El 21 de enero falleció Héctor “Fulvio” Rivas. No pudo soportar una dolencia que desde hace algunos años lo alejó del quehacer comunitario.El año pasado, intentamos una nota homenaje pero no fue posible. Por ello, hoy al compartir el dolor de su querida familia, plasmamos en esta líneas un modesto tributo.
Fue un destacado cantor. En sus inicios, incursionó con las orquestas “Re-fa-sí”, junto al violinista Juan Biafore, y con “Los Rítmicos”, dirigida por el bandoneonista Francisco Logioco.
Luego, disfrutó y compartió escenarios en Buenos Aires. Actuó con el cuarteto de Ricardo Pimentel, con quien grabó el vals “Amante corazón” y el tango “Puente Alsina”. Actuó en radio Libertad en el ciclo “Orquestas de mi ciudad”, apadrinado por Floreal Ruíz y Héctor Palacios. Además, en la noche porteña, alternó con vocalistas de la talla de Jorge Durán, Enrique Campos y Argentino Ledesma.
También pisó las tablas y en el Teatro de la Máscara fue protagonista en la obra “Pedido de mano”, dirigida por Luis Divita. Y cuando cantaba, con un don muy especial, teatralizaba los tangos.
Por razones personales dejó la Capital y retornó a Pehuajó y siguió su vocación junto a Choli Ongaro. Más tarde, sin desatender su actividad particular, cultivó su pasión tanguera en forma permanente. Donde lo llamaban Fulvio estaba presente, sin pedir nada, quizás íntimamente solo el aplauso que premiaba sus actuaciones. Emilio Guajardo, otro tanguero de excepción, en 1983, lo calificó como “querido, admirado y respetado”.
En la faz comercial, su pizzería “Fulvio” marcó toda una época en Pehuajó. Y allí, en la década de los años 80, se generaron las primeras peatonales en el centro de la ciudad. Actuaban valores locales y Fulvio, dejaba el horno y el mostrador por un rato, para deleitar a la gente con alguno de sus tangos preferidos.
En Pehuajó con “Malena” o “Lucesitas de mi pueblo”. En la noche de Buenos Aires, con Corrientes y Esmeralda, Fulvio ¡siempre presente!
