“Personas con un corazón gigante”

Felix Peyre
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Otro de los jóvenes bomberos voluntarios. Sentía la sirena y se desesperaba. Ingresó como cadete y su sueño de «servir a los demás» se hizo realidad. Ama la tarea y valora el espíritu de respeto y compañerismo que late en el cuerpo de bomberos.

Tras concluir una jornada de trabajo como pintor, Nicolás Joel Nieves (20), en su casa junto a su familia, nos habla de su rol de bombero voluntario, donde si bien tiene una corta trayectoria resulta suficiente para corroborar una vocación de servicio que viene desde la niñez.

«Siempre -de chico- sentí algo por bomberos. Me desesperaba cuando sentía la sirena y enseguida quería saber qué era lo que pasaba. Y siempre los tuve como personas con un corazón gigante capaz de ayudar a quien sea sin importar quien sea». Claro y contundente al definir su decisión de ser bombero voluntario.

«Decidí entrar en el 2014 cuando abrió la escuela de cadetes. Yo tenía 16 años y tomé la decisión. Fue hermoso iniciarme en el cuartel desde chico porque aprendí muchos valores. No sabría decirte bien la cantidad de cosas que aprendí, pero lo que sí sé es que nunca pensé lo hermoso que sería ser bombero voluntario».

La etapa de capacitación es fundamental. Al respecto, Nico sostiene que «fue linda, porque ahí conocí a mis compañeros, osea los que se iniciaban junto conmigo. Entre todos íbamos llevando a cabo nuevas experiencias sobre la actividad bomberil y nos íbamos integrando cada vez más».

Y obviamente el anhelado ingreso al Cuerpo forma parte de los momentos inolvidables. «Sentí mucha emoción, era un sueño que se me estaba haciendo realidad. Cuando entré que estaba de cadete siempre veía a mis actuales compañeros y me preguntaba: ¿alguna vez yo estaré en esa formación, me subiré al camión para ayudar a la gente?. Hoy puede decir -enfatiza- que sí, que todo se puede y se logra cuando se tienen ganas y se esfuerza por lograr esas metas».

RECUERDOS Y LA OBSESIÓN POR LA SIRENA

Pese a su corta experiencia, ya hay episodios que recuerda de manera muy especial. «La primera vez que salí a una emergencia fue un día, a las 11 de la noche, estábamos charlando con dos compañeros fuera del cuartel y suena el teléfono; el cuartelero toca la sirena y nos fuimos a cambiar. No se sabía si podíamos salir todavía, entonces nos paramos con mi compañero a lado del camión, esperando que alguien nos diga suban. Y veíamos que iban llegando mis compañeros y por ahí llega un superior y nos dice que subamos. No te puedo explicar la felicidad que tenía. Así que salimos, yo iba adelante tocando sirena. Más feliz todavía. Fuimos a un galpón, donde se había incendiado manzanilla. Cumplimos con el servicio y regresamos. Fue mi primera experiencia».

Y Nicolás agrega enseguida: «Siempre sostengo que para ser realmente bombero voluntario no precisás un año o dos años. Precisás varios años en la profesión y ahí sí podés contar mucho más, pero con la antigüedad que tengo no».

-¿Nico, se vive pendiente de la sirena, verdad? ¿Qué te pasa cuando suena?
-«Sí, es algo que me enloquece y me hace poner la piel de gallina cada vez que suena. Y saber qué es para ir a ayudar a alguien como ya dije sin importar quien sea....».

Y al preguntarle: ¿Hace bien servir a los demás?, responde sin titubeos: «Sí. hace muy bien. En mi caso me siento orgulloso de poder servir a la comunidad sin importar nada. Amo la profesión que elegí».

EL APOYO FAMILIAR

Y la vida del bombero sin el apoyo del entorno familiar quizás sería medio contradictoria. Al respecto, Nieves sostiene: «Desde que tomé la decisión de ingresar a la institución siempre tuve el apoyo familiar y es muy lindo que tu familia te apoye en lo que uno hace. Ingresé con más seguridad porque ya sabía que tenía el apoyo de mi familia. Y es el día de hoy que me acompañan y me aconsejan. O tal vez será -acota- que seré muy familiero y estoy re orgulloso que mi familia me acompañe. Son mi sostén y no sabría para dónde arrancar sin el apoyo de ellos».

Y agrega, feliz ante la mirada de sus padres y de la abuela: «Mirá si no serán compañeros que en alguna madrugada no tenía en que ir, despertaba a mi papá y le decía hay había emergencia. Se levantaba y me llevaba hasta el cuartel».

Finalmente al pedirle una sugerencia para quienes deseen ser bombero voluntario, Nicolás remarca: «Que lo intente, ni lo dude, yo le puedo asegurar que va a aprender muchas cosas sobre todo el respeto y el compañerismo que son dos pilares fundamentales. Sé que siempre hay gente que se quiere integrar como me pasó a mi. Metanlé para adelante, que si lo hacen con amor les va a ir muy bien».

Como tantos otros bomberos, Nico transmite sus sensaciones y contagia el beneplácito que le provoca la tarea de servicio a la comunidad. Nos vamos y nos deja dos reconocimientos, uno «a los instructores que tuve por el aprendizaje que me brindaron» y otro «a todos mis compañeros por el respeto que tienen hacia mi persona.»

Que más se puede agregar. Cada mes, en esta sección, todos nos sentimos un poco bombero, un poco más solidarios, y comprendemos que sin integrar el Cuerpo bomberil, podemos extender una mano para apoyar a quienes arriesgan todo para asistir a sus semejantes.

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