El boliche de Milazzotto

Felix Peyre
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El Bar o el Boliche de Milazzotto, ubicado en la esquina conformada por las calles Pablo Landa (antes Cuenca) y José Hernández, fue uno de los lugares de encuentro que durante años nucleó a distintas generaciones de pehuajenses, tanto de la ciudad como de zonas rurales aledañas.

Más de 80 años de permanencia en el mismo lugar, en la última etapa abría por períodos y si bien no perdía sus características originales, la modalidad de trabajo se fue adaptando a los ineludibles avances que se manifiestan en todos los ámbitos de la sociedad. Originalmente propiedad de Don Ángel Milazzotto quien luego lo derivó en su hijo Francisco. Luego, fueron varios los vecinos que dieron continuidad a la explotación del viejo bar.

Recientemente la vieja esquina fue demolida. Ahora es parte de la historia lugareña, específicamente cuando se habla de los boliches o bares barriales, testigos silenciosos de innumerables episodios que quedarán latentes en los memoriosos que habitualmente amalgaman recuerdos de un tiempo que pasó y que marcó muy profundo en la vida comunitaria.

Leonardo Capristo, especialista en vida y obra de Carlos Gardel, a propósito del Bar Milazzotto, recordaba las épocas de esplendor del ahora desaparecido bar. “Era notable ver, todos los días, alrededor de las 11:30 horas, la concurrencia de trabajadores de la construcción, cita obligada para hacer un alto en las tareas y compartir un grato momento, saboreando un exquisito vino moscato acompañado de maníes”.


Muchos de aquellos obreros, remarca Capristo, solían higienizarse cara y manos en el bar y luego de la rápida “picadita” continuaban con su rutina laboral en distintos lugares de la ciudad. Obviamente la tertulia mañanera resultaba propicia para compartir alguna partida de mus, tute o truco.

Y otro detalle para destacar, era la gran cantidad de sulkys y bicicletas que a los mediodías y al atardecer se estacionaban en las aceras del boliche, configurando un paisaje digno de haberlo plasmado en alguna obra pictórica como testimonio del Pehuajó de otros tiempos.

Muchos pobladores recuerdan al lugar, porque en la manzana de enfrente, hoy Colegio Nacional, paraban circos y parques de diversiones. El bar Milazzotto era punto de referencia en ese sector de la ciudad.

Hace 40 que conocí al papá de los chicos y ya estaba .es más yo era chica y cuando venían los circos o parques de diversiones enfrente mi viejo se cruzaba a saludar s la abuela fortunata era la Sra de Ángel que era su madrina...

El Bar Milazzotto o el boliche de Milazzotto ya es parte de la historia pehuajense, se suma al recuerdo de otros lugares de encuentro que fueron desapareciendo en la ciudad. Marcaron una época y fueron protagonistas de acontecimiento de diversa índole.
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