Es muy simple "si no se vende, no se cobra"

Felix Peyre
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Miguel De los Santos, luego de trabajar en la recordada firma Arrese, Massola y Cía, comenzó a trabajar como viajante en enero de 1977, actividad que continúa actualmente habiendo alternando en distintas empresas y marcas, pero siempre asumiendo la tarea con la responsabilidad y el espíritu de sacrificio que la misma implica.

Miguel, rememora los tiempos en que viajaba para una perfumería de Luján, los 15 años con la firma pehuajense Sánchez y Acaino, otra época con Horacio Medina y el presente con una empresa de Mar del Plata, dedicada al rubro de bazar, con quien trabaja desde el año 2008, cubriendo principalmente zonas bonaerenses.

Y a propósito de los tiempos idos, señala “antes era muy distinto, viajar era otra cosa, cada empresa tenía su viajante. Luego, a raíz de los vaivenes económicos todo cambió. Aparecieron los grandes mayoristas y las distribuidoras, que en la actualidad también tienen viajantes pero ya es diferente. Y viajantes de fábricas empezaron a desaparecer, ya quedan pocos”.

Miguel, a modo de balance de tantos años “viajando” remarca los esfuerzos y sacrificios que requiere la actividad. De pronto, comenta “ves que la familia queda un poco olvidada, solo estás con ella los sábados y domingos, y el resto de la semana vivis alejado, pero no hay otra opción, porque es muy sencillo “si no se vende no se cobra”. Antes si te pagaban todos los gastos, hasta amortización de vehículo, y ahora no, tenes que ser monotributistas, en relación de dependencia ya no queda nadie!.

Como paradoja de esa ausencia en el seno familiar, se valora el apoyo y la comprensión de los hijos y la esposa, que en definitiva es quien contiene y toma las riendas del hogar. Y al evaluar los resultados, Miguel se “siente satisfecho, pero hasta por ahi nomás” porque si bien el sacrificio le ha permitido sostener su familia y afrontar el estudio de los hijos, uno ve que se hicieron grandes los chicos y mucho no se pudo ocupar, siempre fue la madre la que se tuvo que ocupar”

Si bien en todo trabajo -afirma- “algo de sacrificio hay que hacer” y de sus palabras se desprende un dejo de nostalgia por los momentos, que por estar “de viaje”, no pudo compartir con sus seres queridos, y aunque el balance final sea positivo queda en suspenso -en la intimidad de Miguel- esa cuota de ausencia no deseada pero que impone el medio de vida que eligió.

Si nos detuviéramos en recuerdos y anécdotas, habría para llenar muchas páginas con las vivencias de un viajante, ese ser humano que detiene su andar solamente los fines de semana, aunque ya el domingo está pensando en el itinerario que le espera a partir del lunes.

Un oficio muy particular, donde hay que tener “espíritu de sacrificio y olvidarse de muchas cosas”. Un oficio cuyo futuro se percibe un tanto incierto, porque si bien se redujo el campo de acción por los motivos señalados, hoy no es fácil conseguir viajantes, dispuestos al sacrificio y a las inevitables exigencias que se deben afrontar. Los tiempos y las costumbres han cambiado.

Miguel De los Santos, como tantos otros viajantes, que todos los días suman “kilómetros” a sus vidas (hoy con movilidades propias o de terceros), rememora aquellos tiempos en que se dependía de los horarios de los micros o trenes, según el lugar, y las odiosas esperas desde el amanecer hasta la apertura del comercio.

Compartimos un lindo rato, de buenos recuerdos y de los otros también. Queda mucho por ventilar en la valija o en el maletín del viajante. Miguel, agradecido, nos despide con una sonrisa, la misma que horas después, cuando inicie el recorrido semanal, le dejará a su esposa junto con el “buen viaje y hasta el próximo fin de semana”...




Aquellos viajantes..!

Alumnos de Colegio Nacional y de la Escuela Normal, en el año 1942, participaron de un concurso literario para estudiantes secundarios, en adhesión al Día del Viajante.
Se presentaron 17 trabajos. Ganó el primer premio (medalla de oro) Rosa A. Palacio Piñeiro, alumna de 4° año de la Escuela Normal Mixta, bajo del seudónimo de “Cassandra”. El segundo premio fue para Etelvina Lozano (3er. Año Normal) y el tercero para Oscar Bolasini, del Colegio Nacional.
Reproducimos el trabajo ganador, donde se puede apreciar el estilo de redacción de los estudiantes de aquella época. Fue publicado en la edición especial de la revista de los viajantes, en el año 1942:
“Caravana laboriosa que cruzas los caminos de la República pregonando una causa de progreso; soldados conscientes de vuestro deber que rechazáis las comodidades y la vida fácil con tal de cumplir la consigna de vuestros superiores; legionarios intrépidos y arrojados que luchando con todo y contra todo, sin temor a la naturaleza, envidas, competencias desleales, corréis por los caminos llevando por bandera un hecho de superación y adelanto y por ideal el bienestar de todos vuestros hermanos; caminantes del progreso que andáis y trabajáis sin descanso, hasta que os vence la fatiga, encontrando al final de vuestra meta el triunfo o la derrota, la superación o el olvido.

Triunfo o superación que no os envanecerá porque todo triunfo logrado por la fatiga y el trabajo enorgullece, pero no envanece. Os enorgullecerá porque una voz que vendrá de todas partes os dirá: habéis triunfado, valientes Viajantes de Comercio, habéis triunfado y la patria os agradece, pero no por eso os recostéis en los laureles, porque la patria mucho necesita todavía de vosotros, como necesita del soldado para que defienda sus fronteras y sus leyes.
Y si el final de vuestra meta es la derrota o el olvido, no os abatáis, pues también habrá una voz que os dirá: levantaos nuevamente, nobles caminantes, fieles legionarios, valientes soldados, levantaos y comenzad de nuevo vuestro camino que el pueblo os necesita para subir más alto en la escala que lleva a la cumbre del progreso; levantaos, comenzad de nuevo y encontraréis como premio de vuestros sacrificios el agradecimiento de todos.
Así os presentáis a mi mente, a mi imaginación de estudianta, héroes del trabajo que sembráis la perseverancia, la fe y el optimismo.
Y como término a estas pobres líneas, os digo: que la suerte os acompañe y que DIOS siembre en vuestro camino la semilla fecunda del triunfo.


1° de octubre / Día del Viajante
Edición 1942 Talleres gráficos El Pueblo

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