió cuarenta años en Pehuajó y retornó a su suelo natal. Su amor por nuestras costumbres sigue intacto, lo cultiva y lo difunde a cada instante. Nuestro homenaje a su trayectoria en el día de la tradición.



Nació en cuna de cantores, en los pagos de Nueve de Julio, donde ahora reside luego de vivir muchos años en Pehuajó. Se identificó y cultivó con responsabilidad el folklore argentino. Recibió el aplauso y el reconocimiento del público. Hoy, alejado de los compromisos laborales, profundiza sus conocimientos y da rienda suelta a sus sentimientos e inquietudes, Hasta un libro escribió con un mensaje que expone con toda claridad su manera de ser y sentir.

Héctor Nicolás Llanos (70) realizó sus estudios primarios y secundarios en Nueve de Julio. Y en este solar bonaerense, echamos una mirada los tiempos de su niñez y adolescencia. Mí infancia la viví entre está casa adónde nací, y que esporádicamente hábito, y la casa de mis abuelos maternos. Allí adquirí a muy temprana edad, 3 años, aprendizaje de las vocales, palotes, números y alguna suma, más de memoria que por razonamiento, aunque aprendí a usar más adelante un ábaco (contador con cuentas de colores). Más tarde llegó la lectura, todo dictado por mí abuelo materno, que tenía alumnos particulares entre los que me mezclaba.

Después la primaria, con lo que generalmente se sabe, y si hubo algo de distinto fue el cantar en los actos patrios, una vocación que heredé de mí padre, proveniente de un cantante de la liturgia religiosa en España. Ese fue mí abuelo paterno, a quien nunca oí cantar, ya que dejó de hacerlo al llegar a Argentina. Más adelante la secundaria, y con ella la profundización en el oficio de cantar ya acompañado con una guitarra que a los pinchazos la hice mí amiga”.

Es evidente que desde niño comenzó su inclinación por la música y el canto folclórico. “El hecho de cantar nunca me fue ajeno, toda mí familia paterna lo hizo naturalmente y crecí escuchando cantar a mis mayores, menos mí abuelo.

Fueron muy afinados y dotados de una coloratura vocal apreciable, siendo mí padre el más entusiasta en trasmitirme sus conocimientos. Así emprendí a corta edad la interpretación de la canción de Yupanqui El Arriero, lo que me motivó a saber quién era el autor, y por qué se llamaba así. De esta forma comenzó mí andanza y mí relación con todo el género folclórico argentino, sin distinción de regiones, pero si conociendo características de cada una para no desvirtuarlas”.


VINE AL MUNDO A CANTAR”

Los primeros pasos del folklorista en Nueve de Julio

Ese atinado criterio de informarse y conocer en profundidad las características de un tema, un autor, un ritmo, ha sido constante en Héctor y se aprecia en sus actuaciones, a través de sus relatos y de las propias interpretaciones. El canto popular es toda una atrapante pasión y sigue vigente. “Mí actividad de interprete folclórico –dice- sigue vigente sin interrupciones, salvo excepciones como la actual, es lo que ha sostenido mí realización y lo que me ha permitido llegar a lugares a los que de otra manera quizá no hubiese llegado. El balance es óptimo, los frutos han sido por demás de beneficiosos, diría que ha sido lo que vine a hacer al mundo, CANTAR. Siempre quedan proyectos por realizar y lo último es la edición de un libro con lo escrito en poesía, lugareña, social, personal, y algo autobiográfico, que ya puedo decir es una concreción por aparecer en este noviembre de 2020”.

Y el libro titulado “Poemas y cantos desde la llanura” ya es un hecho. Verá la luz en breve y permitirá descubrir otra faceta que logró ahondar cuando entró en la etapa de relax y reflexión, que se manifiesta de manera más intensa en el atardecer de la vida. La relación de Llanos con el público fue, es y será muy especial. Con particular estilo expone su arte, genera un diálogo a través del relato, algún cuento y hasta una reflexión.


Aprendí de los profesionales –sostiene- con los que me relacioné en mi juventud, que las canciones tienen implícito un mensaje y me preocupé en ilustrarme sobre ellas, su contenido, origen, personajes exaltados en su desarrollo, lugares que otorgan características que deben difundirse para que el que escucha deduzca con criterio de que se trata. Eso hice y le acople el humor regional para matizar el clima que se fuera creando. Así la factura es un compendio de información y sensaciones que ingresa en la memoria del público con amenidad y perdura por diferentes razones en el registro del oyente. Por supuesto esto hace que genere un ida y vuelta más cálido entre escenario (músico) y platea (público). Resultado: un interés por darlo, y un ámbito receptivo a lo que das. Por lo tanto buenísimo”.

Entre sus habilidades, se destacó por su condición de silbador, otra manera de comunicar y transmitir sensaciones y buenas ondas. A propósito, acota: “El recurso de silbar fue algo cultivado por mi como una expresión musical a la que apelé en algunas oportunidades en que estaba disfónico y para dar descanso a mi foniatría, silbaba. Lo sigo haciendo con menos frecuencia”.


EL TRÍO “CRUZ DEL SUR” Y UN ENSAMBLE DE VIRTUOSISMO Y AMISTAD


La conformación del trío “Cruz del Sur” junto a José Félix Boses y Gustavo Grobocopel, fue otro hecho saliente en su trayectoria que enriqueció conocimientos y satisfizo clara expectativas, amén de generar una amistad muy significativa. “El trío Cruz del Sur fue el ingreso a una actividad polifónica que no desconocía pero que no era tan frecuente. Integrarlo es saber que hay un porcentaje asumido a dar con responsabilidad y dedicación, sin expectativas de sobresalir y si con la exigencia de aportar lo mejor, que será sin discusión el cien por cien de eficiencia.

El trío es compartir, vibrar a una misma frecuencia, festejar logros conseguidos con esfuerzo, conocimiento y sobre todo un mancomunado deseo de vivir cada momento juntos, sabiendo que nos mejoraremos con cada obra que abordemos y todos incluido el público, sentiremos la paz de haber cumplido cada uno con lo suyo. Además hay que sumar la amistad, la camaradería, y el anecdotario de cada entretelón”.

Los tiempos actuales son muy particulares. Dejando de lado, la inesperada pandemia, nuestro folclore quizás no goza de la trascendencia de otros tiempos. Llanos que ha transitado muchos caminos y épocas de cambios y transformaciones, es preciso en tal sentido:

Los tiempos actuales no son ni mejores ni peores, el público está habido de arte y virtuosismo como siempre, y si demanda otras manifestaciones es porque quienes tienen que aportar arte y virtuosismo no los aportan. No lo hacen, no porque lo desconozcan, sino que hay un aparato comercial exitista que abarata el producto y busca réditos inmediatos, así es de inmediata la desaparición de éxitos resonantes, pues no tienen sustento.

En nuestro tiempo juvenil hubo, poetas, compositores, narradores, intelectuales de alto rango que se encargaron de formarnos con su legado. Y fueron desplazados por una baratija que se impuso a repetición y difusión por sobre lo valorable, lo elevado, lo que nutre el espíritu.
Hoy hay excelentes músicos a los que hay q
ue rastrear para escucharlos. Hay todavía poetas que ahondan en la metáfora, en el empleo de la palabra comprometida, en la denuncia social que se desliza sutilmente completando una obra maestra, y lo que falta es que se los conozca, que estén en el candelero iluminando espacios”.

El tema le apasiona y como experimentado cultor del genero, su opinión es muy clara: “Creo que todo es una cuestión de enfoque. O erudición, o negocio. Hay una Argentina oculta que desconocemos, seguimos viajando al interior de ella sin descubrirla, vemos solamente las maravillas promovidas, pero al lado de eso está el habitante lugareño, está la postergación de esas personas, con sus sueños y deseos, y lo más significativo, son hermanos nuestros, tan argentinos como nosotros, desconocidos que de pronto nos sorprenden con lo rudimentario de su desempeño, y hace doscientos años que viven así, sin poder ser considerados como seres argentinos, patriotas y sacrificados. Esa es la materia pendiente de todo el que tiene un micrófono a mano y con él su voz, llega a lugares impensados. Sin embargo hemos optado por creer que poseer bienes es ser exitosos, entonces aparece la ambición y con ella el negocio que cito antes”.


DECORAR LA VIDA CON MELODÍA, ARRIMARLE UNA RIMA, UN REFRÁN

Actuando en Festivales de Folklore Sureño


Últimamente se lo ve conectado a las redes sociales y con frecuencia expones su inspiración creativa, que alcanza satisfactoria repercusión entre sus seguidores. Al respecto, considera:

Es evidente que estar fuera del circuito de las redes es dar demasiada ventaja, es como esgrimir una honda ante quienes empuñan un arma de fuego. Por eso ingresé a ellas y así logré dar a conocer lo que de otra manera costaría muchísimo difundir. Reconozco que bien empleado el medio es extraordinario y lo uso, para decir lo que es necesario decir, desde lo espiritual hasta lo social, pasando por lo jocoso también”.

Reconforta ver como disfruta todas las horas, fiel a sus convicciones y a las enseñanzas asimiladas con el tiempo. “Mis días son un agradecimiento a la vida por disfrutarla y vivirla, decorarla con una melodía, arrimarle una rima, un refrán o un chiste que encienda la comicidad, agradecer el sol, los pájaros, el color de las flores, las plantas y los árboles, y recibir la lluvia, la brisa, el poncho de un cielo que está cribado de estrellas y constelaciones, con el medallón de una luna que se cuela por mí ventana y vela mí sueño.

Un poco poético un poco realidad, yo veo y disfruto esos que para mí son privilegios. Después lo cotidiano y social que es lo vulgar de todos. También está cantar, acompañarme con la guitarra y leer libros que sean antologías, historia, relatos regionales siempre ligados a las personas y sus costumbres, habitantes todos de nuestro país Argentina”.

Cuando se transita o se avecina el atardecer de la vida, se definen propósitos o íntimos deseos. Héctor imagina el tiempo que vendrá y sus deseos inmediatos y para cuando tallen los recuerdos. “Lo que considero la última etapa del vivir, me he propuesto pasarlo lo más despreocupadamente posible, sin egoísmos, sin rencores, sin agresiones, tratando de comprender el porqué de cada situación y hallándole lo positivo.

Entiendo que tengo ganas o deseos de hacer algo y de ser posible lo hago, le esquivo como sapo a la guadaña a las discusiones, fijo mí rumbo y ando hacia esa meta.
Disfruto el tiempo que me queda, con libertad, alegría y sueños. Si se ofrece viajar allá voy con ganas, como huérfano a la teta. Si eso es lo que somos, un cúmulo de vivencias caminando, y cuando la marcha se detenga quiero que se me vea como Llanito, el que cantaba, y tal vez una última humorada para mí lápida,que diga: Menos mal que alguno viene / A verme aquí al cementerio / Porque el día que yo vaya / Se va a alborotar el pueblo”.


UNA ARGENTINA SIN LA VIVEZA CRIOLLA, SIN AGACHADAS, SIN TRAMPAS



La tiene más que clara. Hay mucha tela para cortar en sus expresiones. Al final del encuentro, el perseverante cultor del folclore argentino, concluye con una serie de deseos y aspiraciones.

Deseo en lo más íntimo, el bienestar para mis hermanos argentinos, que cada uno sea depositario de la asistencia que el Estado debe dar en salud para tener asegurada la sanidad, que estando en plenitud cada argentino tenga la libertad para realizarse, que cada uno tenga una instrucción adecuada para comprender cuáles son sus deberes y cuáles son sus derechos, y cumplir con cada una de esas condiciones”.

Que la cultura del trabajo esté por encima de cualquier especulación, así los recursos del Estado se destinan a lo que deben ser destinados, que lo que se otorgue a los indigentes sea supervisado por personal idóneo, que cumpla y haga cumplir los propósitos buscados. Que el Poder Judicial sea independiente y sancionado por un triunvirato imparcial que determine que es correcto e incorrecto en el desempeño de los jueces”.

“El respeto establecido por leyes y obligaciones sea cumplido a rajatabla, así como penas y condenas a los procesados, sin contemplaciones ni rebajas de lo establecido por la ley.
En fin, lo que quiero, anhelo y deseo, es que nuestra ARGENTINA, camine sin muletas ni andadores, que muestre su potencial y ocupe el sitio que le corresponde en el elenco de los países del mundo, sin la viveza criolla, sin agachadas, sin trampas, porque tenemos con que presentar competencia, identidad y una BANDERA inmaculada que flamee al tope de todos los mástiles”.

No exento de emoción y aflorando hacia los cuatro vientos sus patrióticos sentimientos, reafirma: “Que nuestro acervo cultural sea difundido, conocido y apreciado sin que soporte sustituciones foráneas, como el reemplazo de términos de nuestra lengua madre por otros anglosajones impuestos, ejemplo contener, por contenedor, etc etc.”

“Nosotros somos criollos y para eso debemos serlo en la totalidad, sin ignorar esas influencias, pero conociendo perfectamente nuestro origen. He visto púberes llenándose la boca con Disneylandia y no saben quién fundó el pueblo en que nacieron, así van desformando su idiosincrasia y ya jóvenes entrando a la adultez están más desorientaos que novia de mellizos. No saben que provincias de su país son azucareras, cual provee maderas, de dónde provienen las materias primas, y además todos quieren apretar un botón y que todo aparezca mágicamente. Nadie habla de doblar el lomo y poner brazo, corazón y amor a la PATRIA.

Hay para enumerar y enumerar. Pido a DIOS que en algún tiempo se cumpla. Se que no he de verlo, pero lo harán nuestros nietos tal vez, si empezamos mañana”.

Todo comienza y todo termina. Allí queda con sus recuerdos, sus relatos, sus poemas y sus sentimientos, Héctor, el Negro o Llanito, siempre pintando de celeste y blanco cada momento de la vida y untando el criollo peregrinar, con canciones y poemas...


PING PONG


- ¿Un deseo?: “Vivir con alegría”

- ¿Un recuerdo?: “Mí padre”

- ¿Una gratitud?: “Mí madre y su bondad”.

- ¿Una ingratitud?: “Tanta envidia, maldad y egoísmo”.

- ¿Un rencor?: “No guardo”.

- ¿Un amor?: “Mis hijas”.

- ¿Una alegría?: “Mí nieto Rufino”.

- ¿Una frustración?: “Ninguna, busque lo posible”.

- ¿Una esperanza?: “Ver la Argentina en democracia y bien conducida”.

- ¿Un reproche?: “Para qué, si no fue, ya está”.

- ¿Una ilusión?: “Tener salud y poderme valer por mí mismo”.

- ¿Un libro?: “El mío, de poesías”.

- ¿Un amigo?: “Son muchos y todos lo son”.

- ¿Un ídolo?: “René Favaloro”.

- ¿Dios?: “Mí fe y mí todo”.

- ¿Nueve de Julio?: “Mí cuna, mí querencia, mí tumba de algún día”.

- ¿Héctor Llanos?: “Un difusor de nuestras costumbres criollas y argentinas, reflejadas en el mensaje auténtico de cada obra abordada”.: “Mí adopción, mí desarrollo, mí representado con cariño, como si me hubiese acunado de chico”.

- ¿Héctor Llanos?: “Un difusor de nuestras costumbres criollas y argentinas, reflejadas en el mensaje auténtico de cada obra abordada”.


No es casual que se haya elegido un 10 de noviembre para evocar tu trayectoria, ya que si algo ha sido constante y persistente en tu vida es el amor que profesas por nuestro folklore y nuestra tradición, a la que a lo largo de los años te dedicaste a estudiar con respetuoso esmero.  

En el afán por compartir esa pasión has ido sembrando a tu paso, en quienes ocasionalmente te cruzan o aquellos que te rodean, el deseo por conocer más sobre nuestra música, nuestros poetas y compositores a los que debemos parte de nuestra memoria como pueblo.

Es así como la tradición encuentra su forma de replicarse, recrearse y volverse parte esencial de nuestra identidad. Gracias por tu legado. La semilla ya está en el viento.

Tu hija, Jorgelina Llanos.


Hace unos días recibí una invitación para escribirte un mensaje, porque pronto saldrá una nota homenajeándote. Como vos sabes, la escritura no es mi fuerte, pero aquí me encuentro sentada en el comedor, frente a la hoja en blanco y lapicera en mano.

Lo primero que se avecina son los recuerdos de la infancia que atesoro en mi memoria, las vueltas en auto los domingos, las golosinas que comprabas en el kiosco del banco Provincia, las vueltas en bici los fines de semana, los helados, las idas al cine Zurro y también las noches de verano tocando la guitarra y cantando tan solo iluminado por la luz de la luna.

Siempre admiré tu paciencia, caminar tranquilo y lo mucho que sabes de todos los temas. Bohemio, cantor, escritor y soñador son las palabras que te describen y definen. Seguí como siempre tu intuición y deseo para ser feliz.

Abrazo fuerte y apretado.

Luciana Llanos


Héctor querido, la vida nos juntó para transitar juntos caminos que nunca imaginábamos. Hoy nos encuentra haciendo balance y aportando toda la experiencia vivida . Tu canto, tus poesías, tu amistad, perdurará en el tiempo como obra y recuerdo.

Adelante hoy con tus poesías, y con el sello de Gustavo, Trio Cruz del Sur.

El camino está esperando seguir recorriendo con dedicación y esfuerzo mostrando tus valores indiscutibles .

¡Abrazo! (1968‐2020).

José F. Boses


"Gracias a ctor Llanos, conocí la emocn en carne viva, expuesta, hecha canción y ahora también, poesía.

Palabras que tienen música, la que se esconde en los caminos de nuestra Pampa interminable, y que “el Negro” transitó y exploró en sus profundidades.

Con una sensibilidad pocas veces vista, Héctor se adentra en un mundo de sus seres queridos y lugares vividos e imaginados. Su pensamiento paisano, a veces pícaro y siempre con plena emoción, nos lleva a las pequeñas y grandes cosas de la vida.

Que suerte poder compartir con ustedes, en estos tiempos turbulentos, palabras que nos vuelvan a nuestra más profunda humanidad.

Gustavo Grobocopatel

(Prologo de "Poemas y cantos desde la llanura", libro de Héctor Llanos)





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