Ese humilde médico rural

Felix Peyre
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Fue recordado en todo el mundo el pasado 9 de mayo al cumplirse 50 años de la creación del bypass, por parte del talentoso argentino quien revolucionó la cirugía cardiovascular y con la aplicación de su técnica salvó a millones de personas en todo el planeta. Transcurrió medio siglo. El 9 de mayo de 1967 el Dr. René Favaloro comenzó a hacer historia en la medicina cardiovascular. Ya no está fisicamente pero su legado está intacto y su técnica, generada en la clínica Cleveland de Estados Unidos, siempre vigente.
La Fundación por él creada sigue su derrotero, a pesar de los vaivenes de sustentabilidad afrontados. El legado social y el compromiso de Favaloro por la salud, por su país y su gente está intacto. Renunció a ser el cardiocirujano número 1 en el mundo para retornar a su tierra y dar todo por ella.

Un ejemplo como pocos. De amor a la patria y de vocación de servicio. El 12 de abril de 1987, quien suscribe junto al recordado José Pérez Gegena, luego de un encuentro del Papa Juan Pablo II con el mundo de la cultura, la educación, el arte y la ciencia, realizado en el Teatro Colón, tuvo la inmensa dicha de entrevistar al Dr. René Favaloro.

Fascinados por su presencia y tentados como cualquier periodista del interior, lo interceptamos cuando se disponía a salir del Teatro, ante el saludo de la multitud. No tuvo ningún reparo en acceder a la requisitoria. Me parece verlo, si hasta nos puso su mano sobre la espalda al saludarnos. Y antes de las preguntas pensadas, nos interrumpió y él nos dijo. “Che, antes que nada, como están por Pehuajó. Leo que están inundados y la pasan bastante complicados. Cuentenme, me interesa, siempre pasaba por esa zona cuando iba a mi querido Jacinto Aráoz, a la Pampa”...

Así era Favaloro. Simple, campechano, atento, educado, de expresiones sencillas, claras, y una humildad incomparable. Fue un encuentro breve pero trascendente, inolvidable. No representabamos a un medio nacional, éramos dos desconocidos, dos periodistas del interior que habíamos sido convocados al encuentro con el Papa, precisamente por la tarea de servicio en el ámbito rural. Y ese día además de conocer el Santo Padre y recibir su mensaje y bendición, pudimos estrechar la mano y dialogar con aquel médico rural al que tanto le debemos varias generaciones.

Habría mucho para agregar, pero lo expuesto es suficiente. Valga la recordación como homenaje al cincuentenario del bypass, como valoración y reconocimiento a un médico con mayúsculas y un argentino por excelencia. Ese hombre que asumió desafíos y sacrificó su vida para salvar la gran obra que supo concebir. Ese hombre que dejó marcas muy profundas que no todos solemos tener en cuenta.

Ese médico rural que solía decir:
-”Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías”. (Congreso de Bioingeniería, Argetina, 1999).

-”Ha llegado el momento, insisto, de detener el girar constante de nuestro planeta. Examinarlo, examinarnos, hacer el diagnóstico correcto y buscar todos juntos el tratamiento adecuado. Sólo lo lograremos si entendemos que estamos convocados por un compromiso ineludible: debemos luchar por una sociedad más justa y equitativa, sin prejuicios de ninguna índole”. (Glacier Park Lodge , Montana, Estados Unidos, 1993).

-”Si no tomamos conciencia del desastre ecológico que el hombre ha desatado en nuestro planeta -la Argentina no queda excluida- las consecuencias serán terribles. Todos debemos comprometernos a luchar sin descanso por la rehabilitación del aire, el agua y la tierra”. (De “De La Pampa a los Estados Unidos”, 1992).

-”Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir responsabilidades las mayores caerían sobre las clases dirigentes. ¡Si resurgiera San Martín caparía a lo paisano varias generaciones de mandantes!”. (De “Recuerdos de un médico rural”, 1980).
-”Ha llegado la hora de trabajar con humildad y modestia verdaderas. Hay que aprender a no marearse con las alturas de la montaña. En la montaña de la vida nunca se alcanza la cumbre. (Glacier Park Lodge , Montana, Estados Unidos, 1993).
Huelgan los comentarios.

Chico Feo (Félix P. Peyrelongue)
chicofeo52@hotmail.com

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