Por los niños, las familias y los enfermos

Felix Peyre
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Desde febrero de 1998, los devotos de Nuestra Señora de Lourdes todos los 11 de cada mes se encuentran en la pequeña gruta ubicada frente a la sede de OBROIN, sobre calle Carlos Pellegrini. Allí, ante la imagen de la Santa, rezan el rosario y piden por las familias, los niños y los enfermos.

Y el 11 de febrero, se lleva a cabo la tradicional procesión en honor a la Virgen de Lourdes. Es la única que se realiza con antorchas, porque el agua, la roca y las velas son los signos de Lourdes. La vela representa la luz de la fe. Esa luz es Cristo: «Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8,12).

POR QUÉ EN OBROIN
La convecina Ángela Potenza, devota de la Virgen de Lourdes, señala que “en 1998 fue donada a la parroquia San Anselmo una imagen de Lourdes. Con el padre Carlos Torres se pensó en un lugar adecuado para entronizarla. Teniendo en cuenta el origen, debía ser un lugar vinculado con la niñez, donde hubiera chicos. Fue así que mediante conversaciones con la entonces directora de OBROIN, Elisa Cerdeira de Fontela, se aprobó llevarla allí. Se coincidió con la idea, la entidad hizo la construcción necesaria y la gruta de Nuestra Señora de Lourdes se hizo realidad”.

Ángela recuerda con emoción la jornada de entronización, que contó con la presencia de la hermana María del Carmen Rovira, perteneciente a la congregación de religiosas que honran a la virgen de Lourdes. Fue un acontecimiento pleno de regocijo y fe, que se extiende hasta nuestros días.

Si bien los 11 de cada mes tienen una motivación particular, es dable observar creyentes que en forma expresa o como parte de las caminatas cotidianas hacen un alto, en OBROIN, frente a la gruta de Lourdes, para agradecer o hacer peticiones.

Otro camino de fe a tener en cuenta.

EL ORIGEN
El 11 de febrero de 1858, tres niñas, Bernadette (Bernardita) Soubirous, de 14 años, su hermana Marie Toinete, de 11 y su amiga Jeanne Abadie, de 12 salieron de su casa en Lourdes para recoger leña. Camino al río Gave (Francia), pasaron por una gruta natural donde Bernadette escuchó un murmullo y divisó la figura de una joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, para luego desaparecer.

Por un período de cinco meses, la Virgen se le apareció a la niña, en medio de multitudes que se acercaban para rezar y poder observar a la hermosa señora, pero la Virgen sólo se le aparecía a la niña. En reiteradas ocasiones, Bernadette fue víctima de desprecios y burlas por parte de las autoridades eclesiales y civiles de pueblo, pero la niña se mantuvo firme en su fe mariana sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado: la construcción de una capilla sobre la gruta y la realización de una procesión.

Luego de la última aparición ocurrida en 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, Bernadette ingresó a la orden religiosa de las hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, y permaneció allí hasta su muerte a los 34 años de edad.

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