La canción de cuna

Felix Peyre
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En este mundo de cambios continuos y acelerados, donde todo parece ser instantáneo y fugaz, algunas tradiciones logran, sin embargo, mantenerse en pie. Es el caso de las llamadas “Nanas” o “Canciones de cuna”, esas melodías suaves y lentas, cuyo único fin es arrullar a los bebés, ayudándolos a relajarse y conciliar el sueño.

Combinación armoniosa de música y poesía, las Nanas dan testimonio del afecto y el cuidado por parte del adulto, permitiendo que entre éste y el bebé se genere un diálogo pleno de emotividad y significatividad.

Si bien el bebé no es aun capaz de comprender el significado de las palabras que se le dirigen, el carácter suave, tranquilo y melodioso de la música que las acompaña, junto al matiz afectivo de la voz, le permite comprender el mensaje, y participar así de este diálogo único, que lo sume en la calma y le confiere seguridad, acompañando de este modo su entrada en el sueño.

Todas las culturas del mundo tienen sus propias formas de Nana, las cuales presentan en cada lugar las características musicales y poéticas propias del folklore de la zona. Las nuestras, como es de esperar, tienen sus orígenes en el cancionero español popular, y fueron transmitiéndose oralmente de generación a generación, en algunos casos sin modificación alguna, y en otros, con variaciones que las renuevan, enriquecen y adaptan a los nuevos tiempos.

En cualquiera de los casos, las Nanas presentan una permanencia que teje, a través del tiempo, un hilo invisible entre las sucesivas generaciones de una misma cultura.


Colaboración
Prof. Ariadna Cinel / Carlos Otero
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