Siempre “en buenas manos”

Felix Peyre
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La aventura comercial comenzó en 1961 cuando Carlos Rossi y Enrique Cabarcos decidieron asociarse, siendo empleados de Riscino. Años después lograron independizarse y sumaron a la sociedad a Nolberto Rodríguez Fuentes. Juntos pudieron crecer y Rectificación Pehuajó se convirtió en unas las firmas históricas de la ciudad y la región. En los 90, se incorporó Miguel Marsero y consiguieron renovar energías e ir por más. En la actualidad, Cabarcos y Rodríguez Fuentes ya no forman parte de la empresa, y son Rossi y Marsero quienes continúan por el sendero de la rectificación automotriz.



Comenzaba la década del sesenta cuando Carlos ‘Cacho’ Rossi y Enrique ‘Flaco’ Cabarcos iniciaban una linda aventura. Con unos pesos prestados, los dos “jóvenes corajudos” lograron comprar un torno. En aquel momento, en 1961, los pehuajenses eran empleados de Alejandro Riscino y trabajaban día y noche para poder lograr algún ingreso extra y así terminar de pagar la primera adquisición.

El trabajo dio sus frutos, y en 1963, viajaron a Trenque Lauquen a comprar máquinas de rectificar usadas, con las que empezaron a realizar trabajos en forma independiente. Pero no todo era color de rosas: tuvieron que aumentar las horas de trabajo para poder pagarlas. “Eran momentos muy difíciles, pero nosotros no teníamos nada que perder y podíamos aportar toda nuestra capacidad de trabajo, siendo tan jóvenes…”, explicó Rossi en una entrevista al diario Noticias, hace una década.

Ya en 1964, y con pretensiones de seguir creciendo, Cacho y el Flaco se asociaron con Nolberto Rodríguez Fuentes, para reforzar la parte administrativa. La unidad significó un gran empujón para iniciar una etapa más comprometida. Así fueron adquiriendo más maquinaria, siempre trabajando en un “sucuchito”, hasta que en 1968 se trasladaron al histórico edificio, que comenzó a construirse en 1966 cuando se adquirió el predio. De esta manera, se inició una nueva etapa, con la mente puesta en una empresa siempre en crecimiento.

La nueva sociedad entre Rossi, Cabarcos y Rodríguez Fuentes comenzó el 5 de octubre de 1964 y se denominó Nueva Era S.A., siendo el nombre de fantasía Rectificación Pehuajó. “Aquella firma cumplía los fines que teníamos proyectados. Siempre hicimos proyectos de no muy largo alcance, pero sí con vista a cubrir cosas que nuestra zona estaba adoleciendo”, le contó Rodríguez Fuentes a Noticias en 2004, hoy retirado de la empresa.

El primer taller de Nueva Era estaba en un galpón prestado, frente a la estación del tren Provincial. Tras la llegada del tercer socio, la empresa se afianzó y comenzó a crecer. El Flaco Cabarcos, hoy radicado en General Roca, Río Negro, recordó aquellos inicios y aseguró que “Rectificación Pehuajó es parte de mi vida, yo soy parte de ellos. No tengo ninguna duda que es así, porque lo siento muy profundamente”.

“Trabajamos muchísimo. Éramos gente de trabajo y todos los que han pasado se han acostumbrado a ese ritmo, y no les ha ido tan mal, miren si no a los muchachos de RectiSur, que eran empleados nuestros, Catelani, y un montón de gente que se independizó, como Hugo López. Muchachos que seguramente entendieron que en esto del trabajo, es hacer las cosas lo mejor posible y ser honesto con uno mismo y con el cliente”, explicó Cabarcos, cuando la empresa cumplió 40 años.

Y para finalizar, agregó: “Rectificación Pehuajó es parte mía, toda esa gente que está ahí es parte mía también, es como un hijo. Con Cacho, primero, y después también con Beto, armamos todo eso. Es gente espectacular, toda, como Jorge Medina, Paco Alemany, Bochín Marsero, y nada puedo decir de Rodríguez Fuentes que es el padrino de mi hija menor, de Cacho con quien tenemos una historia en común, de cosas buenas, alegres y tristes y de mucha lucha también”.

En la década del noventa, la empresa comenzó a incursionar en una “renovación necesaria” y se sumó al equipo de trabajo Miguel “Bochín” Marsero, quien siempre fue considerado por el resto de los integrantes de la firma, como la “sangre nueva” para continuar una senda que los iniciadores.

Al respecto, Marsero expresó que “en el año 90 ingreso a la firma, también con un crédito, como ellos al principio, sólo que a mí me lo dieron mis actuales socios, algo que agradezco permanentemente porque se trató de una actitud muy importante, esta posibilidad de acceder a la empresa que me enorgullece”. De esta forma, compartió, aprendió y aportó al crecimiento, “y pretendemos crecer aún más. Lo vamos a hacer porque nos hemos trazado un objetivo que es poder brindar alguna fuente más de trabajo para nuestra ciudad, además de crecer en lo personal”.

LA ACTUALIDAD DE NUEVA ERA



Hoy, al celebrar los 50 años de la empresa, Marsero y Rossi, coinciden en señalar: “Podemos decir que en medio siglo hemos cosechado innumerables satisfacciones como haber tenido un constante crecimiento, comercial y tecnológico. Haber contraído una entrañable amistad con nuestros clientes además de la faceta comercial. Haber podido generar trabajo para un montón de gente que están acompañándonos y que han pasado a través de los años Y por supuesto sentirnos orgullosos del concepto comercial que hemos logrado en todos estos años con proveedores, clientes y personal”.

En diálogo con Mirá, los pehuajenses intentaron develar cuál fue la clave para llegar al cincuentenario de la empresa: “A nuestro criterio, la clave para transitar tantos años en un mercado tan variable como es el de nuestro país, es fundamentalmente nunca dejar de trabajar con responsabilidad, mantener la calidad de los repuestos que se colocan, honestidad comercial y una férrea administración”.

Podemos agregar, que a pesar de estos tiempos tan difíciles que nos están tocando transitar, seguimos apostando al trabajo, anexando a nuestros talleres una casa de repuestos con accesorios de motor, como así también invirtiendo en una planta de desarme y lavado, a los efectos de cumplir con las normas de contaminación. Como también agradecemos a la responsabilidad y el empeño con que trabaja el personal que nos acompaña”, finalizaron.

Es evidente que los objetivos sustentados por los iniciadores están intactos. Y de manera muy especial esa línea de conducta basada en la responsabilidad, la correcta administración, la calidad de productos y servicios, y la honestidad comercial. Como bien lo expresa es slogan acuñado hace 50 años, siempre “en buenas manos” con “gente macanuda”.
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