El ruido y la comunicación

Felix Peyre
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Como ya vimos en la columna del número anterior, actualmente llevamos una vida signada por un nuevo tipo de contaminación: la contaminación sonora, es decir, la contaminación provocada por el exceso de ruido.

Esta contaminación, que en principio estaría dada por el ruido de las calles, el tránsito, las maquinas, etc, se introduce también en nuestros hogares, y se refleja en situaciones como mirar la televisión o escuchar música a niveles de volumen excesivos.

Ahora bien, si pensamos que toda comunicación verbal se da por sobre un fondo sonoro, no es difícil imaginar lo que sucederá si ese fondo esta, de por si, en un nivel de volumen muy elevado: comenzaremos a gritar cada vez más, tratando de sobrepasar los sonidos “de fondo”. Es así que no bajamos la tele o la música, elevamos nuestra voz, y resulta que de a poco nos vamos acostumbrando a hablar gritando. Lógicamente, esto interfiere en la calidad de la comunicación.

Situémonos ahora en un aula de escuela: entre 20 y 30 chicos y un docente que, habituados a tener que sobrepasar niveles elevados de ruido de fondo, sustituyen el “hablar” por el “gritar”. Esto afecta directamente al aprendizaje de los alumnos, en tanto la contaminación sonora provoca dificultad en la concentración y atención, y bajo rendimiento, sumándole a esto la imposibilidad de sostener una comunicación que se desenvuelva a niveles sonoros adecuados.

¿Cómo revertir esto? Como en muchas otras circunstancias, lo mejor es comenzar por casa: utilicemos la televisión o los equipos de audio a niveles sonoros moderados, y si queremos sostener una conversación, lo mejor será que silenciemos estos artefactos, o al menos que reduzcamos el volumen de los mismos. No olvidemos que una charla de calidad, sea con nuestros hijos, pareja, o amigos, requiere un fondo sonoro que nos permita expresarnos, y también escuchar al otro, sin interferencias, hablando sin gritar.

Tomemos conciencia de la necesidad de recuperar la sana comunicación, y contribuyamos a que esta se torne posible, reduciendo los ruidos de fondo, tanto en las calles, los hogares, como en las aulas.

* Ariadna Cinel y Carlos Otero. Taller Musical "Manos a la obra"
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